Dar a conocer y entender medianamente qué es la Cábala a través de un escrito -y en tan reducido espacio- es una pretensión tan inútil como escribir en el agua, que sólo encuentra sentido en querer perforar una minúscula fisura para visualizar “algo” acerca de un tema vasto, complejo e inacabable en sus interpretaciones, y que a la vez constituya un desafío para quien desee profundizar en él.
Sustentado en tales premisas, afirmo que nadie ignora más sobre este tema que yo. Definir qué es, cuáles son sus características, los objetos de su filosofía, así como sus principales postulados, remitirán a la ineluctable implementación de una investigación más profunda, en cuyo trayecto se adquirirá un cierto conocimiento.
En tal tenor, encontrar bibliografía sobre Cábala no es fácil. El material existente es escaso, es un tema poco tratado, se confunde con las cábalas sociales (persignarse, dar tres vueltas alrededor de algo, evitar saltar de la cama con el pie izquierdo, evitar cruzarse con un gato negro… y todos aquellos rituales supersticiosos u obsesivos), amén que los diferentes textos que se encuentran en Internet generalmente crean confusión.
La Cábala o Kabala es de origen judío y proviene de la palabra kibel: “recibir”, “tradición”, conteniendo raíces en las tribus antiguas del Oriente Medio. Es una forma de interpretar el Universo, el Todo.
Pero también es un constructo mediante el cual nos podemos relacionar y poner en armonía con éste y con las leyes que lo rigen.
Iniciarse en la Cábala es tender un “puente” con otras “realidades”, manteniéndonos unidos a éstas como un lago lo estaría con el océano a través de corrientes subterráneas. Cada vez que su nivel subiese o disminuyera, no podríamos interpretar la causa.
Una analogía similar encontramos en la propuesta de Ralph Lipton, quien afirmaba que la única manera que un habitante de las profundidades marinas tomara conciencia de la existencia de otras criaturas, de otras formas de vida, sería emergiendo a la superficie, y comprobar que ésa no es la única “realidad” existente.
Como religión, la Cábala es una interpretación mística y alegórica del Antiguo Testamento judío, cuyo pilar sostiene al Árbol de la Vida. Cuenta la leyenda que los primeros en recibir estos conocimientos acerca de Dios y las verdades de la creación fueron los Ángeles. Abraham habría revelado parte del sagrado conocimiento a los sacerdotes egipcios.
Así como la leyenda que pendía sobre los portales de la antigua Escuela del Misterio que rezaba: “Conócete a ti mismo”, así también Cábala se puede definir como el conocimiento del Todo (cosmos, universo) a través del estudio y el cumplimiento de normas y preceptos superiores.
Pero todas esas elucubraciones son un pálido reflejo de la Cábala inmemorial, sabiduría que explicaría con profundidad y de manera secreta lo que es el Universo, cómo es el Todo, de qué se trata el macrocosmos y cómo se relacionaría con el microcosmos. También se relaciona con la vibración, ya que cada átomo existente está emitiendo permanentemente vibraciones.
A través del cultivo de la Cábala, se abriría un camino espiritual que explicaría el por qué, el cómo y el qué de todo cuanto ha angustiado y preocupado a nuestra especie: ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la vida? ¿Qué es Dios? ¿Qué es la eternidad? ¿Qué es el alma? ¿Qué es el hombre? Y muchas otras.
Cada una de dichas interrogantes dependen de la capacidad de abstracción, conocimientos y creatividad personales de quien las formule, ya que se podrían generar pocas o cientos de ellas. La Cábala abriría las compuertas de nuestra mente para que de ella salgan preguntas que traeríamos en nuestra filogenia desde que nacemos, pero que a lo largo de nuestra existencia jamás intentaríamos darles respuestas.
Una especie de “tercer ojo” situado en alguna parte del alma o del espíritu (hay que tener clara la definición de ambos conceptos).
También permitiría interrogarnos -trascendentemente- si como especie biológica, ¿estamos predestinados, “condicionados”, o tenemos libre albedrío…? La interpretación de la Leyes Naturales ¿es la única existente?… ¿o existen otras “Leyes Naturales” por sobre la comprensión humana?
Quizás la existencia de nuestra especie se asemeje a la de una oruga que vive en una pequeña hoja de un árbol. Hasta que transmuta y le crecen alas. Entonces emprende vuelo y toma conciencia que habitaba en una hoja de miles que posee un árbol; árbol que es uno de miles de un bosque; bosque que es uno de miles dentro de la biósfera; biósfera que es una de muchas de la Tierra; planeta que es uno de millones que tiene nuestra Vía Láctea, la que a su vez es una de millones de galaxias…
Recordemos que sólo empleamos el 5 por ciento de nuestra capacidad mental, teniendo un potencial de 95 por ciento de capacidades no desarrolladas o poco desarrolladas. ¿Debería extrañar que algún día (si es que no se realizó en el pasado) se pudiera volar, dominar la materia, viajar a distintos planos y épocas, hacerse invisible, vencer enfermedades y a la Entropía Universal? Tema apasionante e inagotable, que hace recordar el principio del Kybalión: “El Todo no se puede comprender, es inaprensible para la mente humana”.
Jorge Valderrama Gutiérrez