Al cumplirse el pasado 20 de agosto un nuevo aniversario del natalicio del padre de la patria, Bernardo O’Higgins Riquelme, fue oportuno recordar no solo su legado en la Independencia de Chile, sino también su lugar en la memoria nacional.
El historiador Alejandro Witker tuvo palabras especiales para eso precisamente en el diario de la ciudad natal del prócer, La Discusión de Chillán, en el que dejó su testimonio de admiración. sentimiento que basó, a su vez, en las palabras que tuvo Roberto Hernández Cornejo en 1920, para recordar la repatriación de los restos de O’Higgins, desde Lima, 51 años antes, en 1869.
Dicho traslado no fue solo un gesto de reparación histórica hacia uno de los héroes fundamentales de Chile, sino también un acto de reafirmación de la identidad nacional en un momento en que la joven república requería consolidar sus símbolos y héroes.
Hernández Cornejo subrayó que aquel retorno, impulsado tras largas gestiones diplomáticas, representó la restitución de la presencia de O’Higgins en la vida cívica del país y fue un hecho cargado de simbolismo, que buscó reconciliar al héroe con la patria, que en su tiempo lo había marginado con el ostracismo.
Witker, con motivo de los 247 años del nacimiento de O´Higgins, reiteró la trascendencia cívica y política de O´Hiigins, con sus palabras en La Discusión, que reproducimos también aquí. Esta ha sido otra forma de interpelar a la comunidad sobre el valor de la memoria, la justicia y la reparación histórica:
Regreso de O´Higgins
Señor Director:
Déjeme contarle que hace unos pocos meses descubrí un texto publicado en el Diario “La Unión” de Valparaíso (1-XI- 1920) perteneciente al historiador y periodista, Roberto Hernández: “Repatriación de los restos de Bernardo O’Higgins”. Es uno de los textos más conmovedores que he leído en un medio de prensa sobre un punto de la historia de Chile. Ha sido tanta la emoción que obtuve una copia y la debida autorización para publicarlo en Quinchamalí N° 28, que se encuentra en proceso, de parte del nieto del autor, Horacio Hernández, que preside la fundación Roberto Hernández en Talca.
Nuestros lectores, especialmente los de Ñuble, lo disfrutarán como una verdadera joya que marca el regreso de nuestro Libertador con su tierra y su pueblo en 1869. Desde la salida de Lima, discursos a la altura del momento, salvas de cañones navales de todos los barcos de distintas nacionalidades, surtos en la bahía y la pequeña caravana naval chilena que fue a buscar los restos. La caravana llegó a Valparaíso, impresionante recepción en el puerto, en la costa, en el tren que trajo sus restos a Santiago y que debía detenerse en el camino cuando cientos de personas se cruzaban en la línea para detenerlo y lanzar sobre el convoy flores y clavar banderas chilenas. La recepción en Santiago fue apoteósica. Nuestros lectores nos agradecerán.
Alejandro Witker
Historiador
Diario La Discusión de Chillán, 20 de agosto de 2025, pág. 3