El sarampión sigue siendo una enfermedad presente y muy contagiosa que afecta principalmente a los niños y niñas, pero donde también existe un riesgo de infección para cualquier persona que no esté vacunada. A pesar de los avances en la vacunación, el virus sigue representando un riesgo debido a su fácil transmisión por el aire y a su capacidad de permanecer activo en superficies durante varias horas. Ante esto, la vacunación sigue siendo el método más eficaz para detener su propagación.
Alexandra Willeke, académica de la carrera de Enfermería de la Universidad de La Serena, explica que se trata de una enfermedad viral muy infecciosa que afecta sobre todo a la población infantil. Se transmite mediante gotas que se expulsan por la nariz, boca o garganta de una persona infectada, al estornudar, toser e incluso hasta hablar.
El virus no solo se transmite por el aire, sino que también puede mantenerse activo e infeccioso en el ambiente o en superficies durante al menos dos horas, lo que eleva significativamente las posibilidades de contagio.
Los primeros síntomas no siempre se asocian de inmediato a esta enfermedad. Según Willeke, “los indicios del sarampión suelen aparecer entre el día ocho y el doce después de la infección, y se presentan como fiebre alta, rinorrea, pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas y también congestión a nivel ocular”. Posteriormente, menciona que aparece un sarpullido que comienza en el rostro y cuello y se extiende por el resto del cuerpo.
A diferencia de otras enfermedades infecciosas, el sarampión no tiene un tratamiento específico, y la mayoría de los casos generalmente se resuelve de forma natural a la segunda o tercera semana. Sin embargo, Willeke indica que “la enfermedad puede prevenirse con la vacunación, de acuerdo al Programa Nacional de Inmunizaciones que tiene establecido el Ministerio de Salud aquí en Chile”.
Frente a la circulación del virus en la región y la posibilidad de contagio, los expertos recomiendan no bajar la guardia y mantener al día el esquema de vacunación, que no solo protege a cada persona, sino que también resguarda la salud colectiva. Ante la aparición de síntomas o cualquier duda sobre la inmunización, se recomienda acudir al centro de salud más cercano para prevenir complicaciones futuras.