Los nuevos escenarios y contextos a los que se ha visto enfrentada la sociedad en su máxima expresión impactan de manera desafiante a nuestra Región, demandando un trabajo articulado por parte de la cuádruple hélice (Ámbito Público, Privado, Academia y Sociedad Civil), que permita dar respuestas pertinentes, oportunas, innovadoras y diferenciadas, desde cada territorio, siendo este último el mandante principal.
Se hace necesario reflexionar entonces sobre los cambios en los determinantes de nuestra ventaja comparativa y competitiva regional, sobre el rol de cada una de las instituciones hacia un desarrollo escalonado, sostenible e incluyente y su conexión de manera recíproca, con las necesidades y nuevos requerimientos del territorio, a través de la transformación y participación activa de cada uno de los actores en el desarrollo regional.
Una de las diez medidas esenciales para el desarrollo de los territorios en el Informe de la Comisión Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional, además de varios otros organismos (CCHC, CORFO, SERCOTEC), resulta ser el reconocimiento del Capital Humano Calificado, siendo esta una dimensión determinante para el desarrollo de una inteligencia territorial colaborativa.
Una segunda dimensión a desarrollar está asociada al sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el propósito de crear sistemas regionales que congreguen la totalidad de capacidades académicas disponibles, que se encuentran desplegadas en el territorio, con el fin de ponerse al servicio de la gestión del conocimiento estratégico regional.
El avanzar hacia una región inteligente -que aprende-, requiere una sinergia cognitiva entre sus actores, destacando el capital humano, el desarrollo de sus competencias, la tecnología e innovación, además del aporte al valor compartido de estas dimensiones. Sin embargo, todo ello, es factible solo si se cuenta con objetivos consensuados y basados en evidencia empírica, los que se articulen directamente con una Estrategia Regional.
El camino hacia un ecosistema integrado y sinérgico impacta, sin lugar a dudas, positivamente la cooperación y competencia, ambos como componentes trascendentales para el desarrollo territorial. El desafío resulta claro: si nuestro país busca ser competitivo y alcanzar un posicionamiento ventajoso frente a sus competidores, tienen que serlo también sus regiones; y, para que esto se vuelva una realidad global, debemos potenciar Estrategias de Innovación aplicada para generar Especializaciones Inteligentes en cada uno de nuestros territorios.