El emprendimiento es pasado, presente y futuro. Los emprendedores y emprendedoras miran al pasado para inspirarse y se proyectan al futuro para aportar al desarrollo. Eso es lo que veremos en esta nueva entrega de la campaña de empatía regional Prefiero el Maule y el portal web El Maule Informa.
Andrés Alberto Candia Salazar está impulsando un emprendimiento de robótica educativa en base a Lego, que son talleres especialmente dirigidos a niños hasta los 16 años con distintos niveles donde se potencian los estímulos STEAM (Ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas).
Explica que “a través del juego los niños desarrollan su inteligencia y ellos pueden primero construir distintos tipos de máquinas lo que les permite desarrollar todo el tema de ingeniería, construcción y desarrollar habilidades. Al mismo tiempo, programan sus máquinas y las hacen funcionar. Pero todo en base a jugar, que es lo principal”.
Esta iniciativa “nació como una necesidad que tuvimos varios apoderados.Yo trabajo en una empresa talquina en que después de 20 años pasamos a la modernidad desde una plantilla de 20 personas y una sala llena de equipos a un solo computador y tres pantallas. Eso me hizo un clic en la cabeza y me hizo pensar que eso es el futuro”.
De ahí partió la inquietud donde “de casualidad me topé con la robótica educativa en base a Lego. A mis niños siempre les ha gustado jugar con Lego y me di cuenta que tienen motores y sensores, todo lo que el mundo de hoy requiere. De esta manera, los niños van conociendo cómo funciona el mundo, la tecnología y al mismo tiempo incorpora el tema de la programación desde chicos. Eso es lo que este juego abre”.
Andrés es técnico agrícola, estudió Agronomía, lleva cinco años capacitándose y es profesor certificado de Lego.
La idea de sus talleres es “llevar esto a cualquier institución, persona o empresa que tenga inquietudes en esta área. Yo hago clases, talleres y eventos de robótica donde se requiera pues yo tengo las máquinas y los profesores, por lo tanto es algo que se puede llevar a cualquier parte. Por ejemplo, hay un evento en que en vez de llevar juegos inflables o fútbol se puede encontrar la tecnología como una forma de juego y aprendizaje entretenido”.
Agrega que “Lego hace una competencia anual a nivel internacional donde se toma un desafío que consiste en desarrollar un tema. Este año fue energía renovable, en que los niños tienen que hacer un prototipo, explicarlo, desarrollarlo, y con su imaginación proponer soluciones, adecuar ideas. Eso es algo muy entretenido. Los niños no tienen límites y nacen como un cuaderno en blanco. Por ello, no problemas reales y no hay soluciones locas, sino que hay que probar”.
“Tengo tantos legos, que incluso tuve que hacer una habitación especial. Me dije entonces por qué no llegar a más niños y por eso estoy armando este emprendimiento que es el primero de su tipo en la región”, indica.
En la actualidad hay talleres con dos modalidades, con un costo y voluntario. “Pero si una empresa o entidad quiere ayudar a un colegio puede hablar conmigo y llegamos a un acuerdo y podemos hacer un taller para incorporar la robótica a un colegio o a un grupo de niños. Esa es también la idea que tiene un sentido social”.
Apunta que “esto es pensar en el futuro, es pensar en nosotros mismos, porque los niños son quienes nos darán las soluciones a los problemas que tenemos hoy. Hay que conservar los bosques por lo que necesitamos que los terrenos agrícolas en 20 años produzcan el doble y para eso hay que aplicar la tecnología”.
Finalmente, expresa que la idea es “poder llegar a la mayor cantidad de niños posible, en todos los ámbitos, desde los que pueden pagar un taller hasta lo que no pueden hacerlo. La idea es divulgar la robótica educativa. Más que un tema de negocios, es algo que tenemos abordar como país o sociedad. Alguien tiene que dar el primer paso y eso es lo que yo pretendo. Mi ambición es amplia, pero no en lo monetario”.
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Pintar con fieltro
Andrea Llanka se dedica a tejer y crear productos de lana y tela con una mirada innovadora. “Esto empezó en el 2009 debido a que a mi mamá le dio una trombosis vascular y yo trabajaba como temporera. Me debí retirar para cuidarla y tomé la labor que ella desarrollaba desde hace muchos años. Ella tejía y al principio me pagaba por tejer para ella. Empezamos a ir a ferias y a hacernos más conocidas. Logramos así comprar nuestra casa. Esto viene desde mi abuela que tejía lana de cordero”.
Pero, “cuando íbamos a ferias nos dimos cuenta que todas las artesanas presentaban casi los mismos diseños y trabajos, por lo que comenzamos a innovar agregando cosas al tejido. Empezamos a aplicar fieltro, espejos con tejidos usando maderas nativas, creamos banquetas, ideamos cosas nuevas que pudieran llamar la atención. Y nos empezaron a contactar desde diversos locales”.
Agrega que “el primer año de pandemia se hizo un Cyber Fosis y nosotras fuimos las que más vendimos a nivel nacional, lo que nos llenó de orgullo”.
Hoy ofrece pieseras, cojines, banquetas, caminos de mesa, llaveros, alfombras, bajadas de cama, frazadas, todo en lana y en tela con aplicaciones de fieltro, que también es de lana.
“El fieltro que hacemos tiene una técnica especial que aplicamos porque primero lo hacemos con aguja, después se le pasa máquina y después vapor, lo que hace que quede muy sujeto a la prenda. Incluso se puede poner en la lavadora y no le va a pasar nada.
El fieltro es como pintar con lana. Yo no dibujo en las telas, voy aplicando el diseño del cliente como una pintura”.
Otra de sus características es que se apartó de los colores tradicionales y “comencé a utilizar colores más vivos, más fuertes. A la gente le gusta mucho”.
Para el futuro, “me gustaría exportar salir con esto al exterior. Aquí llega la gente que pasa a la playa, incluso ya no tenemos un cartel porque llegan las personas por el boca a boca. Pero, quiero salir al exterior con mis productos. Ese es mi nuevo desafío”.
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