El Presidente Sebastián Piñera dirigió la noche de este miércoles su último discurso como Jefe de Estado a dos días de entregar el poder a Gabriel Boric.
El gobernante hizo un balance de su gestión y expresó su preocupación por una serie de temas que afronta el país, en especial la confrontación y la violencia. Asimismo, expresó sus aprensiones sobre el trabajo de la Convenció Constitucional.
El texto del último discurso de Sebastián Piñera es el siguiente:
Queridos compatriotas, muy buenas noches.
A nuestro Gobierno le quedan sólo dos días de mandato, pero a Chile y a los más jóvenes les queda toda una vida por delante.
Los países no se construyen de un día para otro, cada generación, cada Gobierno construye sobre la obra de quienes lo antecedieron y, también, pasa la posta a quienes asumen el relevo del futuro. Así se construyen los países, con unidad, colaboración, con imaginación, espíritu emprendedor y siempre con mucho esfuerzo.
Esta noche quiero compartir con ustedes éxitos, fracasos, penas y alegrías que hemos vivido en esta Casa de Todos, que es La Moneda.
Gobernar nunca ha sido fácil y a nosotros nos ha tocado especialmente difícil.
En nuestro primer Gobierno debimos enfrentar desafíos tan grandes como reconstruir nuestro país después del devastador terremoto del 27F y alegrías como la búsqueda, encuentro y rescate sanos y salvos de nuestros 33 mineros.
Ahora, también, hemos gobernado en tiempos muy difíciles, no sólo las dificultades propias de todo Gobierno, tuvimos que convivir con el rostro de la adversidad.
El estallido social de octubre del 2019, la ola irracional de violencia destructiva que se expandió por todo nuestro territorio, la crisis política y la demanda por un nuevo Pacto Social, la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años, la mayor recesión de la economía mundial de los últimos 60 años y, también, la peor sequía de nuestra historia.
Todas estas crisis y adversidades significaron muchas privaciones, dolores y angustias para las familias chilenas, y comprometieron toda nuestra voluntad y nuestro esfuerzo por llevar ayuda y alivio.
La ola de violencia dejó muchos heridos y lesionados, pero lo más doloroso fue la pérdida de vidas humanas. Esta violencia la enfrentamos con todos los instrumentos del Estado de Derecho, incluyendo el Estado de Excepción Constitucional, buscando siempre, siempre compatibilizar el orden público y la seguridad ciudadana con el respeto a las libertades y los derechos humanos de todos.
Es importante recordar que, en ese tiempo, no contábamos con Fuerzas de Orden con la preparación y contingente adecuado y necesario para la magnitud de esta grave y sorpresiva violencia. Y, además, con el paso de los días quedó en evidencia la histórica fragilidad del Estado en materia de inteligencia.
La recesión económica la asumimos buscando siempre proteger los empleos de los trabajadores, los ingresos de las familias y la sobrevivencia y desarrollo de las Pymes.
La crisis social la abordamos construyendo en forma muy rápida una Red de Protección Social, que logró llevar alivio a más de 17 millones de compatriotas y ayudó a más de 1 millón de Pymes.
Estamos conscientes de la crítica, de no haber podido llegar a todos y a tiempo y, por supuesto, sentimos y lamentamos las dificultades que vivieron tantas familias chilenas.
La magnitud de la crisis económica y social requirió una profunda reestructuración y planificación por parte del Gobierno. Quiero recordar que en esos tiempos nadie sabía cuánto iba a durar la pandemia que, además, ya lleva más de 2 años.
En pocas semanas debimos construir una base de datos que no existía, que nos permitiera llegar a 15 millones de ciudadanos que nunca antes habían recibido una transferencia del Estado o una transferencia directa del Estado.
Esto significó un cambio de paradigma en muchas instituciones que tuvieron que reinventarse, retransformarse para enfrentar la emergencia. Por ejemplo, el despliegue del Banco del Estado, la creación del Hospital Digital, la reconversión de la Comisaría Virtual, el establecer una Red de Protección Social virtual para que usted pudiera acceder con mayor comodidad, entre muchos otros ejemplos.
Fue una tarea titánica y contra el tiempo, para poder llegar con la ayuda que la inmensa mayoría de los chilenos necesitaba.
La crisis política la encauzamos dentro del marco de la Constitución y el Estado de Derecho, a través de un amplio acuerdo de los parlamentarios desde Chile Vamos hasta el Frente Amplio, a través de una Reforma Constitucional que aprobó una amplia mayoría del Congreso y a través de un Plebiscito que fue aprobado por una gran mayoría de ciudadanos.
