Recientemente se conmemoró el Día Mundial del Termómetro, un homenaje a una de las herramientas que ha sido fundamental para el cuidado de la salud desde tiempos inmemoriales.
Jaime Álvarez, académico de la carrera de Técnico de Nivel Superior en Enfermería de UDLA Sede Viña del Mar, explica que si retrocedemos en la historia, en 1592 el físico italiano Galileo Galilei fue quien propuso un invento cercano a lo que conocemos hoy como termómetro, un dispositivo de cristal en forma de varilla con líquido y unas esferas en su interior que ascendían o descendían según la temperatura.
Menciona que el origen del termómetro se remonta incluso aún más atrás, a la época de la antigua Grecia y Roma: el filósofo griego Hipócrates fue uno de los primeros en emplear un método para medir la fiebre de sus pacientes. Su técnica implicaba un tubo de vidrio lleno de agua sumergido en una mezcla de hielo y sal.
El primer termómetro moderno fue inventado en 1714 por el físico alemán Daniel Gabriel Fahrenheit. Utilizaba mercurio en lugar de agua y se basaba en una escala de temperatura dividida en 180 grados, con el punto de congelación a 32° y el punto de ebullición a 212°. Posteriormente, el físico sueco Anders Celsius desarrolló su propia escala de temperatura en 1742, la que se basaba en el punto de congelación del agua a 0° y el punto de ebullición a 100°. Esta se conoce como Celsius o centígrada.
“Desde esos momentos definitorios han surgido diversas variantes de termómetros, desde los digitales hasta los infrarrojos, cada uno con sus características únicas. La importancia de este pequeño dispositivo es primordial, pues permite medir la temperatura corporal en caso de enfermedad o sospecha de infección. La fiebre es un síntoma común de muchas enfermedades y puede ser un indicador importante para determinar si se necesita atención médica adicional. Además, tener un termómetro en casa puede ayudar a monitorear la salud general de la familia”, expresa el académico.
Detalla que, en cuanto a las opciones disponibles, actualmente existen diversos tipos de termómetros para uso en el hogar, cada uno con ventajas y desventajas. Los digitales encabezan la lista debido a su facilidad de uso, rapidez y precisión, los que pueden ser orales, axilares, rectales o de oído.
También está el termómetro de mercurio, que es más preciso que los digitales, pero puede ser peligroso si se rompen debido al elemento que contiene. Además, están los infrarrojos sin contacto, ideales para medir la temperatura a distancia, pero pueden ser menos precisos que otros tipos antes mencionados.
“En general, los termómetros digitales son la opción más recomendable para el uso en el hogar debido a su facilidad de uso y precisión. Es importante leer las instrucciones del fabricante y seguir las recomendaciones de uso para obtener lecturas precisas”, recomienda.
Para controlar la temperatura en casa, Jaime Álvarez, académico de la carrera de Técnico de Nivel Superior en Enfermería de UDLA Sede Viña del Mar recomienda seguir estos pasos:
Limpiar el termómetro antes y después de cada uso con alcohol o agua y jabón.
Si se está midiendo la temperatura de otra persona, asegurarse de que esté relajado y en calma al menos 10 minutos antes de tomar la lectura.
Si se está midiendo la temperatura oralmente, la persona no debe haber comido ni bebido nada caliente o frío al menos 30 minutos antes. +
Si se está midiendo la temperatura rectalmente, se debe utilizar un lubricante a base de agua para facilitar la inserción del termómetro.
Se debe registrar las lecturas de temperatura en una libreta para hacer un seguimiento de los cambios y compartirlos con un médico si es necesario.
Recordar que, si alguien tiene fiebre o síntomas de enfermedad, es importante que se quede en casa y busque atención médica de manera oportuna.