El Maule es tierra de buenos vinos y de hermosos y variados paisajes. El emprendimiento se ha hecho cargo de estas dos áreas y en esta entrega de la campaña de empatía regional Prefiero el Maule y el Portal web El Maule informa damos a conocer dos historias que apuntan en esa dirección.
Daniela Gillmore tiene casi una vida entera ligada al campo. A los 8 años su padre y un tío se asociaron y compraron tierras en el Maule. Cuenta que “pasaba todos los veranos en el campo y jugábamos en las bodegas de vino, pero después empezaron a hacer vino y yo en los veranos me tocaba cosechar y en los inviernos podábamos, injertábamos, desbrozábamos y, en general, hacíamos todo tipo de faenas para ganarnos las mesadas”. Por ello, fue muy fácil decidirse a estudiar Agronomía y después de trabajar en el exterior para aprender y adquirir una mirada distinta: “Volví y me hice cargo del proyecto familiar, de darle un poco más de contenido y forma”.
Desde 1996 la familia Gillmore visualizó la viña abierta a los visitantes y a tener un proyecto enoturístico fuerte cuando muy pocas viñas recibían gente.
Después, “de a poco me fui involucrando más en el concepto de vino de alta calidad, que hablaran de un origen, de un territorio, que no fuera un vino más, que tuviera alma. Mi hermana es artista por lo que ella hizo los dibujos de las etiquetas cuando todas las viñas tenían solamente casonas. Ella hizo un dibujo de mi papá para la línea Hacedor de Mundo y así hemos haciendo distintas cosas que nos dan una característica distinta”.
Pero, todo el trabajo está pensado “más a largo plazo, con un sentido visionario. Las cosas hay que trabajarlas, no llegan de un día para otro. Hay que construir un relato, un lugar. Por eso, certificamos el agua de la viña, hicimos un centro de exhibición de fauna chilena, también un área de protección de flora. Todo eso toma tempo y hay ir armándolo.
Es un proyecto muy personal que muestra las aficiones de nuestro grupo familiar”.
Daniela apunta que “este rubro es como un niñito consentido, porque nunca se queda quieto. El mundo del vino uno piensa que es hacer vino, pero en realidad el desafío es vender vino porque los consumidores cambian constantemente, cambian las tendencias, cambian los gustos, entonces este es un rubro con mucho dinamismo, con mucha movilidad”.
Respecto de Viña Gillmore, la idea con los vinos “es ampliar lo que se está haciendo en Chile, lanzar nuevos vinos con nuevos enfoques, volver a retomar todo porque con la Pandemia se cerraron muchos mercados y prácticamente hay que hacer todo de nuevo porque muchos clientes cerraron, ya no existen”.
Agrega que hoy “estoy con una necesidad urgente de meterme en el mundo tecnológico, de entender la tecnología bien, porque creo que todo cambió y la gente compra, vende y vive mucha cosas a través de las redes sociales. Entonces, hay que cambiar las estrategias antiguas de venta que uno tenía y trabajar más directamente con los consumidores”.
En lo personal, indica que “me encantaría decir que estoy en una etapa súper consolidada de mi vida, pero siento que estoy siempre partiendo porque aparte que se me ocurren cosas nuevas, emprendo sueños o locuras nuevas. Como que nunca paro”.
“Tengo necesidad de hacer cosas, me encantaría tener más tiempo para poder aportar más a la sociedad. Siento que quienes tenemos una posición privilegiada porque a punta de esfuerzo y trabajo hemos logrado algunas cosas, necesitamos compartir eso. Me gustaría aportar un poco más en nuestra comunidad”, señala.
Hoy lo hacen a través de varias fundaciones. “Yo apoyo a mamás con niños con mielomeningocele entonces mi idea es poder involucrarme un poco más. Cuando a uno le toca vivir el mundo de la discapacidad se da cuenta que hay unos vacíos tremendos”.
Plantea que “nuestra primera meta de los primeros 20 años fue posicionar el valle, crear una denominación de origen y que se valorizara el territorio. Cuando llegamos al Maule la región producía vino a granel y se consideraba que no se hacían vinos de alta calidad. Eso ya no existe, todo el mundo sabe que se hacen vinos de alta calidad pero es un trabajo super minucioso porque hay que demostrarle a la crítica que estamos haciendo buenos vinos. Y que los vinos no son solo nuestros, sino que también lo hacen nuestros vecinos, que el valle da buenos vinos. Entonces, es un trabajo que se construye”.