Siempre rechazamos y combatimos los caminos de la violencia, el anarquismo y el caos que algunos intentaban imponer; y, en cambio, siempre buscamos el camino del diálogo, la colaboración y los acuerdos.
La pandemia del coronavirus la enfrentamos con un solo norte, proteger la salud, la salud de usted, de su familia, de todos los chilenos, fortaleciendo tempranamente nuestro Sistema de Salud, multiplicando por cuatro el número de camas críticas, creando un Sistema de Testeo Trazabilidad y Aislamiento y asegurando las vacunas, en forma temprana, para que pudieran llegar oportunamente a los brazos de todos los que las necesitaban.
Esto se hizo a través de miles de centros de vacunación y con el valioso aporte de los trabajadores de la salud, los municipios, las universidades, la sociedad civil y nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, a quienes agradezco muy sinceramente.
Emociona y reconforta hoy día constatar que este enorme esfuerzo de tantas y tantos logró salvar decenas de miles de vidas humanas.
Ya llevamos casi un mes de continuas y significativas mejorías, disminución de los contagios y hospitalizaciones, lo que nos permite mirar el futuro con más esperanza y ampliar las libertades y oportunidades de todos.
También, hemos asegurado al próximo Gobierno las vacunas necesarias para completar la segunda dosis de refuerzo y hemos dejado el camino pavimentado para obtener las vacunas que sean necesarias en el futuro.
Esta noche, también, quiero compartir con ustedes algunos logros y avances que, sé, son muy sentidos por las familias chilenas.
Pusimos a Los Niños Primeros en la Fila, impulsamos la Agenda Mujer para lograr una mayor igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres, promulgamos la Ley de Matrimonio Igualitario.
También, fortalecimos significativamente el Pilar Solidario e implementamos la Pensión Garantizada Universal que, junto al Programa Adulto Mejor, significan una mejor vida y una mayor esperanza para nuestros adultos mayores.
Recuperamos más de 1,6 de los 2 millones de trabajos que la pandemia y la recesión nos arrebataron. Nos había tomado 10 años crear esos 2 millones de empleos y ya hemos recuperado 1,6. Y, también, hemos recuperado la capacidad de crecer y desarrollarse de nuestra economía.
Con satisfacción y pese a la magnitud de las crisis, nuestro Gobierno termina su mandato con una economía ordenada, una economía con ahorros y con un país en pleno crecimiento.
También, modernizamos y renovamos nuestro Sistema de Transporte Público, nuestro Metro, nuestros trenes, nuestra infraestructura de puertos y aeropuertos.
También, pudimos renovar un cuarto de la infraestructura hospitalaria y de Atención Primaria y pusimos en marcha 260 nuevos Liceos Bicentenario.
Para enfrentar la crisis climática aceleramos el proceso de descarbonización de nuestra matriz energética, reemplazando el carbón por energías limpias y renovables, promoviendo la energía del sol, del viento y del hidrógeno verde, y fortalecimos los programas de forestación y reforestación para proteger nuestros bosques.
Y, además, estamos a punto de aprobar la Ley Marco del Cambio Climático que nos va a permitir enfrentar esta crisis.
Además de la Comisaría Virtual y el Hospital Digital, que tanto nos ayudaron para enfrentar la pandemia, estamos construyendo una Carretera Digital que va desde Visviri en el Norte hasta Puerto Williams en el Sur, e introdujimos las tecnologías 5G que nos abren las puertas, para todos, a la Sociedad del Conocimiento y la Información.
Todas estas medidas mejoran sustancialmente la calidad de vida de las personas.
Quiero, también, compartir con ustedes algunas reflexiones y preocupaciones.
A diferencia del terremoto y la reconstrucción del 27F y el rescate de los mineros que unió a Chile, unió a los chilenos detrás de estas nobles y desafiantes misiones, las adversidades de los últimos tiempos han generado división y confrontación, y todos sabemos que en la unidad está la fuerza y que una casa dividida no puede prevalecer.
Más allá de nuestros errores o falencias, que los hubo, la acción del Gobierno encontró en demasiadas ocasiones una implacable obstrucción de una parte de la Oposición y, también, muchas veces, críticas que nos parecieron injustas porque no consideraron las dificultades del momento.
Me preocupa el grave y acelerado deterioro de la calidad de nuestra política y la actitud beligerante de algunos sectores. La misión del Gobierno y la Oposición no es destruirse mutuamente, sino colaborar, desde sus propios principios y visiones, para un futuro mejor para todos.
Me preocupa, también, el no reconocer el progreso que ha tenido nuestro país en los últimos 30 años, que fue el fruto del esfuerzo de todos, con sus luces y sus sombras. Y, por supuesto, sabemos que falta mucho por avanzar, especialmente en justicia y equidad.
