Potenciar la toma de decisiones de forma más descentralizada, fue uno de los puntos más altos en el proceso de reconstrucción, después del terremoto y tsunami que azotó a Chile el 27 de febrero de 2010.
Así lo explicó el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca, Armando Durán Bustamante, quien destacó que “se trabajó de forma más descentralizada lo que permitió tomar decisiones desde las regiones y en las zonas afectadas, en cuanto a la compra de terrenos y el tipo de vivienda que se iba a entregar a cada familia”.
“Este proceso de construcción, también fue una oportunidad para tomar ejemplos de otros países como la relacionada con la construcción de viviendas tsunami resiliente, modelo habitacional que fue tomado de la experiencia japonesa y que hoy existen en varias zonas costeras de nuestro país”, detalló.
Sin embargo, el académico aclaró que existieron puntos bajos en este proceso de reconstrucción y que estuvieron directamente relacionados con los tiempos de espera para las familias siniestradas, ya que algunas de ellas tuvieron que vivir durante años en viviendas de emergencia antes de recibir sus casas definitivas.
“Hubo mucha espera en el desarrollo habitacional en zonas complejas, especialmente, en la zona costera, ya que no existía claridad con respecto a línea desde donde se podía construir y se hicieron estudios que ayudaron a incrementar el tiempo de espera de las familias”, destacó.
Según el informe de la Comisión especial Investigadora de la Cámara de Diputados, elaborado en 2011, fueron más de 500 las víctimas fatales que provocó el terremoto y maremoto. En términos de infraestructura se registraron 200 puentes caídos, 73 hospitales dañados, 4000 colegios afectados y cerca de 900 pueblos y comunidades rurales y costeras golpeadas.
Terremotos, maremotos, incendios y temporales
Después del 27F y según lo que reporta el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), se han activado 18 veces planes de reconstrucción en respuesta a tsunamis, incendios, aluviones, inundaciones, erupciones volcánicas, lluvias altiplánicas y tornados.
Sin embargo, y pese las diferentes características que tiene cada una de estas catástrofes, el profesor Armando Durán Bustamante, alertó sobre la falta de protocolos para cada tipo de desastres, ya que actualmente –por ejemplo- no se cuenta con planes de reconstrucción especialmente diseñados para los grandes incendios que han afectado nuestro país.
“El incendio produce más daño que el terremoto. Es más agresivo. Con un terremoto se puede caer la casa o una parte de ella, pero la vida para esa familia sigue funcionando; en cambio con un incendio, las familias quedan con lo puesto, el gasto en reconstrucción es mucho más grande. Aquí el Estado está al debe con respecto protocolos para volver a levantar viviendas. Estoy pensando en las zonas de seguridad para soluciones habitacionales que están rodadas por plantaciones forestales y que actualmente no se contemplan”, detalló el académico.