Mientras Chile avanza hacia una nueva definición presidencial, el clima emocional parece cada vez más tenso. La acumulación de elecciones, la incertidumbre económica y los mensajes políticos basados en el miedo han configurado un escenario donde el estrés electoral se vuelve parte de la conversación cotidiana. Y aunque el concepto es reciente, sus efectos son bastante reales, según advierten especialistas.
“El concepto de estrés por elecciones surgió para definir el agobio que la gente siente ante los cambios de gobierno. En los últimos cinco años ha habido mucha tensión: hemos pasado por una pandemia, un estallido social, dos procesos constituyentes y varias elecciones. Todo eso repercute”, explicó el psicólogo clínico, Daniel Morales.
Estudios internacionales publicados en revistas académicas como “Psychiatry Research” y “Electoral Studies”, demuestran que los ciclos electorales intensos se asocian con un aumento de la ansiedad, el mal dormir, la irritabilidad y la fatiga mental, síntomas que escalan a medida que se acerca la fecha de votación. La evidencia coincide con lo que observa Morales en su consulta.
“Como el miedo es el recurso base de muchas campañas, las personas en general no tienen certidumbre sobre su trabajo, sus proyectos o su estabilidad. Eso produce una sensación de agotamiento, justo además en un mes que de por sí está saturado de estímulos, con el fin de clases, fiestas de empresas, Navidad, gastos extraordinarios y planificación de vacaciones”, agregó el especialista del Centro Médico San Rafael en Talca.
El cortisol: la huella física más palpable
A diferencia de la adrenalina, que aparece frente a un susto o peligro inmediato, el estrés político sostenido activa el cortisol, una hormona vinculada al desgaste prolongado.
“No estamos con adrenalina; llevamos años con cortisol alto. Cuando esa situación es constante, la ansiedad en personas ansiosas se amplifica y quienes se encuentran más vulnerables pueden desarrollar depresión”, recalcó Morales, quien a su vez identificó a los grupos de mayor riesgo. “Los que buscan desesperadamente certezas lo pasan muy mal, porque la esencia de una elección es la incertidumbre. Hablamos de individuos con rasgos obsesivos o que han experimentado traumas sociales agudos”, precisó.
Como punto clave, el psicólogo indicó que existen estrategias concretas para regular la tensión emocional en tiempos electorales.
“Es necesario reestructurar los pensamientos catastróficos, cuestionando las ideas extremas como ‘todo empeorará’ o ‘mi vida cambiará para mal si gana X’. A veces las personas creen que todo se va a derrumbar, pero cuando contrastan la evidencia, ven que sus ideas están sobredimensionadas. También se sugiere reducir la exposición a noticias políticas, colocando límites sin caer en la desinformación, y realizar rutinas que generen bienestar, como deporte, hobbies o vida social fuera del ámbito político”, afirmó.







