Usualmente se asocia la desconcentración de los niños en clases y la baja en el rendimiento escolar, con problemas de conducta, de adaptación o dificultades de aprendizaje de diverso tipo, sin embargo en muchas oportunidades cuando existe algún problema de refracción -como miopía u otro- los niños no pueden leer correctamente y consecuentemente no entienden bien las clases ni sus tareas.
El desconocimiento de los padres juega un rol fundamental y suele ocurrir que niños y adolescentes son llevados tardíamente a control con un oftalmólogo, a menos que presenten síntomas notables como dolores de cabeza recurrentes, conjuntivitis, orzuelos, o astigmatismo.
María José Encina, especialista de la red de clínicas Ultravisión, señala: “El ojo tiene varias estructuras, una de las más completas es la córnea que se ubica en la parte externa. Luego está el cristalino en la parte interior que nos ayuda enfocar imágenes en la retina. En el caso de los niños a diferencia de los adultos, el cristalino es más transparente y altamente puro porque no bloquea nada de radiación ultravioleta y se demora en madurar hasta los 14 años, mientras que un adulto lo tiene más oscuro y este filtra la radiación UV. Así, es muy importante que los niños usen anteojos de sol”.
Recalca: “El inconveniente más común en los ojos de los niños en edad escolar es la visión borrosa o el error de refracción causado por la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo que genera una visión borrosa. Sin embargo, un niño que puede ver con claridad y tiene una visión de 20/20 aún puede tener un problema de visión relacionada con el enfoque, seguimiento y la coordinación de los ojos, por lo que se debe considerar que las destrezas visuales necesarias para leer y aprender con éxito son mucho más complejas”.
Por otra parte: “problemas de refracción en edad adulta como miopía, astigmatismo y presbicia pueden avanzar cada año, razón por la cual es igualmente relevante que los adultos asistan a una evaluación oftalmológica, la cual en muchas clínicas, como Ultravisión, es gratuita”.
Cada niño necesita distintas habilidades visuales para el colegio, entre las que se consideran:
• Agudeza visual: la capacidad de ver claramente a diferentes distancias.
• Seguimiento ocular: la capacidad de mantener los ojos en el objetivo cuando se mira de un objeto a otro.
• Coordinación ojo-mano: la capacidad de usar información visual para controlar y dirigir las manos cuando se hace un dibujo.
• Percepción visual: la capacidad de organizar imágenes en una página impresa en letras y recordar lo que se lee.
• Enfoque ocular: la capacidad de mantener una visión clara de manera rápida y precisa a medida que cambia la distancia de los objetos.
La especialista entrega algunas recomendaciones para identificar y prevenir problemas de refracción en los niños desde temprana edad:
– Estar alerta ante el enrojecimiento de la vista, cansancio al leer, picazón y frotación en los ojos.
– Ver si el niño se acerca demasiado a sus libros cuando lee o dibuja.
– Demora al leer textos en clase o en la casa, aunque ejercite frecuentemente la lectura o haya aprendido a leer hace tiempo.
– En el caso de requerir anteojos, se aconseja el uso de lentes oftálmicos hipoalergénicos, cómodos (no muy apretados o sueltos) y que evitan marcas en la piel.
– Proteger al niño con lentes que cuenten con protección UV, así como gorras que cubran su rostro que ayudarán a tener el contorno del ojo limpio de manchas o quemaduras por la alta radiación ultravioleta.
– Evitar largas horas delante del computador, tablets o celulares.
Otro tema importante a destacar es que la pupila de los niños, sobre todo a temprana edad, se dilata mucho más porque están en constante proceso de aprendizaje, captación de imágenes y no regulan el ingreso de la luz. En cambio los adultos se exponen más al medio ambiente y su pupila se cierra inmediatamente ante reflejos o destellos de luz. Ante ello, se recomienda el cuidado de la vista de los niños con lentes que lleven protección UV para evitar daños irreversibles en sus ojos.