Ante un salón repleto de académicos y estudiantes, la Universidad Católica del Maule inauguró un proyecto que abordará la desigualdad de género en los campos de la investigación y la innovación, con la finalidad de proponer buenas prácticas. La iniciativa, financiada por la Agencia Nacional de Desarrollo e Investigación (ANID), instalará un observatorio que caracterizará la realidad de las mujeres, tanto dentro como fuera del plantel.
“El observatorio servirá como faro orientador para nuestro quehacer interno, pero también entregará insumos respecto de la realidad regional. Esperamos que el espacio tenga relevancia nacional”, resaltó la directora del proyecto, Mary Carmen Jarur, durante el lanzamiento de la iniciativa que la institución se adjudicó a fines de 2024, en la convocatoria InES Género.
“Tenemos un recorrido de seis meses y el diagnóstico que estamos desarrollando, ya nos demuestra que los estudios cualitativos son necesarios. La expectativa es bastante alta, porque tendremos una mirada interseccional”, precisó Jarur.
La ceremonia, encabezada por el rector Claudio Rojas, contó con la participación de la directora de Equidad de Género y Diversidad de la UCM, María Paula Poblete; e integrantes de la Asamblea del Crin de Rari y Panimávida, en cuyo arte se inspiró la identidad gráfica del proyecto, representada por una mariposa.
“En el Maule alrededor del 5% de quienes se matriculan en carreras de ciencia, tecnología, matemática e ingeniería corresponde a mujeres, mientras que en el país la cifra es del 22,9%. Entonces, hay una brecha no tan solo entre hombres y mujeres, sino también a nivel regional y territorial. Por eso son importantes estas actividades, para incentivar a niñas a que ingresen a estas áreas y reducir la desigualdad”, dijo la Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Claudia Morales.
“Sexismo ambivalente”
El marco teórico del seminario estuvo a cargo de la académica de la Universidad de Valparaíso, Andrea Vera, quien apuntó al llamado “sexismo ambivalente”, como uno de los factores que perpetua la discriminación de género, la división sexual del trabajo y la disparidad salarial al interior de la academia. “En la teoría del sexismo ambivalente, se plantea que el sexismo se encarna no necesariamente en maneras frontales, sino que a veces en maneras más sutiles, que transitan entre un péndulo de benevolencia y hostilidad, como estas cosas que una no sabe si son un cumplido o un insulto”, explicó.
Vera, cuya charla se tituló “Género, ciencias e interdisciplina: Hacia una investigación transformadora”, compartió los resultados de sus proyectos Anillos y Fondecyt. “(Esos hallazgos) se relacionan con formas de sexismo, como el paternalismo y la infantilización (…), donde las personas ‘buenas’ para el cuidado, que son siempre mujeres, tienen labores menos valoradas, mientras que otras personas que quizás no son vistas como tan buenas para el cuidado, tienen las labores más valoradas como la investigación”, destacó.
El observatorio llevará el nombre ADA, en homenaje a la matemática británica Ada Byron, la primera programadora en la historia de los ordenadores.