La reciente publicación de Código Nueva York (Suma, 2021) de Carlos Basso Prieto, nos permite aproximarnos a una nueva publicación de este periodista formado en la Universidad de Concepción. Se trata de la tercera parte de las aventuras del espía del Vaticano, Alberto Prat, que sale de su retiro para enfrentar un nuevo misterio que lo llevará de Nueva York a una legendaria cueva al sur de Chile.
Código Nueva York cierra la trilogía luego de la publicación de Código Chile y Código América.
Carlos, ¿cómo fue escribir esta novela, Código Nueva York, en tiempo de pandemia?
-En realidad no fue algo muy distinto de lo que hago habitualmente, en realidad, pues el oficio de escribir siempre es una faena que requiere tranquilidad, tiempo y que se desarrolla en forma individual. Afortunadamente, todos los lugares que necesitaba para construir la historia los visité antes de que comenzara la pandemia. Quizá lo único que eché de menos en este proceso de escritura, respecto de otras ocasiones, fue salir de vez en cuando a instalarme durante algún rato a escribir en un café, justamente para salir del encierro.
En la novela se deslizan algunos temas inquietantes como la fuerza de los grupos de extrema derecha en Estados Unidos.
¿Cómo surgen estos grupos?
-Son grupos muy antiguos, cuyo origen primigenio está en la creación del Ku Klux Klan, en el escenario postguerra civil, y que llegó a llevar incluso un candidato a la presidencia. Luego de eso, estos grupos se han dividido en innumerables ramas, fundiéndose con el neonazismo, el survivalismo, los grupos antiabortistas y otras de tendencias extremistas, la mayoría de las cuales confluyen actualmente en lo que se cuenta en la novela: el llamado movimiento “Boogaloo”, que es una suerte de mix de grupos e individuos de extrema derecha sin mucha orientación ideológica, pero dispuestos a mucho.
¿Ponen en peligro la estabilidad de la democracia de los Estados Unidos?
-Ojalá que no, pero sí son capaces de crear desastres de mucha entidad. Basta ver el asalto al capitolio de Washington DC, el asalto al capitolio de Michigan, unos meses antes, y el amplio historial de atentados cometidos por la extrema derecha en Estados Unidos: desde el ataque con bomba en Oklahoma, en 1995, que dejó 165 muertos, hasta los atentados con bombas en contra de clínicas donde se practican abortos, por mencionar solo algunos hechos.
¿Cómo han podido estos grupos alcanzar apoyo en la sociedad americana?
-Probablemente no sea yo la mejor persona para responder esa pregunta, pues no soy sociólogo ni cientista político, pero tiendo a pensar que la respuesta es semejante a la que se puede dar en cualquier parte del mundo donde eclosionan ese tipo de grupos, lo que sucede por lo general luego de crisis económicas y políticas, que son aprovechadas por caudillos de corte populista que apelan a cuestiones muy atávicas para convencer a sus prosélitos de que son únicos, especiales, elegidos de algún dios, y que por ello laviolencia es un método válido de imposición de sus ideas a quienes ellos consideran inferiores o impuros, lo que por supuesto es un absurdo.
El mundo de la posverdad
Carlos Basso Prieto, (Santiago, 1972) es doctor en literatura y profesor de periodismo de investigación de la Universidad de Concepción. Sus investigaciones le han permitido difundir aspectos poco conocidos de la historia de Chile y su relación con el mundo. Entre sus libros destacamos: Los enigmas del caso Matute Johns (2001), El último secreto de colonia Dignidad (2002), Chile Top Secret (2017) y República Nazi de Chile (2019).
Carlos, la novela cruza episodios de Chile de principios del siglo XIX con la actualidad atravesados por las conspiraciones
-Esta novela, igual que las anteriores, es una simple historia de entretención construida a partir de hechos reales, aglutinados gracias a las posibilidades que nos entrega la ficción. En dicho sentido, no hay que tomársela muy en serio. No pretendo entregar mensajes secretos ni nada parecido con ella, si es que entiendo bien el sentido de la pregunta, sino básicamente crear una historia que sea interesante, asumiendo que todos quienes la leerán saben que es ficción.
¿Un personaje como Vicente Benavides que significó en la naciente república chilena?
-Es un personaje fascinante. Fue el enemigo público número uno del naciente estado y, de hecho, la principal amenaza que este tuvo luego de la independencia. Intentó unir fuerzas con Carrera para combatir a O’Higgins, se convirtió en el principal pirata del Pacífico sur (a tal punto que los norteamericanos mandaron a su mejor capitán a darle caza) y en los hechos conquistó Chile desde Chillán hacia el sur con una gran violencia.
Pese a todo ello, era un hombre que amaba profundamente a su esposa, lo que de algún modo lo humaniza. Era tan, tan odiado, que cuando fue finalmente detenido, en circunstancias que intentó emprender un viaje demencial a Lima, en un bote, fue juzgado de inmediato y se estimó que sus crímenes eran tan aberrantes que debía ser colgado públicamente, algo que en 1822 ya había sido derogado. Sin embargo, lo colgaron y luego las propias autoridades lo descuartizaron, para enviar sus extremidades a Concepción, donde sus restos fueron entregados a una masa que los esperaba en la plaza de la ciudad.
Estas fuerzas en pugna, ¿muestra de algún modo la división de la sociedad chilena?
-Es una buena pregunta y probablemente, como lo insinúas, claro: ahí podríamos ver una simiente de esos dos Chiles confrontados que todo conocemos, especialmente si consideramos que para los españoles (a los cuales terminó adherido Vicente Benavides) los patriotas, los que hoy son nuestros héroes de la independencia, eran unos simples terroristas, unos bandidos, unos agitadores, mientras que para estos Benavides, que en los hechos era coronel del Ejército Español, era un delincuente, un criminal, un montonero. Quizá, si sus afiebrados planes hubieran funcionado, no habría pasado así a la historia.
La historia más reciente de la novela alude a un jesuita… ¿Muestra la crisis de las instituciones en la sociedad chilena?
-Cómo te adelantaba antes, nunca he tenido pretensiones de profeta o de intérprete de la realidad. Escribo ficción, porque me gusta y tomo elementos del pasado y también de la coyuntura, pero no busco iluminar “verdades” de ningún tipo por medio de estos libros, entre otras cosas, porque no soy dueño de ninguna verdad. En dicho sentido, el personaje de Alberto Prat se repite porque es el protagonista de los dos libros antecesores de este (Código Chile y Código América) y estimaba que debía darle un cierre a ese universo.
La novela muestra un Chile y un mundo afectado por lo que se llama la época de la post verdad. ¿Qué rasgos la caracterizan?
-Ese es un tema impresionante, que en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Concepción (donde soy profesor) venimos estudiando desde hace ya varios años. La mejor forma de entender en qué consiste el fenómeno es la definición del Diccionario de Oxford, que señala que la pos verdad es aquella circunstancia en la cual los hechos tienen menos importancia que las emociones y las creencias personales. En dicho sentido, estamos viviendo en una época regida por los prejuicios y las emociones, lo que es una enorme paradoja, dada la gran cantidad de información a la cual tenemos acceso.