Disfrutar de las vacaciones, pero siempre regulando los límites, es el llamado que realizó el coordinador clínico (s) del Centro de Psicología Aplicada (CEPA) de la Universidad de Talca, Nelson Muñoz.
El profesional precisó que, en el contexto del verano, “no debemos olvidar que las vacaciones tienen que ser sinónimo de relajo, de disfrute, de descanso, pensando en uno, pero también en los demás, a esto se le denomina ocio saludable. Hay que recordar las restricciones de lo real, no podemos salir a bailar la semana corrida, ni trasnochar todos los días, ni tomar o comer todo lo que nos gustaría. Hay que regular estos límites”.
De esta manera las personas tendrán unas vacaciones saludables desde el punto de vista mental y físico, evitando terminar envueltos en espacios de emociones negativas, disgustos, estrés, pérdida del autocontrol e, incluso situaciones peligrosas o dramáticas.
“Muchas veces creemos que salir de vacaciones tiene que ver con traspasar límites. Ahí cobra importancia el concepto de autorregulación conductual o autocontrol, que nos sirve para regular nuestras conductas y actuar de manera adaptativa respecto a nosotros mismos y los demás”, comentó el especialista de la UTalca.
Muñoz agregó que esta frontera tiene que ver con la moral de cada persona, pero la recomendación es a estar atenta a ella. “Los límites deben implicar que mi decisión no provoque daño ni a mi propia salud ni a la de los demás. Consumir alcohol u otras sustancias de manera reiterada puede dañar nuestra función inhibitoria a nivel cerebral y provocar que no regulemos nuestras conductas, efectuando actos temerarios o peligrosos para nosotros mismos o nuestros semejantes”, alertó.
Por ello, la empatía en estos casos cobra importancia. “Todo lo que yo pueda disfrutar debe estar limitado en la medida en que impida disfrutar a otros y otras de sus propias vacaciones”, advirtió.
En el caso de los jóvenes, es necesario darles encuadres y límites claros, subrayó el especialista. “Ellos tienen derecho a tiempo de ocio y disfrutar, pero con regulación de riesgo de parte de los adultos”, indicó, y agregó que para ellos se pueden buscar actividades que sean desafiantes, pero con un riesgo controlado como lanzarse en paracaídas, parapente, saltar en bungee o canopy, entre otras actividades deportivas.
Además, llamó a quienes salen en familia a realizar actividades en conjunto, que ayudan no solo al relajo y entretención, sino también ayudan a reparar afectos y acercar posiciones entre adultos y niños. “Armar rompecabezas, jugar ludo, bingos o el tradicional bachillerato, facilitan la comunicación en la familia”, precisó.