Según la Unesco, los usos sociales, rituales y actos festivos constituyen costumbres que estructuran la vida de comunidades y grupos, siendo compartidos y apreciados por muchos de sus miembros. Su importancia gravita en que reafirman la identidad de quienes los practican ya sea en grupo o sociedad y, tanto si se practican en público como en privado, están estrechamente vinculados con acontecimientos significativos.
Asimismo, estas fiestas y tradiciones están íntimamente relacionadas con la visión del mundo, la historia y la memoria de las comunidades y contribuyen a reforzar el sentimiento de identidad y continuidad con el pasado. Así, sus manifestaciones pueden ir desde pequeñas reuniones hasta celebraciones y conmemoraciones sociales con grandes convocatorias.
Fiesta de Cuasimodo
También es conocida como el “Correr a Cristo”, se trata de un ritual único en el mundo y está protegido como Patrimonio Cultural de Chile. La celebración, realizada originalmente por campesinos de distintas localidades del valle central del país, actualmente se asocia a las provincias de Chacabuco y Talagante.
Este hito religioso, que se celebra el primer domingo luego de la Pascua de Resurrección, tiene como objetivo llevar la eucaristía a enfermos y ancianos que no pudieron comulgar entre el jueves santo y el domingo de resurrección. En esta ocasión se prepara una carreta especial, donde un sacerdote es escoltado por una procesión a caballo.
Para Carlos Maillet, director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Universidad San Sebastián, “esta festividad mantiene aspectos expresivos y materiales como la indumentaria, ornamentación y medios de transporte que se han ido adaptando con el paso de los años, pero que siguen estando marcados por un carácter simbólico religioso-católico que trasciende como celebración”.
Vía Crucis y procesiones
Una de las tradiciones de Patrimonio Cultural Inmaterial más popular es el Vía Crucis (Camino de la Cruz). En él se lleva en andas una imagen de Cristo crucificado por las calles de las ciudades, pueblos o al interior de las iglesias. El recorrido consta de 14 estaciones que recuerdan el camino que recorrió Cristo desde el Pretorio de Pilatos hasta el Calvario.
“Durante Semana Santa también es común la representación de la Pasión de Cristo en diversas localidades, que incluye la recreación de escenas como la Última Cena, el juicio de Pilatos y la crucifixión. En algunas regiones de Chile se llevan a cabo otras prácticas religiosas, como la peregrinación al santuario de la Virgen del Rosario de Andacollo (Coquimbo), o la visita a la tumba del Padre Hurtado en Santiago, quien es considerado un santo popular en Chile”, agrega Maillet.
El conejo de Pascua
El Conejo de Pascua es un personaje folclórico que se asocia con la celebración de la Pascua en muchos países, especialmente en aquellos de habla inglesa y alemana (nórdicos de Europa). Su historia se remonta a la antigua tradición de los germanos de adorar a la diosa Eostre, deidad de la primavera y la fertilidad. Según la leyenda, Eostre encontró un pájaro herido y lo transformó en un conejo para que pudiera sobrevivir. Como el conejo había sido un pájaro, todavía podía poner huevos y así comenzó la tradición de los huevos de Pascua.
“La costumbre de regalar huevos decorados durante la Pascua se extendió por Europa y luego llegó a América con los inmigrantes europeos. Con el tiempo, el Conejo de Pascua se convirtió en un personaje popular en la cultura americana, incluyendo a nuestro país”, detalla Maillet.