¿Un biomaterial hecho con desechos agroindustriales, que además de económico sea sustituto del plástico? Existe y se trata de la investigación de la académica de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dra. Yaneris Mirabal, quien tras varios años de análisis ha dado con la fórmula para elaborar un bioplástico con propiedades antisépticas, a partir de desechos industriales de manzana de empresas de la región del Maule.
La investigadora de la Facultad de Ingeniería de la casa de estudios superiores, apuntó que según la Asociación Gremial de Industriales del Plástico de Chile, cerca del 8% del plástico utilizado en el país se emplea en la agroindustria, por tanto generar un material de este tipo sería de gran aporte para reducir el uso de este, sumado a que el sector pondría en práctica la economía circular al dar una segunda vida útil a desechos de productores agrícolas, la agroindustria y empresas exportadores.
Es de destacar que según un estudio realizado en el 2016, sobre “Gestión de los residuos plásticos en campos agrícolas del Maule”, se conoció que en temporada el sector puede generar más de 36 toneladas de residuo de alta densidad, como cintas de riego, tapas de viveros y otros, que son incinerados o enterrados, lo cual genera contaminación.
Si bien ya se desarrollan biomateriales que buscan sustituir el uso de plástico en ciertos sectores y aplicaciones del mercado, otras experiencias toman como materia prima el almidón del maíz y la papa, lo que en opinión de Mirabal cumple con el objetivo de reemplazar el plástico tradicional, pero emplea productos que bien pudiesen ser de consumo humano.
Otras alternativas utilizan componentes importados y de elevado precio, los cual simboliza mayores costos.
En el entendido de que existen implementos plásticos que generan condiciones favorables para la agricultura, la propuesta de Mirabal, que es un Proyecto de Iniciación Fondecyt, comprende la producción de un material (90% desecho agroindustrial y 10% de otros componente naturales), que pueda ser empleado en el campo y que además de ser amigable con el medio ambiente durante su descomposición, aporte nutrientes al entorno. Este uso, promovería prácticas agrícolas más conscientes y sustentables en el país.
Pequeño agricultor
“Se busca implantar leyes sobre el uso del plástico, pero no se va a la base, que en el caso de la agricultura son los pequeños productores. Ellos también tienen mucho desecho de plástico, pero como a ellos no llegan las instituciones y la ley, sino a las grandes empresas, entonces no estamos solucionando el problema de base… Nosotros buscamos trabajar con pequeños y grandes productores”, comentó la investigadora, quien detalló que con la producción de este biomaterial, pequeños agricultores encontrarán venta para la fruta que rechaza el mercado por defectuosa, lo cual reduciría sus mermas o pérdidas.
Igualmente, los productores podrán reducir procesos y tiempos de trabajo, al emplear bolsas de almácigo elaboradas con biomaterial, por lo cual no deberán retirarla durante el proceso de trasplantado.
Además de las pruebas mecánicas de este bioplástico desarrollado, la investigadora actualmente trabaja junto con actores del sector productivo, en la inclusión de nutrientes necesarios para la siembra, a fin de que las bolsas del biomaterial, además de otros implementos de uso agrícola, sean de mayor aporte para el proceso productivo.
Varias mejoras
“Con este biomaterial no acabaremos con el problema del plástico, pero hablamos de un sustituto económico y rentable, que además es biodegradable, con lo cual se reducirá el uso del plástico, dándole valor agregado a un desecho que es contaminante, como el de la fruta, porque el desecho agroindustrial es un gran problema para las empresas, que al ser manejado de manera indebida, puede generar focos de contaminación, roedores, moscas, enfermedades y otras tantas consecuencias”, apuntó.
Además, las empresas podrán cumplir con exigencias legales en la materia y generar productos con mayor atractivo, al incluir este biomaterial como embalaje o empaquetado biodegradable, lo cual también estaría en sintonía con el sentido misional de organizaciones de corte orgánico y/o sustentable.