Con una mirada hacia el futuro, la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile en Talca celebró el webinar “Coyuntura y proyecciones económicas 2020 – 2021”, junto al Doctor en Economía, Cristián Echeverría Valenzuela, quien además es director del Centro de Estudios de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo.
Para contextualizar el escenario, el especialista precisó que la coyuntura nacional está caracterizada por una fuerte caída de la actividad económica, condicionada por un reciente repunte en sectores más afectados como Comercio y Servicios. Se ha transitado entre decrecimientos de -15% (junio) a -%5 (septiembre), según cifras recientes y en comparación con mismo mes de 2019, según el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMACEC). Entre otros detalles, aún el sector Construcción se muestra rezagado, dada la dinámica de la actividad y resguardos sanitarios para su reactivación.
“El momento económico que estamos viviendo es probablemente de las cosas más importante que, en lo económico, veremos en nuestro país y nuestras vidas”, comentó Echeverría, para quien la actual crisis es más profunda que la de 1982. Sin embargo, las secuelas no han sido tan notables, dados los avances de la sociedad y las políticas públicas y monetarias que, igualmente, han reaccionado en cortos períodos.
Visión global
En términos globales, destacó del escenario 2020-2021 que las economías avanzadas han promovido una fluctuación de los confinamientos, que en un inicio fueron mucho más estrictos, entre los cuales se han registrado rebrotes y generado nuevas medidas de contención. Ante tal escenario, las instituciones responsables de la política monetaria de los países han dado un fuerte impulso monetario y fiscal a las economías, a fin de evitar la caída más profunda y promover que la recuperación sea lo menos tardía posible.
Asimismo en las economías emergentes ha sorprendido el mayor dinamismo de actividad y demanda, caso como el de China, respecto a sus proyecciones iniciales. El último dato de crecimiento registrado es de 3%.
En este sentido, Echeverría enfatizó que China es el principal comprador de mercados globales de ´commodity´ como el cobre, por tanto la evolución de la economía China, ha sido en parte razón para que el precio del cobre se haya mantenido a US$ 3 la libra, lo cual ha sido positivo para la economía chilena, que registra mayores ingresos por esta vía.
No obstante, el académico subrayó que Latinoamérica ya acumulaba problemas económicos, de crecientes desbalances fiscales y aumento en tasas de desempleo, entre otros. Se refiere al escenario latinoamericano en términos de una “vulnerabilidad creciente”, por lo cual los efectos de la pandemia serían aún más complejos. Es de destacar que la región es relevante para el comercio internacional y vínculos financieros de Chile.
Cicatrices en Chile
Al analizar cómo se ve afectado Chile, Echeverría destacó que “el desempleo en larga duración es un fantasma que está creciendo”. Las secuelas de estos ciclos afectan la productividad de los trabajadores, autoestima y capacidad para encontrar un nuevo empleo en condiciones cercanas al nivel laboral y de calidad de vida anterior.
Entre los daños, enfatizó en los riesgos financieros acumulados, también referidos por instituciones como el Banco Central de Chile. “Está ocurriendo ya y se está acumulando riesgo financiero por parte de las empresas, porque no han habido los niveles de recuperación que se pensaban cuando se contrajo este valle económico”.
Entre los factores positivos, recalcó los niveles relativamente altos del precio del cobre y un tipo de cambio al alza con fluctuaciones, lo cual es favorable dado que mejora la competitividad de las exportaciones. Sin embargo, el efecto neto del contexto global a corto plazo es adverso a la recuperación de la actividad interna, apuntó.
Confianzas en el mercado
La Universidad Autónoma de Chile elabora mes a mes, con metodología de la UDD los Índices de Confianza Empresarial de las regiones del Maule y La Araucanía, diagnóstico para el cual Echeverría juega un rol fundamental en la alianza entre universidades.
Sobre este respecto, el investigador detalló que la confianza de los empresarios mostró una caída en noviembre de 2019, para alcanzar sus valores más bajos a fines del primer semestre de 2020. Sin embargo, se ha mostrado una atenuación del pesimismo, llegando a niveles de pesimismo leve.
Al consultar a los empresarios sobre percepciones de la situación del negocio y de la economía en los próximos tres meses, declaran percepciones de mejora, comportamientos que se están sustentando en las mejoras de expectativas y se manifestarán en los IMACEC de los próximos meses.
Echeverría indicó que la tendencia de la Confianza Empresarial sugiere una caída de la actividad, en torno al 6%, además de un descenso en la inversión, en torno al 20%.
Respecto a la confianza de los consumidores, apuntó que esta anticipa un punto de inflexión en la dinámica del crecimiento del consumo agregado. No obstante, las actuales condiciones del mercado de trabajo alimentan las expectativas de los consumidores.
Perspectivas de mediano plazo
Sobre las perspectivas a mediano plazo (2021 y 2024), según análisis de variables económica y de historia económica, Echeverría apuntó que se espera: crecimiento lento del consumo real (1%+);
recuperación lenta de tasa de inversión (0%- hacia 20% del Producto Interno Bruto – PIB); disminución gradual del desempleo (hacia 10%+-), bajo medidas más compleja, como trabajadores a tiempo parcial involuntario; y niveles de ingreso per cápita y de vida, comparables a los anteriores a la pandemia, recién en 2024.
Se proyecta que las remuneraciones reales, registren un crecimiento gradual, en torno a 1% y 2% hacia 2021. Sin embargo, dependerá de los posibles rebrotes y cómo estos afecten la economía.
Asimismo, se calcula un crecimiento del PIB en torno a 4,5% para el próximo año, el cual se muestra favorable dada su deprimida base de comparación, que sería el 2020, para luego observar una supresión de políticas fiscales y expansivas, para un crecimiento en 2024 en torno a un 2,6%.
Sobre los efectos que tendría en la economía el desarrollo de una vacuna para el COVID-19, Echeverría puntualizó que sería positivo, ya que permitiría recuperar la normalidad en el desplazamiento de las personas y el funcionamiento de ambientes confinados, así como de reactivación del sector servicios que representa cerca de un 70% de la actividad económica.