Este 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa y crónica que suele identificarse principalmente por síntomas relacionados con el movimiento, como, por ejemplo, el temblor, la rigidez, la lentitud o dificultad para desplazarse y realizar actividades cotidianas.
Sin embargo, desde etapas iniciales, esta patología también puede involucrar otras manifestaciones clínicas en los pacientes, como trastornos psiquiátricos, cognitivos, del habla y la deglución, que requieren que el tratamiento de la enfermedad sea multidisciplinario, incluyendo a especialistas en enfermería, kinesiólogos, terapeutas ocupaciones y fonoaudiólogos, cuya intervención permitirá favorecer una mejor calidad de vida de quienes padecen Parkinson.
Camila Abarza, académica de la carrera de Fonoaudiología de Universidad de Las Américas, Sede Viña del Mar, comenta que el fonoaudiólogo tiene un rol relevante en el tratamiento de estos pacientes, principalmente en aquellos que presentan alteraciones comunicativas, en la voz o en su capacidad para tragar (deglución). “Como parte del equipo de rehabilitación y complementario al tratamiento farmacológico indicado por un médico neurólogo, el fonoaudiólogo brindará atención enfocada en lograr una mayor funcionalidad del proceso comunicativo y de alimentación, disminuyendo su impacto negativo en los pacientes. Tener un seguimiento personalizado es importante, ya que permitirá acompañar a la persona y su familia, entregándoles las herramientas para compensar los déficits producidos por la enfermedad en actividades tan fundamentales como comunicarse y comer”, expresa.
La académica detalla que los pacientes tienden a consultar al fonoaudiólogo cuando existen dificultades para hablar y alimentarse, las que pueden configurarse en cuadros de disfagia o disartria, respectivamente, y que surgen de manera temprana en el curso de la enfermedad. Dichas alteraciones pueden incluir síntomas como dificultad para masticar, para controlar la saliva, para formar un bolo alimenticio homogéneo, en la sensibilidad intraoral, para tragar, episodios de tos, cambios en la voz asociados al proceso de alimentación, sensación de retención del alimento y carraspera. También es común la alteración para comunicarse oralmente, ya que, aunque pueden tener claridad respecto a lo que quieren decir, presentan un habla ininteligible monótona, con una intensidad disminuida y voz soplada.
“Desde el punto de vista cognitivo, se pensaba que las alteraciones cognitivas generadas por la enfermedad de Parkinson surgían años después del diagnóstico. Sin embargo, actualmente se evidencia que de manera temprana surgen déficits en las funciones ejecutivas, lo que se conoce como síndrome disejecutivo, caracterizado por presentar alteración en la memoria de trabajo, en la flexibilidad cognitiva, en la capacidad de planificación e inhibición de conductas, en la iniciación y en la abstracción, entre otros. El lenguaje también se compromete tempranamente, evidenciando alteraciones lingüísticas para comprender oraciones, procesar verbos y acciones, déficits léxico-semánticos, producción sintáctica y en la interpretación de la prosodia”, explica Camila Abarza, quien advierte que todas estas conductas impactan negativamente en las actividades cotidianas de los pacientes, a lo que se le puede sumar alteraciones en la esfera psiquiátrica, como depresión, alucinaciones, trastornos del sueño, por lo que es esencial saber reconocer las primeras manifestaciones clínicas del Parkinson, no solo las más conocidas como los síntomas motores, con el fin de dar un tratamiento oportuno, eficiente y eficaz a quien lo padece.