La respuesta es un rotundo sí. Diferentes estudios han demostrado que asistir a clases de manera regular no solo mejora los aprendizajes, sino que también fortalece la convivencia, fomenta la disciplina y el compromiso, previene la repitencia y la deserción, reduce situaciones de riesgo social y desarrolla habilidades esenciales para el futuro. En otras palabras, ir a clases en forma regular cambia vidas y mejora la sociedad.
A pesar de esto, la realidad nos muestra otra cara: al registrar la asistencia, es común encontrar sillas vacías en la sala. Lamentablemente, parece haberse normalizado que un pequeño porcentaje de estudiantes opte por quedarse en casa sin una razón de peso para hacerlo. Este problema se ha agravado en Chile tras la pandemia: pasamos de tener un tercio de los estudiantes con ausentismo crónico a casi la mitad del curso en esta condición.
Pero ¿qué significa exactamente ausentismo crónico? Se refiere a los estudiantes que faltan al menos un 10% de las clases en el año, es decir, dos días al mes o 20 días al año. Puede parecer poco, pero no lo es: perder esta cantidad de clases equivale a la pérdida de una unidad completa, dificultando la comprensión de nuevas materias, dejando vacíos que serán difíciles de recuperar.
La buena noticia es que todos podemos ser parte del cambio. La fórmula es sencilla: compromiso y convicción. Si cada estudiante, familia y docente se compromete a lograr que su asistencia, la de su hijo o la de su curso, se acerque lo más posible al 100%, estaremos dando un paso firme hacia una auténtica revolución en la mejora de nuestro sistema educativo.
No estamos solos en este desafío. En los últimos años, el Ministerio de Educación ha incorporado dentro de sus focos la mejora de Trayectorias Educativas de sus estudiantes, promoviendo diversas estrategias para reducir la inasistencia. Además, iniciativas como Desafío TEP Constitución, un programa desarrollado en alianza entre la Fundación Educacional Arauco, el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile y el DAEM de Constitución, han demostrado que, con acciones concretas, las escuelas pueden superar el 90% de asistencia anual, asegurando que se cumpla esta condición fundamental para obtener aprendizajes de calidad.
La clave está en actuar desde el primer día del año. Porque, como nos recuerda Gabriela Mistral: “El futuro de los niños siempre es hoy. Mañana será tarde”.
Felipe del Real Della Maggiora
Director Territorial, Maule
Fundación Educacional