Héctor Noguera es uno de los gigantes del teatro nacional. Debutó como actor en las telenovelas Ecran y Cine Amor en la década de los 60’ y a fines de aquellos años, actuó en la película El chacal de Nahueltoro de Miguel Littin. La mayor parte de su trabajo actoral, como actor,director artístico y profesor lo desarrolló en el Teatro de la Universidad Católica, donde permaneció hasta 1995. A fines de los años 90’ funda el Teatro Camino, donde ha realizado 120 estrenos y recorrido numerosos países de América y Europa con su repertorio. Su hijo Damián Noguera Berger (Santiago 1990) acaba de publicar Autobiografía de mi padre (Catalonia, 2022), un libro fascinante que muestra “desde dentro” los procesos que ha vivido Héctor.
Damián, ¿cómo fue armando la biografía de su padre?
-Fue un proceso que tuvo distintas etapas. Nunca tuve una estructura muy clara, pero sí ciertas reglas generales. No quería que el libro se sintiera como un curriculum de la vida de mi padre, sino que más bien, intentara entrar en la mente del actor , y el peso que implica asumir tantos personajes distintos. En una primera instancia tuvimos muchas conversaciones. A partir de esas conversaciones empezó un muy largo proceso de escritura, en donde intenté de alguna manera asumir su voz, y tratar de entender cuál iba a ser el ritmo y el estilo del libro.
¿Tuvo acceso a algún registro documental?
-Sí. Ocupé muchos registros documentales de las distintas épocas que tuve que investigar para poder escribir este libro. Existen algunas grabaciones de las obras que hizo mi papá en el periodo en que trabajó en la Universidad Católica, a los cuales pude acceder gracias a al Programa de Investigación y Archivos de la Escena Teatral de la misma universidad. También fueron muy importantes distintos investigadores que han escrito sobre teatro chileno para desarrollar el libro como María de la Luz Hurtado, por ejemplo.
Escribir en primera persona y que esa persona no seas tú es díficil. ¿Cómo lo logró?
-Fue difícil asumir la voz de mi papá, pero lo más complejo yo creo, fue tratar de justificar en la misma escritura del libro la razón de ese ejercicio. En ese sentido, fue importante armar una escritura que se sintiera un poco más coral, transformar el libro en un juego de interpretaciones en donde, de la misma manera en que mi papá asume la voz de otros personajes, yo también tengo que asumir la voz de mi padre.
¿Por qué su padre declinó grabar las entrevistas para el libro?
-No fue mi padre el declinó la grabación de las entrevistas, fui yo. No quería que la escritura del libro fuese un ejercicio de transcripción. Quería que el libro se sintiera como un relato, y para eso, me pareció más apropiado en términos metódicos, escribir ideas a partir de las conversaciones que tuviéramos, no intentar traducir directamente esas conversaciones.
La cruda sociedad chilena
Héctor “Tito” Noguera Illanes (Santiago 1937), como actor de teatro ha integrado diversas compañías como el ICTUS, el Teatro de Comediantes y Teatro Q. Ha participado en exitosas telenovelas, Sucupira (1996), Oro Verde (1997), Romané (2000) y Machos (2003), por ejemplo. En el año 2006, Noguera es nombrado por Chile elige, como el segundo mejor actor chileno de todos los tiempos.
Damián, ¿Se ha pensado llevar el libro al teatro?
-No por el momento.
Una de las historias, que aparece en el libro y que se cruza la vida de Héctor Noguera son los trágicos acontecimientos del 20 de agosto de 1960, cuando Jorge del Carmen Valenzuela Torres ultimó salvajemente a Rosa Rivas y sus cinco hijos. Jorge Valenzuela, conocido como el Chacal de Nahueltoro, estando en la cárcel sufre una profunda transformación. Conoce el arrepentimiento, la fe cristiana y la redención de la mano de un apóstol de Cristo, el padre Eloy Parra, que acompañó a Valenzuela hasta su muerte, fue su férreo defensor y pidió activamente su indulto, sin resultado, al entonces presidente Jorge Alessandri. En 1969 se estrenó la película El chacal de Nahueltoro, de Miguel Littin, que cuenta la historia de los crímenes de Valenzuela y que para el Bicentenario fue elegida como la mejor película de todos los tiempos. En el filme, Héctor Noguera representa la figura del padre Eloy Parra.
Damián, ¿qué impactó a su padre del victimario Jorge Valenzuela Torres?
-Más que el crimen en sí mismo, más que su violencia, pienso que el caso del Chacal de Nahueltoro y la manera en que fue interpretada por la película de Miguel Littin en particular, devela una manera de entender la marginalidad, y ese intento también nos muestra la mentalidad de la Unidad Popular, de los objetivos que tenían esa generación de artistas, de los cuerpos que pensaban que podían asumir o que podían entender.
En la película, su padre representa al padre Eloy que defiende a Jorge Valenzuela, ¿qué enseñanzas nos deja el padre Eloy, qué sociedad chilena critica?
-Pienso que el padre Eloy, al menos en la manera en que es retratado en la película, habla de una cierta moral cristiana de los sesenta, muy presente en esa época, que cree en la necesidad de un plan nacional de desarrollo, que cree en la alfabetización y en la educación como una posibilidad real de cambio.
De alguna manera da cuenta de una generación que fue muy influenciada por el Padre Hurtado, que es una figura que pesó mucho en la manera en que mi padre percibe el mundo y la injusticia.
l día del fusilamiento de Jorge Valenzuela, muchas personas se reunieron a las afueras del penal a implorar clemencia por el reo. La madrugada antes de morir, Jorge Valenzuela escribió una emotiva carta al alcaide y al personal de la cárcel, dando gracias por las atenciones y oportunidades recibidas. Se mostró tranquilo y totalmente autoconciente al ser llevado al patio de fusilamiento.
Damián, por último ¿en qué momentos de la vida está su padre?
-No lo sé. Pienso que tampoco tengo como saberlo. Podría decir una generalidad. Decir que mi papá está bien. Que sigue haciendo lo que siempre ha querido hacer.
Pero es difícil hablar de un momento presente. Hablar de un momento implica hacer un ejercicio retrospectivo. Al menos en mi caso, tiene que pasar mucho tiempo para entender que un momento, efectivamente fue un momento.