En uno de mis libros pronto a publicarse en Europa y Latinoamérica, de título “Más Allá de Todo”, escribí que no se debía vanagloriar a héroes exaltados por la historia y que sólo se exaltara la memoria de aquellos ciudadanos universales destacados en sus luchas por la humanidad como Artigas, Bolívar, Mandela, Luther King, Gandhi.
Pero ¿qué sabemos sobre Artigas y Bolívar, nuestros grandes latinoamericanistas? Si algo se sabe de pensadores como el uruguayo José Gervasio Artigas, es que en plena revolución, en secreto, el gobierno de Buenos Aires firmó un armisticio con el gobierno de Montevideo, en manos de Elio, reconociendo su autoridad en todos los territorios al este del río Uruguay y toda la zona hoy conocida como Concepción del Uruguay.
Siendo capitán del ejército leal a Fernando VII en Montevideo, decide desertar generando una fractura ya que, por consciencia y orgulloso de su nación, era inadmisible para él la idea de quedar al mando del gobierno español.
Así fue que Artigas se retiró hacia Entre Ríos y fue seguido por gran cantidad de gente, lo que aumentó su liderazgo. Él apuntaba a la recuperación de todos los pueblos de sus derechos soberanos para establecer un mecanismo de unión sobre la base de la igualdad.
Y si para alguien le resulta extraño y le asuste, como a muchos en nuestro país, el nombre de Asamblea Constituyente, como la historia para mí siempre será un referente, sugiero recurrir a ella, aunque sea a manera de indagar si es cierto lo que yo expongo en esta. Artigas logra recuperar el vínculo con Buenos Aires en 1813, y envía diputados para formar parte de la Asamblea General Constituyente, también conocida como la Asamblea del Año XIII, con claras instrucciones: “Que se declare la independencia absoluta de estas colonias frente a España y la familia de los Borbones, pero a su vez que se proclame otra independencia, que en palabras de hoy estableciera la autonomía de las provincias, es decir, que fueran libres, tuvieran derechos plenos para tener su ejército y manejar su autonomía y que éstas a su vez establecieran lazos entre sí para formar una confederación”.
En 1815, Artigas logra apoyos, más allá del río Paraná, con adhesiones de Santa Fe y Córdoba. Se sumaron también Entre Ríos, Corrientes, Misiones, con quienes forma la Liga de los Pueblos Libres. Algunas de estas ideas se ven reflejadas en la habilitación de los puertos de todas las provincias para que los comerciantes pudieran remontar el río Uruguay y Paraná. Se plantean aranceles comuneros en las provincias que formaban parte de la Liga y se aprueba el llamado Reglamento de Tierras. Se basaba en confiscaciones de tierras a los enemigos de la revolución, para repartirlas entre los menos privilegiados, a quienes llama infelices. Se refiere a los negros libres, los zambos libres, los criollos pobres. A nosotros nos debiera recordar la Reforma Agraria.
Encabezó el Grito de Asencio. Triunfador en la Batalla de Las Piedras. Participó en el Sitio a Montevideo. Tuvo que luchar contra la oligarquía porteña, las fuerzas realistas y la invasión portuguesa. Se convirtió en el Protector de los Pueblos Libres. Fue derrotado por los portugueses en Tacuarembó. Traicionado por muchos de sus jefes. Y derrotado finalmente por uno de ellos en 1820, parte a su exilio de treinta años en Paraguay, donde es recibido por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Muere el 23 de septiembre de 1850.
En el caso de Bolívar, resulta un orgullo para todos nosotros, latinoamericanos, que la revista BBC, de Londres, eligiera a Simón Bolívar como el hombre más importante del siglo XIX. La revista basó esa elección en el pensamiento, palabra y obra de Bolívar y resume: “Bolívar con sólo 47 años de edad peleó 472 batallas, siendo derrotado sólo 6 veces, participó en 79 grandes batallas, con el gran riesgo de morir en 25 de ellas. Liberó 6 naciones. Cabalgó 123 mil kilómetros, más de lo navegado por Colón y Vasco de Gama unidos. Fue Jefe de Estado de 5 naciones. Marchó con la antorcha de la libertad la distancia lineal de 6.500 kilómetros, que es aproximadamente media vuelta a la Tierra. Recorrió 10 veces más que Aníbal, 3 veces más que Napoleón, y el doble de Alejandro Magno. Sus ideas de Libertad fueron escritas en 92 proclamas y 2.632 cartas y lo más increíble es que muchas de ellas fueron dictadas de forma simultánea y en diferentes idiomas a distintos secretarios. Y el ejército que comandó nunca conquistó sólo liberó”.
Bolívar no fue un semidiós omnímodo, a quien todos los militares y civiles del proceso de la independencia siguieron sumisos y obedientes, como el mito acomodable que muchos escritores venezolanos crearon para las ambiciones de caudillos, de dictadores, de los agentes nacionales de la neo colonización, y también de la oligarquía criolla.
Fue un hombre surgido de la sociedad pudiente de su época, con entera y plena consciencia de ello, y su pensamiento y acción en ese sentido fue de muchas contradicciones, pero debido a su recia personalidad y a sus grandes capacidades militares, hombres como Santander y Páez lo reconocieron como el jefe de la guerra.
Bolívar fue un auténtico demócrata y por ello se vio limitado en sus actuaciones, tal sucede con el caso de la batalla de Ayacucho que no pudo dirigirla por causa de un decreto del Congreso de Colombia que anuló facultades que antes le había sido concedidas, porque Bolívar estaba reñido con los federalistas debido a su convencimiento de que la independencia no se podía lograr sin regímenes centrales, justificándose como un sistema de gobierno que evitaría acciones anárquicas; idea por lo que tuvo que sufrir una amarga experiencia.
A Bolívar no se le permitió conservar los ejércitos en Perú, argumentando el Congreso de que la misión de los ejércitos con la libertad ya se había cumplido.
Bolívar fue un extraordinario ser humano, de inagotable energía y capacidades increíbles al servicio de una causa. Vivió los ideales de su clase, impulsó algunos y entró en contradicción con otros, como cuando se convirtió en el gran líder de la libertad de los esclavos decretada por él en Carúpano y en Ocumare, y solicitada a los congresos, desde Angostura en 1819 hasta Bolivia en 1826, sin mayor éxito. Han existido muchos escritores que modificaron o inventaron una personalidad ajena a él. Afortunadamente quedan sus cartas, proclamas y pensamientos que Bolívar escribía siempre con la consciencia de su condición pública, algo tan difícil de encontrar en todo hombre público en nuestro país.