Habiendo transcurrido un año del primer anuncio ministerial en que se informó que las escuelas no podrían operar en forma presencial, resulta importante revisar y reconocer algunos elementos vinculados a la alianza familia escuela, que han permitido sostener el quehacer escolar y hacer frente a las dificultades vinculadas a la falta de condiciones para dar continuidad al proceso educativo (1), sentando las bases, sin querer, de una nueva forma de educar.
1.Apoyo comunitario: La entrega de canastas familiares e iniciativas orientadas a apoyar a las familias más necesitadas, han sido instancias donde la escuela ha jugado un rol fundamental para acoger a sus comunidades, fortaleciendo su relación con quienes forman parte de su entorno. Sería esperable que las puertas de la escuela se mantengan abiertas a la comunidad más allá de la pandemia, estableciendo nuevos espacios donde puedan participar familias y vecinos de cada barrio.
2.Clases desde el hogar: El hecho de que los alumnos no puedan asistir a la escuela en forma presencial ha forzado que se tengan que implementar sistemas de trabajo a distancia, asincrónicos y online. Esta situación ha dejado al descubierto la necesidad de aunar fuerzas y complementar roles entre padres y profesores, para asegurar que niños y jóvenes mantengan un vínculo activo con sus establecimientos educativos. Es muy relevante sostener este trabajo mano a mano para seguir mejorando esta forma de educar que sin duda perdurará, complementando el trabajo presencial.
3.Redes, plataformas y herramientas tecnológicas. Incorporar múltiples redes, plataformas y herramientas tecnológicas en el campo educativo ha sido un cambio que ha demostrado tener un gran potencial formativo. El hecho de que estos avances estén siendo utilizados desde el hogar da cuenta de que estamos presenciando un cambio a nivel tecnológico y cultural. En este contexto se ha abierto una nueva forma de ver, pensar el vínculo familia-escuela. Avanzar en conectividad es fundamental para que este cambio pueda llegar a todos los hogares y proyectarse con equidad.
4.Bienestar socioemocional. En este tiempo se ha reafirmado que el desarrollo socioafectivo de los estudiantes no puede ignorarse; que no hay aprendizaje posible sin bienestar socioemocional. Atender este tema implica mirar qué pasa “al fondo de la pantalla”, en esta nueva sala ubicada en cada hogar. Trabajar estos temas en alianza con los padres es clave para que los niños puedan sentirse más cuidados, más seguros y animados para aprender.
5.Valoración y confianza mutua. Es frecuente escuchar a los padres diciendo que el tener a sus hijos en la casa les ha permitido reconocer el enorme trabajo que realizan los profesores. Por otro lado, también se ha visto que profesores se han sorprendido positivamente con la labor de muchos apoderados que han asumido un rol activo. Esta alza de valoración y confianza puede ser uno de los logros más relevantes de este período, logro que es importante consolidar a través de espacios organizados, que permitan proyectar una escuela más cohesionada, afectiva y efectiva para educar.
A partir de los hechos mencionados es posible aseverar que: hoy tenemos una gran oportunidad para seguir fortaleciendo los lazos entre la escuela y sus familias; que existe una mayor conciencia de la importancia del dialogo y colaboración entre apoderados y profesores; y que contamos con nuevas herramientas para consolidar este vínculo tan relevante dentro del proceso formativo de cada estudiante (2).
1 Ver informes elaborados por CIAE, educación 2020 http://www.educaencasacovid19.cl/
https://educacion2020.cl/documentos/informe-de-resultados-encuesta-
2 Ver guía de Unicef con consejos a las familias en el vínculo con la escuela
https://www.unicef.es/educa/biblioteca/educacion-familia-covid-19