Este domingo se conmemora el Día Nacional del Donante de Órganos, fecha que tiene como objetivo educar y promover en la población la decisión de ser donantes, ya que a pesar de que la nueva Ley de Donación de Órganos indica que todo mayor de 18 años fallecido es considerado un posible donante, a menos que en vida haya declarado expresamente no querer serlo, la familia también puede oponerse a donar sus órganos.
El Día del Donante de Órganos y Tejidos se instauró en 1997, en homenaje a Pamela Toledo, una niña talquina de 12 años que murió debido a un accidente vascular el 27 de septiembre de 1995. La menor había manifestado su voluntad de convertirse en donante tras ver un reportaje sobre la falta de órganos para trasplantes, y sus padres respetaron su decisión.
Este año el tema cobra especial relevancia, ya que producto de la crisis sanitaria las donaciones de órganos han bajado en 61,5% entre marzo y agosto, en comparación con el mismo periodo del año pasado, según cifras del Ministerio de Salud. En total, durante estos meses, hubo 37 donaciones de órganos, mientras que entre marzo y agosto del año pasado hubo 96.
Los trasplantes también han disminuido. Durante estos meses se han realizado 79 trasplantes, en comparación con los 272 realizados el año pasado en el mismo periodo.
“Hubo una baja muy importante de trasplantes durante la pandemia. El sistema sanitario estaba ocupado a máxima capacidad tratando a pacientes con COVID-19, pero al mismo tiempo había que tomar resguardos respecto a estar seguros de que tanto los donantes como los receptores no estaban contagiados con coronavirus”, explica el doctor Javier Chapochnick, médico jefe del Programa de Trasplante de Órganos Abdominales del Centro de Trasplante y Enfermedades Crónicas de Clínica Santa María.
Agregò que, por otro lado, “los pacientes que se trasplantan reciben un tratamiento inmunosupresor, razón por la cual tienen un alto riesgo de complicaciones en caso de adquirir el COVID-19. Por ende, durante los primeros meses de pandemia, la actividad de los trasplantes de manera lógica estuvo muy disminuida y, progresivamente a medida que fueron pasando los meses, aprendimos cómo manejar la situación. Además, el sistema sanitario se ha ido desocupando y se han ido retomando las actividades, tanto de la donación de órganos como de trasplantes, pero seguimos a una tasa mucho menor que los años anteriores”,
La crisis sanitaria ha cambiado la forma en que se realizan diversos procedimientos y ha generado nuevos protocolos, aún más estrictos, para abordar la atención de los pacientes. Los centros de trasplante de todo el país también han adoptado medidas para enfrentar la pandemia y realizar estas intervenciones de alta complejidad de manera segura, según la exigencia de la autoridad sanitaria.
“Como clínica nos hemos visto expuestos a las dificultades de la pandemia. Nuestro equipo de trasplante inició la observación de los programas de trasplante a nivel nacional y mundial, y una vez que vimos la disminución de casos y la posibilidad de acceso a camas hospitalarias, reiniciamos nuestros programas con modificaciones centradas en disminuir riesgos de contagio. Como norma debemos utilizar elementos de protección, optar por la telemedicina y aplicar otras medidas de seguridad”, explica el Dr. Andrés Boltansky, jefe del Centro de Trasplante de Clínica Dávila.
Las medidas que se han adoptado en Clínica Santa María y Clínica Dávila incluyen:
-Test de PCR para donantes, receptores y colaboradores.
-Verificar la ausencia de Covid-19 en el paciente, además, a través de scanner.
-Uso de elementos de protección personal.
-Pabellones con presión negativa: Este tipo de tecnología se utiliza para contener los contaminantes transmitidos por el aire dentro de una pieza, como virus, bacterias, gases, entre otros, garantizando espacios más inocuos para proteger a los pacientes y a los colaboradores de la salud.
-Aislamiento de los pacientes de la unidad de cuidados críticos.
-Telemedicina, que consiste en consultas virtuales, en las que el paciente puede recibir evaluación desde su casa para evitar desplazamientos y contactos con otras personas después del alta médica.
Entre marzo y septiembre de este año en Clínica Santa María se han realizado 14 trasplantes (bipulmonar, hepático, renal, páncreas riñón) y en Clínica Dávila 16 (renal y hepático).
Testimonios de trasplantados
“Hace algunas semanas estamos trasplantando de manera normal, obviamente implementando los protocolos de protección COVID-19 que es parte de nuestro quehacer diario. Actualmente, los programas de trasplante de Clínica Santa María están funcionando con normalidad para todos los pacientes que requieran el trasplante de órganos en cualquiera de nuestros programas”, asegura el médico jefe del Programa de Trasplante Abdominal de la institución.
En este sentido, hace algunos días trasplantaron de hígado a un joven de 19 años, Vicente Nùñez Miranda, que llegó del sistema público a Clínica Santa María con una hepatitis fulminante.
Su madre, Marcela Miranda, dice que, gracias al trabajo de los profesionales de la clínica, Vicente se encuentra en excelentes condiciones y que hace pocos días tuvo la fortuna de cumplir 20 años y celebrarlos en familia. “Estamos muy agradecidos por todo el cariño, el trabajo, la dedicación del equipo de enfermeras, doctores, administrativos, del Banco de Sangre y todos los que nos acompañaron. Es algo que nunca nos había tocado vivir. Nos cuidaron con mucha empatía y cariño”, cuenta.
Otro caso es el de Luis Salinas (56), que fue trasplantado en Clínica Dávila durante la pandemia por una insuficiencia renal. En 2002 Luis se enteró de que tenía riñones poliquísticos, por lo que vivió 18 años con tratamientos y cuidados especiales antes de recibir el trasplante de riñón.
“Agradecimiento infinito, agradecer al aire, al viento, porque no sé cuál es la familia que me entregó este órgano que me permitió alargar y mejorar mi calidad de vida, y al equipo de trasplante de Clínica Dávila, en el que deposité toda mi confianza y el que estuvo siempre preocupado de entregarme todos los cuidados para que no me contagiara. Con el trasplante logré descansar mentalmente de esa necesidad de encontrar un riñón, y me proyecté para seguir viviendo y disfrutar el tiempo con mis hijas. Después de una situación complicada por la muerte de mi señora, me he permitido estos momentos de alegría que espero disfrutar mucho”, cuenta Luis.
Cuando partió la pandemia, Luis decidió irse a la playa para cuidarse y no contagiarse de COVID-19. Y el día que le informaron del riñón disponible viajó a Santiago para su trasplante.
“Eran tantas las ganas de trasplantarme que nunca tuve miedo o preocupación por la pandemia. Además, siempre estuve con los cuidados y con los protocolos que me entregó el equipo de trasplante de Clínica Dávila, así que siempre me sentí muy seguro”, agrega.