En los últimos años el número de campamentos y familias viviendo en ellos ha crecido significativamente. Ante el desafío que representa esto para las políticas públicas, TECHO-Chile y Déficit Cero desarrollaron un estudio que propone cinco tipologías de campamentos, que se basan en las características demográficas, habitacionales, territoriales y organizacionales.
«El estudio da cuenta de que la realidad de los campamentos ya no es homogénea y, por lo tanto, debemos contar con una caja de herramientas más flexible que pueda abarcar esta diversidad para solucionar el problema de la falta de vivienda”, explicó Pía Palacios, directora del Centro de Estudios de TECHO-Chile.
Cada tipología tiene características distintivas, dando cuenta de una diversidad de formas de constituir campamentos. “El análisis desafía la noción tradicional de asentamientos homogéneos y destaca la necesidad de adaptar intervenciones estatales a las diversas realidades”, agregó Clemente Larraín, Coordinador de Estudios de Déficit Cero.
Sobre los “Macrocampamentos”, Larraín puntualizó que “estos son 184 a lo largo del país y en promedio tienen 1.744 hogares si consideramos todos los campamentos que componen cada uno de los macrocampamentos- estos presentan un enorme desafío, tanto por su magnitud como por su nivel de organización; posiblemente el camino ahí pasará por soluciones colectivas como radicación o construcción de conjuntos habitacionales”.
Para realizar esta investigación, se utilizó información de los catastros de campamentos del Minvu y TECHO-Chile (2023), además de la construcción de variables con fuentes externas de datos. Con ello fueron seleccionadas 8 variables, agrupadas en cuatro dimensiones: demografía, habitabilidad, territorio y organización. Finalmente se aplicó un método de aglomeración jerárquico que permite diferenciar 5 tipologías.
Las tipologías
Los campamentos “Pequeños inactivos” (27,4% del total) son de menor densidad, con un promedio de 41,9 familias. La mayoría no tiene directiva, están mayormente habitados por chilenos (92,8%) y ubicados en las regiones de Valparaíso y Biobío. Están expuestos a riesgos como inundaciones e incendios forestales y tienen un bajo nivel de avance en soluciones habitacionales, posiblemente por un desencanto con las políticas habitacionales tradicionales y las demoras en la solución.
En los campamentos “Grandes migrantes” (14,5% del total) hay, en promedio 99,6 familias y 76,9% de ellas son migrantes. La mayoría proviene de otros barrios dentro de la misma comuna, pero un porcentaje considerable llega directamente de otros países. El estudio sostiene que la conformación de estos asentamientos responde al alto costo de los arriendos, una mayor aglomeración por búsqueda de redes, expectativas de radicación, etc.
Los “Macrocampamentos» (16,2% del total) -fenómeno reciente- se distinguen porque colindan con otros asentamientos precarios formando grandes y complejos campamentos. Se definen como conjuntos más de 500 hogares, o bien más de 1.000 si se encuentran compuestos por más de una unidad territorial, presentando coordinación entre sus directivas. Una de las diferencias que tienen con los “grandes migrantes” es que poseen mayor avance de soluciones habitacionales y mejor acceso a servicios básicos.
Los campamentos “Estratégicos” corresponden a un 29,7% de los campamentos del país, conformados mayormente por hogares chilenos (92,8%). Con mejor acceso a servicios y un alto avance en solución habitacional, casi todos cuentan con una directiva que colabora con el Estado. Están expuestos a riesgos moderados y son más afectados por incendios forestales. El motivo principal de llegada a estos campamentos es la necesidad de independencia; la mayoría vivía de allegados anteriormente.
Los “Campamentos periféricos” (12,1%), conformados mayormente por chilenos y con baja densidad. En promedio, están ubicados a 24 km de equipamientos y a 89,7 km de los centros urbanos más cercanos; las viviendas tienen un alto índice de materialidad y buen acceso a servicios básicos, además poseen una relación estrecha con municipios, pero poco contacto con Serviu.
El estudio, además, realizó un análisis que revela tendencias en la distribución y formación de campamentos. En el norte grande predominan los «Macrocampamentos», debido a la alta presencia de familias migrantes y la atracción de población a ciudades como Antofagasta. Hacia el centro aumentan los «Pequeños inactivos», y en Valparaíso, la RM y O’Higgins, los «Estratégicos» son predominantes, dada la concentración de servicios urbanos. En el sur, los campamentos con alta proporción de hogares chilenos son comunes, con presencia destacada de «Pequeños inactivos» y «Estratégicos». La mayoría de los campamentos se formaron después de 2010, en particular los macrocampamentos, donde el 90% se formaron desde esa fecha. Mientras que, los grandes migrantes tienden a estar formados en la última década, asociados al fenómeno migratorio. Los pequeños inactivos se formaron en su mayoría previo a 2010, por lo que constituyen, en promedio, la tipología más antigua.
Es importante destacar que, si bien existe una formación de campamentos de migrantes en los últimos años, en la actualidad se siguen formando campamentos de todas las tipologías.
Los «Pequeños inactivos» muestran menor cohesión y organización, con escasos avances en soluciones habitacionales. Los «Grandes migrantes» tienen directivas consolidadas pero enfrentan dificultades en su solución habitacional debido a la diversidad de nacionalidades y necesidades. Los «Macrocampamentos» presentan una alta organización y desafíos debido a su tamaño. Los «Estratégicos» priorizan la independencia y mantienen redes de apoyo, con una buena organización comunitaria.
A través de la identificación de estas cinco tipologías en base a las características demográficas, habitacionales, territoriales y organizativas de los campamentos, “podemos destacar diferencias significativas entre ellos, lo que subraya la necesidad de una comprensión más profunda y precisa de esta realidad. Este análisis desafía la noción tradicional de campamentos homogéneos y destaca la necesidad de adaptar las intervenciones estatales a las diversas realidades encontradas”, concluyó Palacios.