Sin embargo, es irresponsable y es poco sabio despreciar o intentar desmantelar lo que juntos y con tanto esfuerzo hemos construido para poder alcanzar un desarrollo más inclusivo, más sustentable, más integral.
Me preocupa la falta de conciencia sobre la importancia del crecimiento económico sostenible. No hay mejor política de desarrollo que un sano crecimiento y no hay mejor política social que el pleno empleo.
Con respecto al Proceso Constitucional. Llevamos 40 años enfrentándonos y dividiéndonos por la Constitución de 1980. No queremos pasar los próximos 40 años confrontándonos y dividiéndonos por la nueva Constitución.
En los países sabios las Constituciones son el gran marco de unidad, de estabilidad, de proyección y para lograr ese marco se requieren amplios y sólidos acuerdos para que la Constitución sea reconocida y respetada por todos.
Me preocupan, también, algunas señales que, como Presidente, creo importante compartir en este último mensaje a la Nación.
Me preocupa el excesivo afán refundacional e identitario de amplios sectores de la Convención Constitucional. Chile no nace con esta Convención, Chile tiene una historia y nuestra Nación es mucho más que la suma de sus partes.
Debemos fortalecer y no debilitar la unidad del país, somos un país con diversas culturas y con diversas regiones, pero somos un solo país y todos somos chilenos.
También me preocupa debilitar al Poder Judicial, debilitar la igualdad ante la Ley, suprimir al Senado de la República que siempre ha cumplido un rol muy fundamental.
Tampoco es bueno restringir las libertades de las personas como la libertad de conciencia, la libertad de religión, la libertad de expresión o la libertad de los padres de formar y elegir la educación de sus hijos. También, no es bueno debilitar la libertad de emprendimiento o el derecho de propiedad.
Me preocupa la falta de claridad y fortaleza de algunos sectores en condenar clara y categóricamente la violencia y, aún más, aquellos que, de alguna u otra forma, la justifican, la amparan o la promueven. No hay violencias buenas y malas, todas las violencias son malas.
Estos son males que, si no los enfrentamos ahora y con fuerza van a terminar contagiando y debilitando gravemente nuestra democracia, nuestra sociedad y nuestra sana convivencia.
Chilenas y chilenos:
Estamos muy conscientes que durante nuestro Gobierno cometimos errores, pero les aseguro que siempre entregamos lo mejor de nosotros mismos y siempre hicimos lo que, con convicción, creíamos era lo mejor para Chile.
Siento un profundo orgullo y una inmensa gratitud con el pueblo de Chile porque cuando se escriba la historia de estos tiempos de adversidad, ella recordará los dolores y las privaciones de las familias, pero también recogerá el coraje, la solidaridad y la resiliencia con que los chilenos y chilenas supimos enfrentar esta adversidad.
Esta noche quiero también expresar nuestro profundo rechazo a la invasión rusa a Ucrania y nuestra total solidaridad con el pueblo ucraniano que está viviendo días muy, muy oscuros.
En dos días más entregaremos la posta a un nuevo Gobierno encabezado por el Presidente Gabriel Boric a quien le deseo no sólo el mejor de los éxitos en su futuro Gobierno, sino también sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo, fuerza para impulsar los cambios necesarios y resiliencia para enfrentar las muchas dificultades que se van a cruzar en su camino.
Este viernes dejaré la Presidencia, pero mantendré siempre mi profundo amor y compromiso por Chile porque se entregan los cargos, pero nunca se abandonan los principios y los propósitos.
Quiero terminar estas palabras agradeciendo sentida y encarecidamente a los equipos de Gobierno que trabajaron incansablemente durante estos cuatro años, postergando cosas muy importantes, incluso a sus propias familias, en bien de Chile y en especial durante la pandemia. Gracias, muchas gracias por su dedicación, por su compromiso con Chile.
Por supuesto, agradezco a nuestra coalición de Gobierno y, sobre todo, a quienes tuvieron la valentía de asumir posiciones impopulares, pero correctas y necesarias para el futuro de todos los chilenos.
Agradezco, también, a mi familia y muy especialmente a Cecilia por su aporte a Chile y a los adultos mayores y por haber sido la mejor compañera, consejera y amiga que un Presidente puede tener. Gracias, Cecilia.
Finalmente, agradezco a todas las chilenas y chilenos por la nobleza y temple con que contribuyeron a una mejor vida para sus familias y a un mejor futuro para Chile.
Que Dios bendiga a Chile, que Dios bendiga a todas las chilenas y chilenos.
¡Viva Chile!
Buenas noches y muchas gracias.