Lúcido, Gastón Soublette es un filósofo atento a lo que sucede en Chile. ¿Es un hombre de esperanza? -Absolutamente, -responde desde su casa de Limache donde se encuentra refugiado para protegerse de la pandemia-. Y agrega: -Tengo profunda confianza en el hombre, pero escasa en el mundo.
Luis Gastón Soublette Asmussen (Antofagasta, 1927) es un filósofo, musicólogo y esteta. Fue miembro del Instituto de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile entre 1958 y 1969 y desde la década de los 70’ es profesor de filosofía y estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Seguidores de Gastón Soublette están haciendo una postulación masiva para que el filósofo sea reconocido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2021. ¿Lo emociona este reconocimiento? –Sea cual sea el resultado de la postulación, me emociona profundamente el reconocimiento académico, donde me he movido siempre, precisa.
Gastón, ¿Cuáles son los alcances de la pandemia que estamos viviendo?
-No es solo una pandemia. No hay que olvidar que el mundo estaba revolucionado en una protesta universal. Era evidente que la sociedad se estaba fracturando.
¿Cuáles serían las razones?
-Son múltiples. Vivimos en una sociedad peligrosa, injusta, artificial. ¿Qué se podía esperar?
Los estadistas no han estado a la altura…
-Los que dirigen el mundo no pensaron que los pueblos, las grandes masas urbanas sobre todo, se iban a levantar en protesta por una progresiva toma de conciencia que les indicaba el grado de sufrimiento, de estrechez, el grado de vacío en que estaban viviendo. Es lo que llamo la mega crisis, porque lo abarca todo. La pandemia es parte de la mega crisis. En consecuencia, no están las protestas por un lado, las feministas por otro y la pandemia por otro. No, está todo en un mismo fenómeno.
Caímos en una vorágine que nos alejó de nuestra interioridad…
-El hombre del siglo XXI, desde hace mucho tiempo que no tiene interioridad. Ha creado la civilización industrial. Ha creado formas de vida que exigen, presionan, amenazan, atacan a la gran mayoría de la humanidad, y los obliga a vivir una vida puramente exterior. Lo único que pide esta sociedad que construyó la civilización industrial es rendimiento. No te necesitan como persona, sino como pieza de una máquina. La gran masa del mundo vive tan angustiada, que la conciencia se cae hacía afuera.
Nos hemos convertido en fusibles de los cuales se puede prescindir…
-Diría que al poder económico, al poder político, al poder tecnológico y científico, no les interesa que seamos personas. Mientras más pieza de una maquina seamos y mientras más el centro de nuestra vida sea el rendimiento, más prosperan sus negocios. Hay una gran elite en el mundo que tiene la ciencia, la información, influencias sobre el poder político, y que tienen la economía en sus manos y que han organizado el mundo conforme a sus negocios.
Superada la pandemia, ¿volverán las protestas?
–Las protestas que comenzaron el 2019 fueron suspendidas por la fuerza mayor de la pandemia, pero las protestas continuarán cuando se acabe la pandemia, porque la humanidad está demostrando que no seguirá tolerando de que el poder económico siga manejando el mundo en beneficio de una elite. Como tampoco va a seguir tolerando que los poderosos sigan destruyendo la naturaleza al punto de poner en riesgo la supervivencia de nuestra especie.
¿Cree que la pandemia ha desnudado a la sociedad chilena?
-Creo que la pandemia, al igual que una guerra, tiene el poder de extraer lo mejor y lo peor de las personas.
Confianza en las actuales generaciones
Con una vasta obra, entre los libros de Gastón Soublette destacamos: El Folclore de Chile. La cueca, junto a Violeta Parra (1959), La Estrella de Chile (1984), Sabiduría chilena de tradición oral (2009), Cartas Públicas. Ideas y reflexiones de Gastón Soublette (2019), Manifiesto. Peligros y oportunidades de la mega crisis (2020). Recientemente publicó Tao Te King, de Lao Tse, con comentarios del propio Soublette, donde desarrolla las ideas políticas y sociales de Lao Tse en concordancia con su metafísica, su psicología y su cosmología, destacando además su revolucionaria crítica a la civilización y su promoción de sus valores autóctonos.
Gastón, ¿tiene confianza en las nuevas generaciones?
