El déficit habitacional afecta a más de un millón de familias

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Según datos de la encuesta Casen 2022, se necesitan 935.000 nuevas viviendas para resolver el actual déficit habitacional de nuestro país. Este habría aumentado 13% desde el año 2017 y está compuesto por 441.000 familias (47%) que viven allegadas por incapacidad financiera, 333.000 familias (36%) que ocupan viviendas irrecuperables y 161.000 familias (17%) que viven allegadas y hacinadas (con más de 2,5 personas por cada habitación destinada a dormitorio).

En tanto, si a estos grupos se le suman las familias que están viviendo en campamentos y las personas en situación de calle, se obtiene que serían necesarias 1.089.000 viviendas para abordar el déficit habitacional en su conjunto a nivel nacional.

Estas son algunas de las principales conclusiones del informe “Déficit habitacional en Chile: Evolución y análisis de la crisis de vivienda”, presentado esta mañana por el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Juan Armando Vicuña; la vicepresidenta del gremio, Jacqueline Gálvez, y el gerente de Estudios y Políticas Públicas de la institución, Nicolás León.

En la oportunidad, este último señaló que “junto con el aumento del déficit habitacional, nos preocupa cómo este problema está afectando crecientemente a la clase media. De hecho, podríamos decir que la labor del Ministerio de Vivienda y Urbanismo ha permitido incluso reducir el déficit habitacional en los grupos vulnerables y los hogares con viviendas irrecuperables. Sin embargo, de 2017 a 2022 el número de hogares de clase media allegados por incapacidad financiera aumentó nada menos que 165%”.

“Esta situación muestra que el problema de la vivienda no se resuelve solo con subsidios, sino que se necesita una acción mucho más integral”, agregó.

Al respecto, el presidente de la CChC hizo un llamado a todos los actores que puedan contribuir a reducir con urgencia el déficit habitacional: “Estamos frente a una crisis humanitaria que necesita más y mejores respuestas. Y no solo de un ministerio en particular. Es clave, por ejemplo, pensar en cómo facilitar el acceso de los sectores medios al crédito hipotecario y que los municipios se hagan parte de una política de densificación equilibrada porque, de lo contrario, solo estarán cerrando las puertas de las comunas a la llegada de nuevas familias”.

Composición y localización del déficit

De acuerdo al informe de la Cámara Chilena de la Construcción, el 54% de los hogares o núcleos que componen el déficit habitacional está liderado por una mujer, el 16% por un extranjero y el 50% por una persona menor a 40 años.

Por su parte, el mayor déficit habitacional se concentra en la Región Metropolitana (42%), donde se necesitan casi 400.000 viviendas. Le siguen la macrozona centro (24%), con 224.869 requerimientos habitacional, y la macrozona sur (23%), donde se necesitan 211.607 viviendas.

Propuestas CChC

Hace algunas semanas la CChC presentó 25 iniciativas para impulsar la reactivación, el crecimiento y la creación. En esta oportunidad, la vicepresidenta del gremio, Jacqueline Gálvez, enfatizó ocho de ellas por el impacto que tendrían frente al desafío de reducir el déficit habitacional.

·      Adecuar la normativa a la realidad de los hogares. La composición familiar ha evolucionado en el tiempo por lo que es necesario adecuar densidades consideradas en las normas a la realidad actual del número de habitantes por hogar, permitiendo alinear los instrumentos de planificación territorial.

·      Reforzar programas habitacionales. Generar incentivos normativos para masificar la oferta de viviendas en arriendo con y sin subsidio –en terrenos públicos y privados– y ampliar programas existentes, como Pequeños Condominios, incluyendo incentivos a las personas propietarias del terreno.

·      Ampliar la garantía estatal al pie de los créditos hipotecarios. Elevar el porcentaje del pie garantizado (a 15% como en otros países) y/o el precio máximo de la vivienda. La clase media necesita medidas muy potentes para resolver su grave problema de acceso a la vivienda.

·      Volver a tratar la vivienda como un bien básico. La vivienda no es un bien de consumo, por lo que debe aplicársele un IVA rebajado, como en otros países OCDE (España: 50% del IVA), o eximirla del pago de este impuesto, como fue hasta 2016. Se estima que con la aplicación del IVA el precio de las viviendas aumentó 12%.

·      Implementar mecanismo de reemplazo del CEEC. Por ejemplo, un subsidio directo, por un monto equivalente, a la compra de una vivienda. La eliminación del CEEC provoca un aumento entre 11% y 13% del precio final de la vivienda e implementar un mecanismo de reemplazo fue propuesto por distintos organismos en el marco de la eliminación de exenciones.

·      Impulsar la densificación equilibrada. En las grandes ciudades, donde se concentran los requerimientos habitacionales por allegamiento (RHA), es necesario activar, a nivel supracomunal, una estrategia de densificación equilibrada en torno a la infraestructura de transporte de alto estándar para maximizar la rentabilidad social de la inversión pública.

·      Generar incentivos tributarios transitorios para la compra de viviendas. Por ejemplo, en crisis anteriores, como en la crisis asiática de 1998, se permitió descontar de la base imponible los dividendos de los créditos hipotecarios.

·      Planificar las ciudades con una mirada integral y de largo plazo, considerando conjuntamente la actual y futura demanda de viviendas y el suelo urbano necesario para responder a ella y, al mismo tiempo, elevar la calidad de vida urbano en las zonas más deterioradas.

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