Con Uruguay se perdió debiéndose haber empatado, y con Colombia se empató en circunstancias que se debió haber ganado. Así como con Uruguay no se cobró un penal a favor de Chile que pudo cobrarse, ahora con Colombia se cobró un penal a favor nuestro que pudo no cobrarse. De un máximo de 6 puntos jugados a la fecha tenemos tan solo un punto en circunstancias que debieron ser 4 puntos. Al final de las eliminatorias nos pesarán. Dejemos de lado lo fortuito. Como en la vida, a veces si, a veces no.
La especulación tiene su precio. Es lo que ocurrió en el partido con Colombia donde, jugando como local, se nos empató en los últimos minutos al igual que el triunfo de Uruguay sobre Chile, en calidad de visita.
Así como en la era Bielsa-Sampaoli el juego de la selección chilena era siempre al ataque, sin pausa, a un ritmo vertiginoso, independiente del marcador, ahora todo cambió. Volvemos a lo de siempre, al pase lateral, hacia atrás, a la especulación con el resultado. Si vamos ganando, se espera que pasen los minutos; si vamos perdiendo se acelera el ritmo del partido si los oponentes lo permiten al replegarse.
La especulación con el resultado nos está costando cara. Una lástima. Así difícil que lleguemos lejos. Los motivos del cambio parecen ser de diverso tenor. Uno de ellos puede ser el equipo técnico, los hay más conservadores, más audaces, proclives a defensas cerradas o a ataques suicidas. Otro factor, los jugadores, el plantel con que se cuente, de sus características, sus experiencias. No hago mención a la incidencia de la pandemia porque ella afecta a todos.
No tengo nada que objetar a la persona del entrenador actual de Chile, Reinaldo Rueda, un entrenador serio y responsable, pero confieso que soy un viudo de Bielsa-Sampaoli, quienes le cambiaron el pelo al futbol chileno, su mentalidad. A Rueda le pesa también el recambio generacional. Los de hoy no son los mismos de antes. De aquellos quedan pocos. Se está en fase transicional. Los nuevos son promesas que aún no estallan y quizás no le lleguen ni a los talones de quienes se están yendo, la generación dorada.
Como estamos, no es como para ilusionarse mayormente. Qatar 2022 no está cerca ni mucho menos. Todo está cuesta arriba, no solo en el futbol.