El día 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, condición que afecta a aproximadamente 280 millones de personas en el planeta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para algunos, la depresión es leve y de corta duración; para otros, es más grave y duradera. En el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio.
En sintonía con este contexto mundial, un estudio post pandemia de la Unicef indicó que 1 de cada 7 adolescentes, entre los 10 y 19 años, padece de este diagnóstico a nivel mundial. Una realidad preocupante, ya que casi 46.000 adolescentes optan por quitarse la vida cada año, situando al suicidio como una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
Según Stephanie Geywitz, psicóloga infantil de RedSalud, aunque los trastornos de salud mental deben ser diagnosticados por profesionales, existen señales en el comportamiento de los niños y jóvenes que las personas pueden identificar, las cuales pueden ser clave para realizar una evaluación clínica a tiempo y acceder al tratamiento necesario. “En muchas ocasiones, resulta abrumador no comprender plenamente el pensamiento de una persona afectada por la depresión, y lidiar con ello en menores de edad se torna aún más desafiante debido a su etapa de desarrollo”, señala la especialista.
Síntomas de la depresión
La psicóloga infantil proporciona algunos consejos para reconocer síntomas de esta enfermedad.
- Alteración de hábitos: La higiene del sueño y la dieta diaria son aspectos que se ven notoriamente afectados por una depresión. “Se produce un desbalance que termina en un exceso o escasez de comidas o de tiempo destinado a dormir”, comenta la psicóloga.
- Ánimo decaído: Poca motivación, tristeza o sensación de cansancio son señales que podemos percibir en los niños o niñas afectadas. “En general, lo más destacado será la falta de energía para participar en actividades, considerando que, a esa edad, su curiosidad por explorar el mundo es lo que más los caracteriza.”
- Inestabilidad emocional: La depresión ocasiona cambios en nuestra personalidad, los cuales aumentan a medida que se arraiga o profundiza en nuestro ser. La psicóloga infantil sostiene que: “los cambios de humor, sensibilidad o irritabilidad, sobre reacciones o apatía se convertirán en cualidades comunes en nuestros niños y niñas”.
- Ansiedad: Aunque son trastornos distintos, es posible que se manifiesten de manera conjunta. Si los niños no logran superar los miedos y preocupaciones comunes de la infancia, o si estos afectan significativamente sus actividades escolares, familiares o de juego, podría considerarse el diagnóstico de esta enfermedad.
Factores protectores
Por otro lado, recomienda enfocarse en tres puntos clave para proteger a los niños de esta condición.
- Familia: Establecer un lazo de unidad a través de la comunicación y el apoyo entre familiares es clave para compartir lo que sentimos y lo que nos provoca cierta acción o momento. Mientras más confianza haya, más información tendrá uno para enfrentar los posibles escenarios, dudas o preguntas que tenga el niño o niña.
- Rutina atractiva: Crear una agenda llamativa para los niños es clave para generar hábitos y desarrollar hobbies. Este proceso puede tomar tiempo ya que se terminará alineando a los gustos de cada infante. La sensación de “estar en nada” representa un desafío significativo para los cerebros de nuestros niños y niñas. Este sentimiento a menudo desencadena un exceso de pensamientos, llevando a la constante reflexión sobre la existencia, vida y todo lo que ello conlleva. “Los adolescentes, en particular, suelen enfrentar esto de manera más intensa, ya que se encuentran en una etapa de independencia, búsqueda de identidad y distanciamiento de los padres, lo que complica aún más abordar esta situación”.
- Naturaleza y deportes: La energía y la curiosidad son nuestros mejores aliados a la hora de tomar acción frente a lo cotidiano. “Incentivar los deportes y los panoramas al aire libre son determinantes en la influencia de nuestro estado de ánimo ya que generan las famosas hormonas de la felicidad y bienestar como la serotonina, endorfina y dopamina” afirma la psicóloga infantil.