Hace 32 años, entre las noches del 19 y 20 de enero de 1990, ocurrió la tragedia que quedó grabada para siempre en la memoria del pueblo azerbaiyano como Enero sangriento: 26.000 soldados soviéticos se desplegaron en Bakú bajo las órdenes de Mikhail Gorbachev con el objetivo de sofocar el movimiento de independencia.
Como resultado de la invasión de las fuerzas armadas soviéticas a Bakú sin previo aviso en la noche del 19 al 20 de enero de 1990 a las 23:30, 147 civiles murieron, 638 resultaron heridos, 841 fueron detenidos ilegalmente, cientos de personas fueron torturadas. Las sangrientas masacres y saqueos de propiedades, que tuvieron lugar en Bakú en esos días, al mismo tiempo se llevaron a cabo en otras regiones y ciudades del país. Entre los muertos, junto con los azerbaiyanos, había 6 rusos, 3 judíos, 3 tártaros… había niños, ancianos y mujeres…
El objetivo principal de este acto de agresión despiadada preparado por el Imperio soviético era sofocar el espíritu de liberación nacional del pueblo azerbaiyano y evitar protestas masivas en Bakú contra la decisión del parlamento armenio de anexar Nagorno Karabaj (Alto Karabaj) el 9 de enero de ese año.
Por la mañana, después del incidente causado por el caos y la anarquía en el país y la incompetencia política de los que estaban en el poder, en la conferencia de prensa en la Misión Permanente de Azerbaiyán en Moscú, el líder nacional Heydar Aliyev condenó enérgicamente la masacre de Bakú y calificó el terror contra la población civil como un acto contra los derechos humanos y las libertades.
Esta sangrienta tragedia, que tuvo lugar hace exactamente 32 años, unió a todo el pueblo de Azerbaiyán, independientemente de su edad, profesión o ideas políticas. Esta unidad fue una unidad de protesta contra un acto de vandalismo que no encajaba en ninguna norma política, legal, humana… Esta unidad fue una unidad de protesta contra un crimen político y militar cometido por las tropas soviéticas que invadieron Azerbaiyán con una intervención repentina… Esta unidad fue una unidad de desconfianza y odio hacia el antiguo Imperio soviético…
Pasaron los años, el pueblo de Azerbaiyán se reunió, se convirtió en un puño de hierro. ¡Fue una unidad de la alegría de la victoria brillante de la Guerra Patriótica de 44 días, de la fe infinita y la benevolencia del pueblo por el estado, el ejército, el victorioso Comandante en Jefe Supremo!
Desde hace exactamente 32 años, el 20 de enero de cada año, cientos de miles de personas vienen al Callejón de los Mártires, que se ha convertido en un santuario sagrado, y recuerdan con dolor y amor a los mártires que murieron por la libertad, la independencia y la integridad territorial de Azerbaiyán…