LA CRUZ.- Se hizo una liberación de 35 mil individuos del biocontrolador Goniozus legneri para el control de polillas de la manzana y del algarrobo, transformándose en el primer ensayo experimental realizado en huerto dedicado a la producción de nueces orgánicas de exportación para el control de las principales polillas plagas del nogal. El uso de ésta y otras estrategias sustentables, han sido claves en el desafío de llevar a cero la incidencia de estas polillas.
Es la primera experiencia en Chile de uso del insecto Goniozus legneri, como controlador biológico de polillas en huerto dedicado a la producción de nueces orgánicas de exportación.
El entomólogo del INIA La Cruz, el Dr. Ernesto Cisternas estuvo a cargo de ejecutar este programa, cuyo gran propósito fue generar un protocolo de manejo de las plagas claves en un huerto orgánico.
El equipo de especialistas le puso mucha pasión e interés a esta iniciativa. El trabajo se centró en manejar las dos especies que amenazan la productividad y calidad de las nueces, siendo las polillas plaga más importantes: polilla de la manzana (Cydia pomonella) y la polilla del algarrobo o de la nuez (Ectomyelois ceratoniae).
La propuesta tecnológica del INIA consistió en implementar el control biológico aumentativo con liberaciones del parasitoide Goniozus legneri y además realizar ensayos con aplicaciones de biopesticidas orgánicos para determinar la eficacia de estos. Se complementó la estrategia utilizada en el predio, como el uso de feromona sexual para disrupción y tratando de complementar con el mínimo uso de insecticidas orgánicos.
De acuerdo a la literatura revisada por el investigador, Dr. Ernesto Cisternas, a cargo del área entomológica del proyecto, “algunas liberaciones masivas de Goniozus por hectárea realizadas en Argentina han llegado a obtener 0% de daño de polilla en nueces, lo cual es ideal para la condición orgánica”.
Lo primero que tuvo que despejar este equipo de entomólogos fue cómo desarrollar un pie de cría en laboratorio y establecer una crianza para su multiplicación y luego determinar cuál es el impacto o tasa de parasitoidismo que se logra bajo condiciones de campo sobre las polillas plaga.
En una primera temporada se determinó la presencia natural del insecto en el huerto. Algunas escasas colectas, explica Cisternas, “permitieron establecer un pie de cría bajo condiciones de laboratorio que en una segunda temporada permitió realizar liberaciones experimentales en tres hectáreas y con liberaciones equivalentes a 5000 adultos /ha, determinándose una tasa de parasitismo del 45% en comparación al 17,4% a 20% obtenido en sectores sin liberación”. El doctor Cisternas indica que durante esta tercera temporada, se espera que la efectividad en parasitismo de Goniozus legneri sea superior a lo obtenido en la temporada anterior y como respuesta a la densidad de liberación.
Esta temporada se implementó un ensayo demostrativo como prueba de campo, utilizando control biológico aumentativo en complemento al manejo orgánico del huerto. Se tomó superficies de una hectárea, liberándose 5000, 10.000 y 20.000 parasitoides por hectárea.
Las liberaciones se realizaron durante el período estival (diciembre a marzo), momento oportuno para conseguir una adecuada sincronización entre las polillas plaga y el parasitoide. En esta temporada el programa se cumplió con seis liberaciones para cada uno de los tres tratamientos.
Una vez que los insectos se producen en laboratorio son llevados al campo en cajas enfriadas. Aquí se preparan las cápsulas de liberación donde se introducen los parasitoides (alrededor de 50 pupas o coccones de Goniozus) y se distribuyen colgados en el área de liberación. “Es importante que las personas que manejan estos huertos orgánicos tengan conocimiento de cómo ocurren las dinámicas de los distintos insectos depredadores o parasitoides que controlan las distintas plagas en el huerto”, afirma Ernesto Cisternas.
¿Cómo se hizo? Se obtuvo los adultos del campo y se realizó una pequeña colonia multiplicada sobre larvas de una polilla distinta a las plagas. “Nosotros utilizamos la polilla de la cera (Galleria mellonella L). como hospedero ya que es una polilla de fácil crianza en laboratorio”. Además, dijo el Dr. Cisternas, “el uso de la polilla de la cera como hospedera para la multiplicación en laboratorio es una técnica utilizada en otras partes del mundo por su facilidad para ser criada bajo condiciones controladas. Goniozus es bastante polífago y tiene la gran ventaja que se puede utilizar como control biológico de otras plagas de polillas en otros cultivos.”
