En el mundo político pareciera que reina el desconcierto, y me atrevería a afirmar que a nivel mundial, latinoamericano, nacional, regional y local. Esto es, a todo nivel. Ausencia de liderazgos en el buen sentido de la palabra.
A nivel mundial solo es posible rescatar la figura de Angela Merkel en Alemania y en los otros niveles no existe ni asoma ninguna que pueda servirnos de modelo. Quienes detentan el poder político en la actualidad, son un desastre de marca mayor. En USA el mejor ejemplo es Trump, así como en Rusia lo es Putin. El primero surgido desde la farándula televisiva, y el segundo desde las catacumbas de la KGB en los tiempos de la Unión Soviética.
En nuestra América Latina, Bolsonaro y Maduro, si bien están en posiciones antípodas, son un reflejo extremo de la mediocridad que nos invade. Entre ellos están todos los demás, sin que nadie logre escapar a este diagnóstico que se extiende más allá de la política. Una mediocridad extensiva a prácticamente todos los ámbitos –militar, religioso, empresarial, académico, deportivo, sindical-.
Para qué hablar de nuestro país. Que un gobierno de derecha que cuenta con una adhesión inferior al 10% en el último tramo de su período tenga la posibilidad de ser seguido por otro gobierno del mismo signo, es bastante ilustrativo de una oposición que no atina, con la brújula perdida. Por lo general, en toda democracia, cuando un gobierno es mal evaluado, es reemplazado por un gobierno de signo opuesto, o al menos, de distinto signo. Acá, al paso que vamos, veremos otro gobierno igual solo que con otra cabeza al frente.
Y en nuestra región, la del Maule, pareciera que nos hacemos eco de la desorientación política en que nos hallamos. Como botón de muestra, para la próxima elección de gobernadores, mientras la coalición gobernante se apresta para llevar un único candidato, George Bordachar de RN, desde la oposición emergen múltiples candidatos, como quien saca conejos de un sombrero. Una de ellas, Cristina Bravo, de la DC, ganadora de las últimas primarias en representación de la Unidad constituyente.
Todo parece indicar que ella será secundada por candidatos provenientes de Revolución Democráticas (RD), del Frente Regionalista Verde Social (FRVS), y del Partido Humanista (PH). Como para regalarle la gobernación a la coalición oficialista ChileVamos.
Todo ello es muy ilustrativo de la desorientación imperante, del individualismo dominante, de la vaciedad discursiva, de la ausencia de proyecto, de que todos juntos demos la hora, camino al abismo en medio de la pandemia. Como en su momento expresara Chapulín Colorado: ¡Oh!, Y ahora, ¿quién podrá defenderme?