Señor Director:
Negar la educación a hijos de migrantes irregulares, como propuso hace unos días el precandidato presidencial Rodolfo Carter, no sólo es inhumano, sino también peligroso para el futuro del país.
La escuela no es un privilegio ni un beneficio; es un derecho individual, a la vez que contribuye significativamente al bienestar social.
Excluir a estos niños solo intensificaría los problemas que se buscan evitar: además de vulnerar compromisos internacionales, alimentaría la desigualdad, la marginalidad y la delincuencia, condenándolos a la invisibilidad y al abandono.
Las consecuencias serían desastrosas: más pobreza, más inseguridad, una economía debilitada y una menor cohesión social. Pero, sobre todo, reflejaría un país que resuelve sus problemas castigando a los más vulnerables en lugar de buscar soluciones reales.
No es con narrativas de exclusión ni con oportunismo político como avanzan las sociedades. La escuela es la base del desarrollo y la integración. Cerrarle las puertas a un niño hoy es abrirle las puertas al fracaso de toda una sociedad mañana.
Roberto Bravo G
Director Líderes Escolares
Rodrigo Mayorga C
Director Ejecutivo, Momento Ciudadano