A los 8 o 9 años, un niño debería leer con fluidez, comprender instrucciones y enfrentarse al texto con cierta autonomía. Pero eso no ocurre con la mitad de los estudiantes de Chile. Según los últimos resultados del SIMCE, el 52,5% de los alumnos de 4° básico no comprende adecuadamente lo que lee. El dato es alarmante y grafica un problema estructural que aún no logramos resolver.
A pesar de que el puntaje promedio nacional en comprensión lectora alcanzó los 278 puntos —el nivel más alto desde que se tiene registro—, el rezago lector persiste. Y es más profundo en contextos vulnerados: en el grupo socioeconómico bajo, el promedio fue de 258 puntos, y aunque representa un alza histórica, sigue evidenciando brechas importantes.
El problema se arrastra desde los primeros años de escolaridad y se acentúa con el tiempo. Según un diagnóstico aplicado por Fundación Crecer con Todos a 9.600 estudiantes en escuelas de alta vulnerabilidad de 15 regiones del país —con excepción de Aysén—, el 23,1% no alcanza los aprendizajes esperados para su nivel. Pero la situación es aún más crítica en 4° básico: de los 676 niños y niñas evaluados, un 47,18% presenta un rezago lector severo que limita su participación escolar y su desarrollo personal.
En zonas rurales, uno de cada tres estudiantes presenta un rezago crítico, lo que evidencia la profundidad del problema en contextos diversos y territorios aislados donde la Fundación trabaja desde hace más de 15 años.
No se trata solo de una cifra. Cuando un niño no logra leer a tiempo, todo su desarrollo escolar y personal se ve afectado: baja autoestima, menor participación, dificultades para lograr una trayectoria escolar positiva y desarrollarse plenamente. “Lo que muestran estos datos es que cerca de 113 mil niños y niñas enfrentarán dificultades para desarrollar una trayectoria escolar exitosa en el corto plazo. Y en el largo plazo, dificultades para participar activamente en la sociedad, lo que puede tener consecuencias profundas para su futuro”, dice Valentina Wagenreld, directora ejecutiva de Fundación Educacional Crecer con Todos.
REZAGO LECTOR PERSISTE Y BRECHAS TAMBIÉN
Como parte de su trabajo en terreno, la Fundación aplica evaluaciones diagnósticas al inicio del año escolar para observar el nivel de desarrollo de las habilidades de lectoescritura en estudiantes de contextos vulnerados. En 2025, este instrumento fue aplicado en 317 salas de clases, y los resultados entregan una radiografía clara del nivel inicial: tanto los desafíos existentes como las oportunidades para orientar el trabajo pedagógico.
En Nivel de Transición (NT), el 23,2% de los estudiantes no alcanzó los aprendizajes esperados para su etapa. En los niveles de 1° a 4° básico, el porcentaje fue de 20,4%. Las brechas territoriales también se hacen visibles desde el diagnóstico: en escuelas urbanas, el porcentaje de estudiantes con rezago crítico es de 19,4%, mientras que en zonas rurales se eleva al 33,9%, lo que refuerza la necesidad de enfoques diferenciados según las características de cada comunidad.
“La lectura es un derecho. Si a los 9 o 10 años un niño no lee, está siendo excluido del sistema”, explica Valentina Wagenreld. “Y lo más grave es que el rezago no se corrige solo. Si no hay intervención temprana, se consolida año tras año”, agrega.
Frente a esta realidad, Fundación Crecer con Todos impulsa programas orientados a mejorar los niveles de lectura en estudiantes de contextos vulnerables. Primero LEE, una estrategia pedagógica que hoy se implementa en 15 regiones y más de 50 comunas del país, ha beneficiado a más de 70.000 estudiantes y sus familias, y ha capacitado a más de 3.500 docentes y equipos directivos en cerca de 450 establecimientos educacionales.
La evidencia muestra que los programas funcionan. Después de un año con Primero LEE, el porcentaje de estudiantes en niveles críticos se redujo de 18,6% a 10,1%, y un 82% adquirió las habilidades de lectura y escritura esperados para su nivel. En 1° básico, el 90% de los estudiantes terminó el año leyendo. Por su parte, Viaje por las Letras, que aborda directamente el rezago lector, logró que el 92% de los niños y niñas no lectores de 2°, 3° y 4° básico terminaran el año leyendo.
Además de los avances académicos, los programas han transformado la relación de los niños y niñas con la lectura. El 94% de los equipos directivos y el 91% de los docentes que participan en Primero LEE afirma que ha sido un aporte clave en el aprendizaje de niños y niñas, destacando especialmente el aumento en la motivación y el gusto por leer.
“La buena noticia es que el rezago lector sí se puede revertir”, agrega Valentina Wagenreld. “Pero revertirlo requiere voluntad, foco pedagógico y trabajo sostenido, especialmente en las comunidades más complejas”, finaliza.