TALCA.- Tras la implementación del voto voluntario en 2012 cayó la participación electoral, pero también se generó un cambio de proporciones: las mujeres votan más que los hombres, especialmente en grupos más jóvenes, menores de 40 años. Ese fue uno de los resultados de la investigación que lideraron los académicos Paulo Cox y Mauricio Morales de la Universidad de Talca, quienes analizaron la brecha de género en la participación electoral desde 1988 hasta el 2017 basándose en datos del Servicio Electoral (SERVEL).
Uno de los resultados arrojó que, bajo un régimen de votación obligatoria, la participación de hombres y mujeres fue similar, aunque marginalmente superior para las mujeres. No obstante, luego de la reforma que estableció el registro automático y el voto voluntario, el sufragio femenino aumentó considerablemente respecto del masculino, “las mujeres menores de 40 años votan entre un 20% y 25% más que los hombres de ese mismo rango de edad”, dijo Paulo Cox, autor del estudio y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la UTalca.
Por cada cuatro hombres jóvenes de 40 años o menos que votan, aproximadamente cinco mujeres de este mismo grupo también lo hacen. “De acuerdo con los números del padrón electoral, la brecha en favor de las mujeres por su mayor participación, puede llegar a ser hasta de 200 mil votos más que los hombres y son suficientes para cambiar el resultado de una votación. Esto no se explica porque existan más mujeres en Chile, sino que se refiere a una mayor participación habiendo considerado esa variable. En el grupo menor de 40 años, hay más hombres y a pesar de aquello ellas sacan esa ventaja porque participan más”, explicó Cox.
Y más aún, planteó el economista, si se toma el universo total de mujeres y se incorpora el efecto demográfico, es decir que en Chile existen más mujeres que hombres, la mayor cantidad de votos puede llegar a 600 mil, tomando en cuenta las tasas de participación actuales. Y eso se explica principalmente porque las mujeres están participando más. “En la primera vuelta de la elección presidencial de 2017 las mujeres tuvieron cerca de 617 mil votos más que los hombres. De ese total, 190 mil provienen del grupo etario mayor de 40 años –rango en el que demográficamente hay más mujeres que hombres-; y los 426 mil votos restantes corresponden a que ellas están participando más, sobre todo en la población menor de 40 años, grupo que aporta la mitad de esa cifra a pesar de ser proporcionalmente menor”, detalló.
“Esto significa que, pese a que las mujeres menores de 40 años representan proporcionalmente un grupo más pequeño de la población femenina (40%), en comparación con sus pares del grupo más longevo (60%); aun así aportan la mitad de los mayores votos que el grupo más longevo por efecto puro de participación”, agregó.
El académico subrayó que uno de los aspectos más relevantes que muestra este estudio es que “la brecha en favor de las mujeres es distinta según los grupos etarios que consideremos. Es muy marcada, alta y pareja en aquellas menores de 40 años; se mantiene en favor de las mujeres entre los 40 y los 70 años, pero va cayendo sistemáticamente con la edad; y sobre los 70 años se revierte y pasa a ser una diferencia en favor de los hombres”.
Solidaridad femenina
Otra de las conclusiones señala que el comportamiento electoral de las mujeres de todas las edades depende del género de los candidatos que se presentan. “La brecha histórica más amplia en favor de las mujeres se produjo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2013, cuando las candidatas eran Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. En esa elección participaron 16% más que los hombres, habiendo ya controlado el efecto demográfico de que existen más mujeres en Chile”, explicó el economista.
Y en línea con esto, en 2017 se redujo esta brecha en la segunda vuelta presidencial que tuvo a dos candidatos hombres: Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, cuando la brecha llegó a 12%. Es decir si bien las mujeres siguieron participando más que los hombres, esta ventaja fue menor que en la segunda vuelta de la elección presidencial anterior de 2013”, dijo el profesor de la FEN.
Para el director del Centro de Análisis Político (CAP) de la UTalca, Mauricio Morales, los datos están relacionados con la oferta política. “Históricamente, el voto femenino fue conservador, sin embargo, comenzó a cambiar en las elecciones del 2005 cuando se produjo lo que denomino solidaridad de género, es decir, las mujeres votaron más por la candidata Bachelet en esa época en comparación con los hombres”, afirmó.
Encuestas
Otro de los puntos importantes que señala el estudio es que las encuestas de opinión presentan importantes sesgos que impiden observar las brechas de género en la participación electoral. “Cuando uno analiza datos, utilizando información de encuestas, éstas arrojan erróneamente que no hay diferencia entre hombres y mujeres. Toda nuestra evidencia se basa en la fuente oficial administrativa que es el padrón de acuerdo al Servel”, dijo Cox.
¿Por qué se produce este sesgo? El economista explicó que “se debe a que los encuestados varones tienden a sobre reportar su participación en una elección pasada, es decir declaran haber concurrido a votar cuando en verdad no lo hicieron. Esto es más marcada entre los hombres que entre las mujeres, en buen chileno los hombres tienden a mentir más que las mujeres cuando son consultados sobre su participación electoral. Esto hace que en las encuestas no sea posible distinguir estadísticamente la significativa mayor participación de las mujeres que muestran los datos del Servel analizados en este estudio”, lo que ya había sido advertido en una investigación anterior, realizada en 2015, por Paulo Cox, Alejandro Corvalán y Consuelo Hernández.
Esta también podría ser la razón por la que en los estudios previos no se había constatado el fenómeno de mayor participación femenina que se está produciendo desde 2012. “Posiblemente esta sea una de las causas del mayor error de predicción de resultados electorales que han presentado las encuestas de opinión, desde la instalación del voto voluntario hace ocho años”.
A raíz de los resultados, Morales explicó que “los partidos y los candidatos parece no se han dado cuenta de esta evidencia, no han reparado que las mujeres menores de 40 años votan sustantivamente más que los hombres de la misma edad. Si este datos se socializan, naturalmente va a cambiar el eje en el que se están basando las franjas electorales y el estilo de campaña que están desarrollando los candidatos”.
Una opinión similar tiene el profesor de economía, Paulo Cox: “con esta información, cualquier partido o grupo político va a definir estrategias de campaña para aprovechar la ventaja que tienen las mujeres o bien para aumentar la participación de los hombres”. Además agrega que, “para efectos del plebiscito, las mujeres tendrán una preponderancia importante en este proceso”.
Conversatorio y presentación de resultados
Las principales conclusiones de este estudio se presentaron durante el conversatorio “Voto femenino en Chile, de cara al proceso constituyente”, la actividad coordinada por la Dirección de Género de la Universidad de Talca, contó con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Hoy que estamos iniciando un mes que podría implicar grandes cambios para nuestro país y creemos que es importante reflexionar sobre el impacto del ejercicio de este derecho en nuestra vida democrática y, al menos, intentar visualizar cómo será el plebiscito del 25 de octubre”, explicó Lorena Castro, directora de Género de la UTalca.