Los primero años nos dedicamos a posicionar y a crear la denominación de origen, a darle valor, a darle un sello de alta calidad. Ahora estamos en una etapa un poco más de jugar. Ya tenemos nuestros vinos, tenemos nuestro portafolio y ahora nos atrevemos a hacer cosas más innovadoras, más rupturistas, que podamos jugar con el público”.
Concluye manifestando que “podemos empezar a hacer cosas más novedosas y modernas que antes nos costaba mucho más. Siento que estamos en una etapa mucho más libre. Hay que humanizar el vino. No es de una elite, es un alimento, debería estar en la mesa de todos los chilenos. El gran trabajo que tenemos al abrir las viñas es educar con humildad para que la gente se acerque y lo sienta como algo propio”.
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Facebook: @gillmorewine
Gestionar e integrar el turismo maulino
Christian Salgado tiene el alma dividida. Trabaja en marketing y ama el turismo. Este hijo de montañez es guía turístico, conoce el Maule como nadie, se ha dedicado a promover el ramal y ha estudiado el tema a fondo, al punto que está a punto de terminar un magister en turismo patrimonial, aparte de muchos diplomados en la materia.
Relata que “la idea partió el año 2000 cuando hice una página web de turismo, videos turísticos, fotografía y se dedicó a recorrer la región en al ámbito más humano, más que desde un punto de vista de buscar postales. El 2011, después del terremoto, gané una licitación para hacer un dossier fotográfico del Maule. Me recorrí toda la región. Me di cuenta que el Maule es un collar de perlas pero que no tienen el hilo conductor. Son puras perlas sueltas. No hay una plataforma estatal que se dedique a unirlas, no solo a promocionarlas. El error es promocionar sin educar a la comunidad en cuanto a hacer un turismo responsable ya que muchos viajan, pero dejan la basura, y no cuidan”.
En paralelo, ”he estado trabajando con el ramal. En 1997 mi tesis de carrera fue un documental que se llamó El último ramal. Me enamoré de la zona pero también vi que muchos van para allá, se sacan la foto pero nunca se cumple nada”.
Explica que “mi idea es ir conociendo más porque en algún momento el hilo conductor quiero ser yo. Uno genera confianza al conocer y vivir. A esos me he dedicado estas dos décadas, a conocer, a registrar, a ver quién lo está haciendo y cómo lo está haciendo y si es necesario lo apoyo.”
A fines del año pasado “me gané un Sercotec con lo que quiero empezar a implementar una plataforma de turismo que quiero lanzar. Empezar a vender lo que hacen mis colegas porque ya se cómo lo hacen. Por ejemplo, el año pasado saqué fotos a 150 hoteles del Maule con lo que conozco lugares, personas y registros, conozco a los dueños que se cómo trabajan, el entorno”.
Por ello, terminando su magister “empiezo a implementar todo para ser operador turístico del Maule porque no hay operadores turísticos. Tengo muchas agencias de Santiago que me piden datos o me contratan de guía, por lo que hay un mercado que necesita este servicio”.
En este sentido, “El Maule está al medio entre Santiago y Concepción, no es destino turístico, somos una región de parientes que vuelven y de algunos extranjeros que llegan de vez en cuando. Entonces el turismo es muy interno, muy familiar”.
Apunta que, a modo de ejemplo, “la ruta Pehuenche la cierran cuando debiera estar abierta siempre porque en invierno los guías de alta montaña no podemos ni siquiera llevar turistas a la zona. Eso es lo que estamos trabajando a nivel de gremio para que nos den los espacios y nos permitan acceso ya que estamos capacitados”.
Christian Salgado recalca que “debemos generar todas las bases para hacer una promesa turística que se pueda cumplir. En el Maule hay gran cantidad de tipos de turismo, pero todos desintegrados. Mi misión es buscar la integración, pero no es de un día para otro porque para eso hay que generar confianza, que te conozcan y conocer”.
Añade que “mi tarea ha sido de investigación y asesoría y ahora con las herramientas me voy a tirar, porque siempre se habla de la falta de un operador turístico. Estamos en la prehistoria del turismo en el Maule, tenemos que profesionalizarnos y hacer las cosas bien para empezar a hacer un turismo responsable, un turismo sincero que prometa y cumpla”.
“Quiero encargarme de profesionalizar la experiencia y que esta experiencia piloto se transforme en una empresa que va a generar valor y riqueza para todos. Que gane yo y los que estén conmigo. Y Empiezo por mi tierra que es el Maule”, finaliza.
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