Un llamado a la “reflexión serena” después del plebiscito hizo una treintena de intelectuales, entre los cuales figuran cinco Premio Nacionales (Rodolfo Armas Merino, Medicina; María Cecilia Hidalgo, Ciencias Naturales; José Rodríguez Elizondo, Humanidades y Ciencias Sociales; Abraham Santibáñez, Periodismo; Agustín Squella, Humanidades y (Ciencias Sociales), académicos, y dirigentes sociales de un amplio espectro político, incluyendo ex ministros (Sergio Bitar, Enrique Krauss, Andrés Velasco, José Antonio Viera-Gallo).
Bajo el título de “Pensando en el amanecer del 5 de septiembre”, el grupo sostiene que en esa madrugada, conocido el resultado, “esperamos que hayan cesado las descalificaciones y las recriminaciones, volviendo a lo mejor de nuestra tradición. Chile, como ya ha ocurrido tantas veces en la historia, debe volver a mirar el futuro con optimismo”.
En esta perspectiva, “las y los firmantes” sostienen que ya he,os cruzado antes por momentos igualmente difíciles, saliendo siempre de ellos sin perder la unidad nacional porque “creemos que lo fundamental es revitalizar nuestra pertenencia a la patria común… En un complejo proceso como este, es lógico que surjan opiniones, aprobaciones y rechazos; dudas propias de una sociedad inquieta. Junto con sólidas argumentaciones de fondo hemos visto y oído proclamas con descalificaciones, fake news y acusaciones sin fundamento. El desborde de las redes sociales parece hacerse inmanejable. Lo que debería ser una instancia de construcción de acuerdos y convivencia democrática, genera a menudo odiosidades extremas. El debate sobre la nueva Constitución no ha escapado a esta situación”.
“Este ambiente, se agrega, no le hace bien a Chile”. Por ello señalan que “como se hizo evidente durante el estallido de 2019, hay muchos requerimientos no resueltos a pesar del enorme crecimiento económico que, a veces, no fue acompañado por un desarrollo social suficiente. Chile avanzó también socialmente (según índice de desarrollo humano del PNUD), pero en forma desequilibrada y, para muchos sectores, precaria”.
Como conclusión, en esta invitación-llamado, se dice que “la enseñanza inequívoca es que en la nueva etapa debe primar el buen criterio sobre los intentos más extremos. Las y los firmantes creemos que lo que debe importar es que, a partir del amanecer del 5 de septiembre, reiteremos nuestra confianza en la unidad y en la capacidad de resolver los problemas pacíficamente por el bien de Chile.”
A modo de conclusión se plantea: “Cuando las grandes mayorías se hayan pronunciado, será la hora de recoger aquello que nos une y mejor nos represente en la construcción del futuro. Como dijo Gabriela Mistral al recibir el Premio Nobel en 1945, nuestra tarea es ´la aceptación del presente y la anticipación del futuro´”.
El texto de la carta es el siguiente:
Pensando en el amanecer del 5 de septiembre
Las y los firmantes –preocupados por Chile y los chilenos- hacemos un llamado a la reflexión serena, más allá del resultado del próximo plebiscito. Al amanecer del 5 de septiembre esperamos que hayan cesado las descalificaciones y las recriminaciones, volviendo a lo mejor de nuestra tradición. Chile, como ya ha ocurrido tantas veces en la historia, debe volver a mirar el futuro con optimismo.
Creemos que lo fundamental es revitalizar nuestra pertenencia a la patria común. Nos preocupa por ello el tono del debate actual. En un complejo proceso como este, es lógico que surjan opiniones, aprobaciones y rechazos; dudas propias de una sociedad inquieta. Junto con sólidas argumentaciones de fondo hemos visto y oído proclamas con descalificaciones, fake news y acusaciones sin fundamento. El desborde de las redes sociales parece hacerse inmanejable. Lo que debería ser una instancia de construcción de acuerdos y convivencia democrática, genera a menudo odiosidades extremas. El debate sobre la nueva Constitución no ha escapado a esta situación.
Este ambiente no le hace bien a Chile.
