La pandemia afectó a todo el sistema escolar y uno de los principales factores de riesgo asociados a estos efectos es el abandono de los estudios por parte de miles de niños, niñas y jóvenes. En el último año 39.498 alumnos de 1° básico a 4° medio desertaron del sistema escolar, y se generó una situación aún más crítica en los más pequeños: este año se registró el mayor número de abandono en la educación parvularia en una década, pasando de 4.960 niños que abandonaron el sistema en 2012 a 8.647 que lo hicieron en 2021.
Las mismas cifras reflejan que desde 2019 la cantidad de estudiantes de prekínder que abandonaron el sistema se duplicó, pasando de 1.878 a 3.960 niños y niñas, realidad aún más preocupante en el nivel de kínder donde hubo un aumento de la deserción de un 130% entre 2019 y 2021 (pasando de 1.965 a 4.687 niños).
Si bien en 1° básico también aumentó la deserción en un 44%, en este nivel académico la tasa de incidencia se mantuvo relativamente estable, pasando de 0,9% a 1,3%.
“Lo que más llama la atención es la diferencia en las tasas de deserción entre nivel parvulario y 1° básico, lo que puede explicarse con que este último es obligatorio. Por lo mismo, estamos tramitando en el Congreso, hace ya dos años, un proyecto que hace que el nivel de kínder también tenga un carácter de obligatorio. Esta iniciativa puede ser una gran respuesta a los niveles de abandono en esta etapa formativa de los niños”, asegura el ministro de Educación, Raúl Figueroa.
Situación en el Maule
A nivel del Maule, el secretario ministerial, Carlos Azócar, explicó que si en 2020 la deserción total entre prekínder y primero básico sumaba un 1,7% de la matrícula, para este año alcanza a un 3,1% – equivalente a 387 estudiantes- con alzas en cada uno de los niveles.
Azócar recordó a las comunidades la importancia capital de las etapas tempranas de educación y su influencia en la reducción continua y sostenida de las brechas que puedan darse en los aprendizajes, además de recalcar el valor que tiene el reforzamiento de valores y buenos hábitos que los niños y niñas adquieren en sus hogares, por parte de las educadoras.
“Es muy preocupante que hayamos tenido en el Maule un alza en la deserción. No es lo que queremos, pandemia o no pandemia. Esta situación anómala va a terminarse y ni los padres que no hayan apoyado o elegido para sus pequeños la permanencia en el sistema, ni los profesores podrán devolver ese tiempo de preparación y formación a los estudiantes. Es imperativo que las familias entiendan que la educación formal no empieza en primero básico, ese es el tercer piso de un edificio en construcción, y si los pisos anteriores no tienen buenas fundaciones o no están bien construidos, la estructura nunca tendrá la solidez y fortaleza óptimas. Necesitamos que los más jóvenes estén en clases, on line, presenciales, o mixtas según sea el paso en que se encuentren las comunas”, sentenció.
El proyecto de ley de Kínder obligatorio busca aumentar de 12 a 13 años la escolaridad obligatoria, con el objetivo de que las familias comprendan que este nivel es fundamental para el desarrollo de los jóvenes del futuro, porque así podrán tener trayectorias educativas exitosas. Actualmente el proyecto de ley fue aprobado por unanimidad en su primer trámite, pero está entrampado en el Senado al realizar modificaciones, que en la práctica eliminarían la obligatoriedad. Ahora el proyecto está en comisión mixta y se espera que tras su aprobación vuelva a la comisión.