En el marco del nuevo proceso constituyente que se ha abierto, por estos días se ha abierto el debate en torno al número de listas a llevar, tanto desde la acera oficialista como la opositora. Distintas personalidades ya han fijado sus respectivas posiciones.
Existen poderosas razones en una u otra dirección. Lo ideal pareciera ser llevar tan solo una lista, tanto a un lado como en el otro para maximizar el número de candidatos electos con la votación que se obtenga. Pero eso no es tan simple ni tan cierto porque la suma que eventualmente se logre llevando dos listas, lo más probable es que sea mayor que si se lleva tan solo una lista.
Esto creo que vale tanto para la oposición como para el oficialismo.
El cuadro político actual es tal que en la derecha está el partido republicano, que representa a quienes no quieren cambio constitucional alguno, quienes sostienen que los problemas de Chile son otros que nada tendrían que ver con la constitución. Y están los partidos que conforman ChileVamos –UDI, RN y Evópoli- que en virtud del compromiso asumido en el plebiscito de salida de “rechazar para reformar”, que están disponibles para efectuar los cambios constitucionales que sean necesarios para inhibir una explosión popular como la registrada en el año 2019 y que hagan frente a una realidad política, social, económica y cultural muy distinta a la de hace ya más de 40 años.
ChileVamos teme que yendo con los republicanos ahuyente al centro político expresado por los partidos en formación (Amarillos y Demócratas) que fueron quienes encabezaron la campaña del rechazo. Por otra parte están quienes enfatizan la necesidad de ir juntos en base a las afinidades existentes entre ellos. Mal que mal, la mayoría de los republicanos provienen de los principales partidos de ChileVamos (UDI y RN).
En el gobierno, que es sustentado por dos coaliciones, el del Frente Amplio (FA) con el PC, y la Socialdemocracia representada por el PS, PPD y PR, la discusión en torno a las listas también está en el candelero. Están quienes insisten en la necesidad de que todas las fuerzas de gobierno se concentren en una única lista como una forma de expresar su respaldo inequívoco al actuar gubernamental en complejos tiempos de crisis. Y están quienes estiman que es imperativo llevar dos listas para maximizar la cantidad de votos a obtener por la vía de diferenciarse unos de otros.
El dilema no es menor, dada la incidencia que puede tener en la cantidad de votos que se obtengan de lado y lado, y por tanto, en el número de candidatos electos que se alcancen. Están en juego la diferenciación en cada bloque, y la eficiencia electoral.
Por mi parte, creo que por el lado del gobierno, lo más sano es que se levanten dos listas, una en representación del FA y el PC, y otra en representación del PS, PPD y PR. Ir en una única lista conlleva un alto riesgo de repetir el resultado del plebiscito de salida si la oposición llevara una única lista (38% versus 62%).
Por parte de la oposición, no tengo claro que es lo que más les conviene. Para el país, creo que lo mejor es que también lleve dos listas dado que permitiría separar la paja del polvo.