Dónde y cómo es el daño de las polillas? “Ambas polillas atacan el fruto, la polilla de la manzana durante todo el proceso de crecimiento oviponiendo principalmente sobre frutos en crecimiento; en tanto, la larva de la polilla del algarrobo penetra al fruto principalmente en la etapa final de crecimiento de la nuez. En nogales orgánicos se determinó una mayor incidencia de la polilla del algarrobo. Ambas especies de polillas producen pérdidas económicas considerables”.
En estudios de laboratorio y colectas de campo se ha determinado en Chile y otros paises el parasitoidismo de Goniozus sobre larvas de C. pomonella (polilla de la manzana); C. molesta (polilla del duraznero); Lobesia botrana (polilla del racimo de la vid); Proeulia sp. (enrolladores de hojas); E. ceratoniae (polilla del algarrobo); Ephestia kuehniella (polilla de la harina); Plodia interpunctella (polilla de las frutas secas); Galleria mellonella (polilla de la cera); Phthorimaea operculella (polilla de la papa); Tuta absoluta (polilla del tomate) y Spodoptera frugiperda (gusano cogollero). Es decir, esta técnica de control biológico aumentativo podría ser usada para diversas especies de polillas y en diferentes especies cultivadas.”.
El conocimiento de la época de vuelo de las polillas es fundamental. Explica el experto que “el uso de trampas de feromona para la polilla de la manzana y la polilla del algarrobo permiten conocer y monitorear el comportamiento estacional de los vuelos”. La polilla de la manzana vuela entre septiembre y marzo de cada año produciéndose 3 a 4 pick de vuelo por temporada; en tanto a polilla del algarrobo vuela entre diciembre y marzo continuando su actividad en almacenamiento. Por lo tanto, el período de liberaciones del parasitoide se realiza cuando las plagas se encuentran en estado larvario en el campo. “Esta temporada hemos realizado las liberaciones desde diciembre a fines de marzo, período en que el biocontrolador puede parasitar a ambas especies de polillas”.
El Dr. Cisternas afirma que estamos muy contentos con estas pruebas de liberación de este material biológico. “Es la primera experiencia en Chile usando Goniozus legneri para el control biológico de polillas en nogales”.
En palabras del experto, “este estudio posee una gran trascendencia porque es una estrategia de manejo complementaria para el control de estas plagas, lo que es perfectamente aplicable no sólo a cultivos orgánicos sino también a convencionales y en huertos de manzanos, cerezos, ciruelos, duraznos, etcétera”.
Para el INIA La Cruz ha sido muy importante poner en marcha un esquema de investigación que evalúe la efectividad de este biocontrolador naturalizado. Destaca el Dr. Cisternas, “se trata de un aporte más al desarrollo de la estrategia de control biológico, que por muchos años ha implementado el INIA en diferentes plagas y cultivos en Chile”. Esperamos, agregó, “que los resultados nos permitan implementar el método de control biológico aumentativo con Goniozus para el manejo de las polillas plaga en nocedales”.
Ernesto Cisternas, quien dentro de la entomología posee un vasto conocimiento en control biológico, plantea que el uso complementario y/o alternativo de tecnologías limpias y sustentables en los sistemas productivos, como el control biológico aumentativo y de conservación, permitirá el desarrollo de una agricultura sustentable. “La tecnología de control biológico actúa de manera clara sobre la conservación del medioambiente, favoreciendo la biodiversidad, permitiendo la reducción del uso de plaguicidas y los riesgos de residuos”.
El proyecto “Desarrollo de un protocolo para la producción de nueces orgánicas”, estuvo a cargo del ingeniero agrónomo de INIA La Cruz, Dr. Aart Osman y financiado por la Corfo a través de un Bien Público.
Este proyecto contempló un paquete tecnológico integral de prácticas sustentables que abordó aspectos no sólo del control de plagas (control biológico y uso de biopesticidas) sino que el uso de cubiertas vegetales, preparación de compost para el suministro de nutrientes en el suelo; fertilización, programa de riego para evaluar la demanda de agua en el cultivo, entre otros.
Este proyecto que ya está llegando a su final, ha tenido una duración de tres años (termina en mayo de 2021) y reunió un equipo de destacados expertos de cinco centros regionales de investigación: María Cecilia Céspedes León (INIA Quilamapu); Viviana Barahona y Soledad Espinoza Troncoso (INIA Raihuén), Gamaliel Lemus (INIA Rayentué); Carlos Ovalle Molina, Ernesto Cisternas Arancibia y Ana Morales (INIA La Cruz), Fernando Rodríguez y Matías Quiroz (ex INIA La Cruz) y, Giovanni Lobos Lobos (INIA Intihuasi).