Cada año se producen unos mil millones de casos de influenza en el mundo; de ellos, entre tres y cinco millones son graves.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la vacunación tanto en el hemisferio norte como en el sur, participando activamente en las campañas de vacunación y prestando apoyo a los estados miembros en la elaboración de estrategias de prevención y control de enfermedades infectocontagiosas, como por ejemplo, la influenza o el COVID (infección respiratoria aguda causada por virus), que se propagan fácilmente entre las personas cuando tosen o estornudan, siendo la inmunización la mejor manera de prevenir dichas enfermedades.
En la influenza o gripe estacional, las personas con mayor riesgo de enfermedad grave o complicaciones son los niños menores de cinco años, las embarazadas, las personas mayores y los pacientes con enfermedades crónicas (cardiacas, pulmonares, renales, metabólicas, neurológicas, hepáticas o hematológicas) o inmunodeprimidos (por VIH/SIDA, quimioterapia, corticoterapia o neoplasias malignas).
Es de fácil contagio, se transmite rápidamente en entornos como establecimientos educacionales y residencias de personas mayores, también puede contagiar por las manos contaminadas.
Para prevenir la propagación hay diversas estrategias tales como: Lavado de manos frecuentemente, cubrir nariz y boca al toser o estornudar, eliminar pañuelos contaminados al basurero con posterior lavado de manos, evitar el contacto directo con personas enfermas u uso de mascarilla en personas sintomáticas respiratorias
La inmunización es un componente clave de la atención primaria de salud y un derecho humano indiscutible. Se ha pasado de un mundo en el que la muerte de un niño era algo que numerosos padres temían a un mundo en el que todos los infantes –si están vacunados– tienen la oportunidad de sobrevivir y crecer sanos.
Las vacunas son seguras y eficaces, son inocuas y aunque pueden producir efectos secundarios, como dolor local en el sitio de punción o fiebre, suelen ser muy leves y temporales. En el caso de la vacuna contra la influenza, la protección que se logra desaparece con el tiempo, por lo que se recomienda la vacunación anual.
Las vacunas activan las defensas naturales del organismo para que aprendan a resistir a infecciones específicas y fortalecer el sistema inmunitario, éste produce anticuerpos, como ocurre cuando la persona se expone a una enfermedad, con la diferencia de que las vacunas contienen solamente microorganismos (virus o bacterias) muertos o debilitados y no causan enfermedades ni complicaciones, siendo las vacunas una forma ingeniosa y segura de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades. Otra característica del sistema inmunitario es que está diseñado para recordar, entonces tras la administración de una o más dosis de una vacuna contra una enfermedad concreta, el cuerpo queda protegido contra ella, normalmente durante años, décadas o incluso para toda la vida.
En definitiva, las vacunas, se encuentran entre de las intervenciones más costo-efectivas y más equitativas en salud pública y junto con la estrategia de vacunación establecidas por el MINSAL, como la vacunación individual, también se apunta a la inmunidad “de rebaño”, es decir, mientras más personas estén vacunadas, menos circulan los agentes infecciosos, lo que permite controlar las enfermedades.
Mg. Edith Valdés Muñoz
Docente de Carrera Enfermería