-Hace cincuenta años ejerzo como docente en la Universidad Católica de Chile y en los últimos veinte años he observado un cambio muy favorable entre los jóvenes. Un sentido más desarrollado de la justicia y de la dignidad humana, una conciencia más clara de la igualdad esencial de todos los seres humanos, una tendencia persistente a conocer y promover los fundamentos culturales de la identidad nacional, y una autenticidad mayor para aparecer ante los demás sin simulaciones. Creo que están más capacitados que antes para enfrentar la realidad.
¿Qué situación favorable aprecia con este encierro obligado?
-Ha permitido hacer un balance y revisar lo hecho y lo que queda por hacer. Debemos parar una forma de vida que ha generado un modelo de civilización cuyos únicos valores y fundamentos son económicos, tecnológicos y político. Debemos comprender que el hombre interior en la mayor parte de la humanidad está muerto. Nuestra mente vertida hacia el exterior solo funciona ante el estímulo de los lugares comunes del a día ciudadano.
Eso arrasa con la solidaridad e impone el individualismo.
-El hombre tiene el deber moral de trabajar sobre sí mismo para obtener el gobierno de su vida psíquica, desde ese ámbito profundo de su propia alma. Si se deja arrastrar por la corriente que se vierte hacia el exterior, ese centro rector de la conciencia queda subordinado al poder los impulsos psíquicos y el hombre interior se desvanece a través de los años.
Chile, ¿es un país muy injusto?
-La injusticia de la sociedad chilena es una forma más de injusticia que impera en el mundo entero. Una elite de emprendedores a nivel mundial detenta toda la riqueza del planeta y maneja el mundo desde la trastienda del poder político.
¿Cómo se puede recuperar la solidaridad entre los hombres?
-La solidaridad entre los hombres solo es posible cuando estos tienen virtud y sabiduría. La solidaridad no se puede recuperar por medio de una campaña de promoción ni por medio de una ideología…
¿Cómo entonces?
-La solidaridad puede volver al mundo solo por un cambio de paradigma cultural, fruto del trabajo sostenido de minorías disidentes que asocian a personas que tienen virtud y sabiduría para conducirse en la vida.
Las redes sociales, ¿han servido para afianzar los vínculos entre las personas?
-Las redes sociales han prestado ayuda a los disidentes del mundo transmitiendo textos, anuncios, proclamas, manifiestos, textos reflexivos, noticias importantes y convocatorias para acciones concretas, pero también han sido usadas para el tráfico de personas, para promover el comercio sexual y la pornografía, han sido la causa de muchos crímenes, falsas noticias, estafas, amenazas, difamaciones, robos, etc.
¿Cómo nos orientamos en la búsqueda de nuestro mundo interior?
–Estos valores hoy los asienta la cultura alternativa que partió hace bastante tiempo como un movimiento que nace en Canadá a partir de un encuentro mundial. Esto se llamó iniciativa planetaria para el mundo que elegimos y en Chile estuvo liderado por Lola Hoffman. Obviamente centrado en el desarrollo interior de las personas para tomar conciencia del modelo en que vivimos. Modelo que es contrario a la vida sin ninguna duda, porque destruye psicológicamente y físicamente al planeta. Esto nos obliga a buscar un cambio de paradigma que parta de cero. Es decir borrón y cuenta nueva. Se trata de una revolución silenciosa y subterránea, porque el que cree que debe tomarse el poder, es porque ya siguió el paradigma actual. Tomarse el poder es propio de este modelo.
¿Cuál es el sentido de la vida para usted?
-Creo que nadie puede decir que le cayó la teja y finalmente entendió el sentido de la vida. Pero puede aproximarse a entender por dónde va la cosa.
¿Cuál es la posible ruta?
–Para no caer exclusivamente en lo religioso, yo diría que todo ser humano nace con un potencial psíquico muy grande. Entonces, para mí el sentido de la vida consistiría en una organización de sociedad que le asegure a cada individuo el desarrollo pleno y armónico y armónico de ese potencial que trae de nacimiento.
Algo que no suele ocurrir.
–La realidad es al revés. La sociedad está organizada de una manera en la cual es prácticamente imposible al hombre medio llegar a ese ideal de un desarrollo pleno y armónico de su potencial de nacimiento.
¿Qué espera de la Convención Constituyente?
-Un cambio radical en la concepción de la educación y que haya una educación formativa. Para eso habría que dejar asentado de que hubo una cultura específicamente chilena. Cuando una cultura está viva, les asegura a todos los miembros de la comunidad que tengan sabiduría y virtud. Y que tengan como referencia las nociones de sentido y de trascendencia. Eso está muy vivo todavía en los pueblos originarios, y de ahí mi gran cercanía con ellos.
Mario Rodríguez Órdenes