Por nuestra experiencia en Chile, muchos creemos que la arrogancia es propia de jóvenes recién llegados al poder. Pero en Estados Unidos se está demostrando que la misma enfermedad la padecen personas mayores y que ya han estado en un cargo poderoso, como Donald Trump.
Su mayor desafío, por ahora, es el allanamiento del FBI en su mansión en Florida. Acosado por la justicia en otro caso paralelo el ex presidente de EE.UU. se amparó en la Quinta Enmiendan para evitar incriminarse. También contrató un abogado, Drew Findling, que antes lo criticó y que es conocido como “el abogado de los mil millones de dólares”.
El problema se centró en la orden para entrar en su casa. Trump pidió que se diera a conocer públicamente. “La búsqueda, señaló The New York Times, estaba centrada en material que Trump había llevado consigo a Mar-a-Lago, su club privado y residencia, tras salir de la Casa Blanca. Esas cajas contenían… documentos clasificados , según una persona familiarizada con su contenido. Antes Trump retrasó durante meses la devolución de 15 cajas de material solicitado por los funcionarios de los Archivos Nacionales y solo lo hizo cuando hubo una amenaza de acción para recuperarlas”.
Tanto el FBI como el Departamento de Justicia, del cual depende, no habían dado explicaciones por la requisición. Por ello se pidió que se mostrara la orden. El propio Trump alegó que “nunca le había ocurrido nada parecido a un presidente de Estados Unidos”. Y agregó que eso “solo podría suceder en países quebrados (económicamente) del Tercer Mundo”.
El expresidente enfrenta simultáneamente varios casos ante la justicia. Está siendo investigado por sus intentos de proclamarse ganador en las elecciones de 2020 y por su eventual responsabilidad en la asonada contra el Capitolio el 6 de enero del año siguiente.
En Estados Unidos la ley castiga a quien “oculta, elimina, mutila, borra, falsifica o destruye voluntaria e ilegalmente” documentos federales bajo su custodia. Las penas van desde una multa a tres años de cárcel. Podría, además, ser inhabilitado para desempeñar cargos públicos. Los presidentes están obligados a conservar los documentos que producen y manejan mientras están en la Casa Blanca, incluidas sus notas personales. Deben entregarlos a los Archivos Nacionales al término de su mandato.
El registro, según dos fuentes conocedoras de la investigación que cita The New York Times, se centraría en el material que Trump se llevaó desde la Casa Blanca incluyendo cajas con documentos clasificados. Tardó meses en devolver las 15 cajas que le fueron reclamadas por los Archivos Nacionales. Se cree ahora que, además, se llevó otras 15 cajas que contenían documentos gubernamentales, recuerdos, regalos y cartas. Nada de lo cual puede guardar por haberlos recibido como presidente.
Los archivistas encontraron documentos con “artículos marcados como información clasificada de seguridad nacional”, dijo el FBI en febrero.
Trump en 2016 criticó a su rival Hillary Clinton por usar un correo electrónico privado para mensajes del gobierno. Pero durante su gobierno rompió material oficial que debería haber entregado a los archivos oficiales. Según trascendió, lo hacía habitualmente, desechando papeles y cartas rotos en su excusado.
Parece que es mucho lo que quiere ocultar si quiere volver a la Casa Blanca.
Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo