La etapa de definición vocacional posterior a la PAES suele estar marcada por incertidumbre y alta carga emocional, especialmente cuando se combinan expectativas personales, familiares y la presión por tomar una decisión que parece definir el futuro. En este escenario, elegir una carrera va mucho más allá de un buen puntaje o del rendimiento académico.
Según explica Mariluz Villela, académica de Psicología de la Universidad Finis Terrae, la elección vocacional implica una reflexión profunda sobre el propio proyecto de vida. “No se trata solo de identificar intereses o habilidades, sino de preguntarse por el sentido de la elección: por qué quiero estudiar esta carrera, qué me gustaría aportar y qué tipo de vida imagino construir”, señala, destacando que cuando la decisión se vincula con valores personales, suele generar mayor estabilidad y compromiso a largo plazo.
La académica recomienda, además, informarse sobre los contenidos reales de las carreras y sus perfiles de egreso, así como conversar con estudiantes o profesionales del área y contrastar esas experiencias con los propios objetivos. Este proceso permite tomar decisiones más conscientes y ajustadas a la persona, reduciendo la ansiedad asociada a la idea de equivocarse.
Respecto a la presión que puede surgir en reuniones familiares, especialmente en contextos festivos, Villela enfatiza la importancia del autocuidado emocional. Preparar respuestas breves y tranquilas y establecer límites respetuosos ayuda a transitar este proceso con mayor serenidad. “El acompañamiento del entorno es clave cuando se expresa desde la confianza y no desde la exigencia”, concluye, recordando que la definición vocacional no se reduce a un resultado puntual y que existen múltiples caminos para construir un proyecto académico y laboral pleno.