Merecemos convivir en un clima de respeto, sobre la base de un deseo compartido de perfeccionar nuestra democracia. Como se hizo evidente durante el estallido de 2019,
hay muchos requerimientos no resueltos a pesar del enorme crecimiento económico que, a veces, no fue acompañado por un desarrollo social suficiente. Chile avanzó también socialmente (según índice de desarrollo humano del PNUD), pero en forma desequilibrada y, para muchos sectores, precaria.
El nuestro fue descrito por un lúcido pensador brasileño como un país con una loca geografía y una historia cuerda. Muchas veces, en situaciones de crisis, se escucharon voces prudentes. Nos ayudaron a encontrar nuevamente el camino del progreso en unidad.
Las legítimas diferencias no deben ser impedimento para expresarnos con libertad, junto con promover una sólida base de coincidencias. La necesitamos para reconstruir la paz social y, sobre todo, terminar con las graves situaciones de pobreza y vulnerabilidad que nos aquejan.
Diferentes encuestas y solventes opiniones apuntan, en este momento, a un resultado estrecho. Ello nos obliga, cualquiera sea el fruto de las urnas, gane el Apruebo o el Rechazo, a esforzarnos por perfeccionar el trabajo realizado hasta ahora.
En caso de aprobarse la propuesta de nueva Constitución, recordemos que ya existe un acuerdo a fin de aunar voluntades para mejorar el texto y dictar las leyes necesarias para su entrada en vigencia de modo que el país recupere la confianza en el futuro. Si, por el contrario, se rechaza, la tarea pendiente deberá ser encarada con decisión, ánimo incluyente y disposición a construir un texto que refleje la unidad.
Como fuere, la enseñanza inequívoca es que en la nueva etapa debe primar el buen criterio sobre los intentos más extremos. Las y los firmantes creemos que lo que debe importar es que, a partir del amanecer del 5 de septiembre, reiteremos nuestra confianza en la unidad y en la capacidad de resolver los problemas pacíficamente por el bien de Chile.
Cuando las grandes mayorías se hayan pronunciado, será la hora de recoger aquello que nos une y mejor nos represente en la construcción del futuro.
Como dijo Gabriela Mistral al recibir el Premio Nobel en 1945, nuestra tarea es “la aceptación del presente y la anticipación del futuro”.
Agosto 2022
ADHERENTES
- Rodolfo Armas Merino, Premio Nacional de Medicina, ex presidente del Instituto de Chile •Carlos Bascuñán Edwards, historiador
- Sergio Bitar Chacra, exministro, exsenador
- Darío Calderón González, socio del Estudio Jurídico Calderón y Cía.
- Jorge Donoso Pacheco, expresidente del Colegio de Periodistas, exdirector Fortín Mapocho
- Marcelo Drago Aguirre, abogado, máster en Administración Pública, Universidad de Harvard
- Alfredo Etcheberry Orthusteguy, abogado, profesor emérito de la Universidad de Chile
- María Cecilia Hidalgo Tapia, Premio Nacional de Ciencias Naturales
- Paula Forttes Valdivia, Directora Área Envejecimiento y Cuidados Flacso Chile, presidenta Fundación Clotario Blest
- Enrique Krauss Rusque, abogado, exministro
- Luis Ortiz Quiroga, abogado, exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile
- Joseph Ramos Quiñones, profesor Facultad de Economía de la Universidad de Chile
- José Rodríguez Elizondo, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Premio Rey de España de periodismo
- Fernando Saenger Gianoni, jefe del Departamento de Derecho Público de la Universidad Católica de la Santísima Concepción
- Abraham Santibáñez Martínez, Premio Nacional de Periodismo, expresidente del Colegio de Periodistas
- Rodolfo Seguel Molina, exdiputado, expresidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre
- Agustín Squella Narducci, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales
- Adriana Valdés Budge, expresidenta del Instituto de Chile
- Remberto Valdés Hueche, socio del Estudio Jurídico Remberto Valdés Abogados
- Andrés Velasco Brañes, exministro, decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics
- José A. Viera Gallo Quesney, exsenador, expresidente de la Cámara de Diputados, exministro, exembajador
- Gabriel Zaliasnik Schilkrut, abogado, expresidente de la Comunidad Judía