En los últimos años hemos tomado cada vez mayor consciencia respecto a los efectos del tabaco, entendiendo que representa un factor de riesgo para diversas enfermedades. Según el último informe de la Organización Panamericana de Salud, Chile es el país con mayor prevalencia al consumo de tabaco (38,7%) entre los países de América, lo que deriva en múltiples efectos para nuestra calidad de vida. Pero fumar no solo trae problemas y enfermedades nocivas para nuestra salud, sino que también afecta la calidad del sueño y reduce el descanso nocturno.
El lunes 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Fumar, ocasión para reflexionar sobre este problema de salud pública.
Según la Dra. Maury Bracho, especialista broncopulmonar de Clínica Somno, el consumo de tabaco no solo aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular o cáncer, sino que también disminuye nuestra calidad de vida al producir un deterioro considerable en el sueño. “El tabaquismo se asocia a una mayor cansancio diurno al generar mayores dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. Si se trata a tiempo, se pueden prevenir problemas como la apnea obstructiva del sueño, el insomnio y los ronquidos”, explica.
Los trastornos del sueño tienen efecto directo en la salud metabólica de las personas, además de afectar su productividad, rendimiento físico y aumentar los riesgos de accidentes automovilísticos. Por lo mismo, dejar de consumir tabaco trae consigo múltiples beneficios que mejoran la calidad de vida no solo del fumador sino también de quienes lo rodean.
“Dejar de fumar es posible y tiene múltiples beneficios para llevar una mejor calidad de vida. Para aquellos que tienen dificultad para dejar de fumar y tienen un mal dormir, se les recomienda evitar el tabaquismo o en su defecto fumar el último cigarro tres horas antes de irse a dormir”. Lo ideal es abandonarlo totalmente, su cuerpo y su sueño se lo agradecerán, explica la especialista de Clínica Somno.
Para esto, desde Clínica Somno explican las ventajas claves de dejar el tabaco, las cuales impactan directamente en nuestra calidad de sueño:
El consumo de cigarro facilita el trastorno del sueño más grave: las apneas. Por lo mismo, el eliminar o bajar su consumo nos ayuda a evitar pausas respiratorias mientras dormimos debidas al colapso total o casi total de la vía aérea superior.
El tabaquismo irrita la nariz y la garganta, generando mayor congestión nasal lo que conlleva a una mayor frecuencia de ronquidos. En general, roncar es un trastorno del sueño y en muchas personas se acompañan de apneas, por lo que disminuir el consumo de tabaco ayuda a evitar esta enfermedad a largo plazo y mejorar nuestro descanso nocturno.
Al dejar el cigarro, estamos evitando sufrir el fenómeno de Edema de Reinke, enfermedad genera la inflamación crónica de las cuerdas vocales obstruyendo nuestra vía aérea alta.
Además, la nicotina es el compuesto activo que provoca adicción al tabaco y es la causa de que los fumadores tiendan a despertar más veces durante la noche o a experimentar sueño interrumpido.
Al dejar de fumar se reducen los niveles de nicotina progresivamente y así disminuimos el estímulo que provoca el insomnio.