La Constitución Política vigente en Chile contiene severas restricciones para instituir y facilitar un efectivo proceso de descentralización, desarrollo territorial y participación de las comunidades locales y regionales en los asuntos que les afectan más directamente. De hecho, las reformas constitucionales parciales no han logrado modificar las bases del modelo centralizado vigente de organización territorial del Estado ni han impulsado el desarrollo equitativo de las regiones y comunas, ni la plena democratización regional y local.
La experiencia internacional comparada da cuenta que los países que han logrado transitar exitosamente desde una condición altamente centralizada a descentralizada y desarrollada (España, Francia, Japón, Corea del Sur, Colombia), lo han logrado como consecuencia de una muy severa crisis social y política.
En consecuencia, el proceso constituyente recientemente iniciado en Chile abre una oportunidad histórica, y por lo mismo una ineludible responsabilidad, para aportar una visión sistémica e integral al modelo de Estado, a su vez coherente con las instituciones públicas, instituyendo un mandato constitucional explícito y facilitador de un proceso de efectiva descentralización política, administrativa y fiscal y de desarrollo territorial colaborativo, junto a un nivel de real participación de las organizaciones sociales y de la sociedad civil en las decisiones que las afectandirectamente.
Ese desafío lo ha asumido un grupo transversal, multidisciplinario y mayoritariamente regional de 24 destacadas personalidades, convocadas y coordinadas por la Fundación Chile Descentralizado, acordando proponer al país y a las candidaturas a Convencionales Constituyentes y a Gobernador Regional, una Visión de País, un Modelo de Estado unitario-descentralizado; una organización territorial del Estado acorde con las dinámicas del Siglo XXI, y, sobre esa base, un conjunto coherente de Principios Constitucionales mandatarios y facilitadores de dos dimensiones altamente interdependientes: Descentralización y Participación.
Por todo ello, y más importa sufragar el próximo 25 de octubre… pues se precisa de un sustantivo cambio acorde a los desafíos, al menos del siglo XXI.