A nivel mundial hay más de 1.900 millones de adultos con sobrepeso, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los cuales más de 650 millones son obesos. Más preocupante aún es que 340 millones de niños y adolescentes padecen esta enfermedad. En Chile, la prevalencia de obesidad alcanza un 31,4% de la población de 15 o más años, mientras que el 75% se encuentra con algún nivel de sobrepeso, obesidad y/u obesidad severa.3
Si bien este problema está relacionado con un componente genético, la OMS advierte que los principales factores asociados son los hábitos poco saludables como una ingesta calórica demasiado alta y una baja actividad física.4 Sin embargo, a medida que avanzan los estudios e investigaciones científicas, se ha descubierto que elementos como dormir bien y de forma regular, podrían incidir mucho más de lo que se piensa en el desarrollo de la obesidad.
“El ciclo de sueño es importante para nuestra salud, debido a que regula nuestro sistema endocrino, es decir, el sistema que controla y ordena todas nuestras hormonas. Cuando nos da hambre o cuando sentimos saciedad, es gracias a diferentes hormonas, y si se descontrolan, terminamos cayendo en antojos o comiendo más de lo que deberíamos. Por eso debemos cuidarlo de la misma forma que cuidaríamos nuestros sistemas respiratorio, cardiovascular o digestivo” afirma Fernanda Carvalho, Directora Médica de Merck Chile.
La ingesta de alimentos es la principal vía de ingreso de nutrientes a nuestro organismo. Mantener una buena educación al respecto, es clave para no consumir más de lo que el cuerpo requiere para funcionar cada día con normalidad. Para el especialista en Obesidad y en Trastornos de la Conducta Alimentaria, Dr. Jaime González, es fundamental aprender a identificar el hambre física del hambre emocional, con el fin de no caer en la ingesta innecesaria de calorías que sobrecarguen el sistema digestivo y que, de no ser controlada, puede derivar en sobrepeso u obesidad.
“Existe más de un tipo de hambre y eso vuelve complejo el consumo responsable de alimentos. El hambre física se regula en el hipotálamo del cerebro y nos avisa cuando nuestro cuerpo requiere de nutrientes para funcionar. Pero también existe el hambre emocional, generada por un sistema de recompensa que invalida el hambre física y hace que el cuerpo pida más comida de la necesaria (incluso a veces cuando ya se ha alcanzado la saciedad), o se generen deseos apremiantes por un tipo de comida en específico, que son los llamados antojos” advierte.
El experto destaca la importancia de aprender a diferenciar los tipos de hambre, para evitar un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Si a esto se suman malos hábitos de sueño y ejercicio, es fácil llegar al sobrepeso y a la obesidad. No obstante, asegura que actualmente existen tratamientos farmacológicos específicos que pueden ayudar a controlar los antojos.
Por su parte, la Directora Médica de Merck Chile, coincide en que la obesidad es una enfermedad crónica que debe abordarse idealmente desde una perspectiva multidisciplinaria e integral, de manera que realizar dieta y ejercicio son factores importantes, pero no los únicos para tratarla. Es aquí donde un médico especialista puede ser el más adecuado para diagnosticar y elegir el mejor tratamiento o rutina ideal para cada caso, sumando incluso el apoyo de un profesional de salud mental, con el fin de complementar su tratamiento.
“Una persona que vive con obesidad tarda en promedio cuatro años en acudir a una consulta médica, con el fin de obtener tratamiento. Lo mejor que podemos recomendar es visitar a un especialista y comenzar a realizar cambios bajo su guía, para vivir una vida más saludable. Buscar ayuda es el primer paso y el más importante de todos”, concluyó Carvalho.