La última semana se anunció la noticia de que el Gobierno de Argentina decidió aprobar para su uso comercial el primer trigo transgénico tolerante a la sequía del mundo. Este cultivo deberá esperar, de todas formas, el permiso de importación de Brasil, pues es un mercado clave para Argentina, ya que compra aproximadamente el 85% del trigo que consume a ese país.
Se trata de un desarrollo de la firma Bioceres-Indear, que ya tiene también una soya biotecnológica tolerante a sequía. Este último producto fue aprobado en 2015 en Argentina y se está a la espera del visto bueno para su importación por parte de China. El trigo tolerante a la sequía, según la empresa, brinda un aumento de productividad cercano al 25% en condiciones de sequía.
Desde Chile, y pensando más específicamente en la Región del Maule y su importancia agrícola, nos preguntamos por qué razón en nuestro país no existe una política de estado a favor de concretar iniciativas públicas y/o público-privadas que permitan obtener variedades vegetales de interés para la producción local mediante herramientas biotecnológicas.
Existen iniciativas aisladas pero no suficientes para obtener variedades adaptadas a los principales desafíos de la agricultura como son plagas, malezas y el cambio climático. Por ejemplo, en el caso de la sequía se habla principalmente de cómo gestionar mejor el agua, pero no de cómo las plantas se pueden adaptar a una menor cantidad de este recurso.
En la Región del Maule, por ejemplo, se produce aproximadamente el 12% del trigo harinero del país, el 20% del trigo candeal, y el 25% del maíz consumo. Hace varios años un equipo de investigadores de la Universidad de Talca, logró desarrollar también mediante transgenia, un maíz tolerante a la sequía, que la última década ha golpeado con tanta intensidad a la agricultura maulina.
Dichos avances no pueden traducirse en cultivos aprovechables en campos de nuestro país y región dados los vacíos regulatorios y la falta de voluntad política por parte de autoridades; que prestan oídos a minoritarios grupos de presión que actúan en base a desconocimiento, ideología y sin base científica.
¿Seguiremos quedándonos atrás como país y obviando soluciones útiles para nuestra agricultura? o ¿avanzaremos a paso firme utilizando todas las herramientas disponibles, como la biotecnología, para que nuestra agricultura sea una actividad más sostenible?
Miguel Ángel Sánchez
PhD, Director Ejecutivo ChileBio