En Chile, la educación se encuentra amparada por la Ley 20.845 de Inclusión Escolar, que vela por la no discriminación que impida el aprendizaje y la participación de los estudiantes, mientras que los derechos de los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE) están establecidos en la Ley General de Educación y en la Ley 20.422, que define normas sobre igualdad de oportunidades en inclusión social de personas con discapacidad.
En este contexto, el inicio de otro año escolar representa un hito para aquellos niños que por primera vez ingresarán al sistema educativo formal, pero para aquellos alumnos que tienen Necesidades Educativas Especiales (NEE), esta experiencia puede representar un gran desafío.
Claudia González, académica de la carrera de Educación Diferencial de UDLA Sede Viña del Mar, recomienda algunas estrategias para las familias de niñas y niños que precisen de ayudas y recursos adicionales para conducir su proceso de desarrollo y aprendizaje:
Hablar con los niños, de manera lúdica, sobre lo que sucederá en marzo, decirles que conocerán a otros compañeros y adultos, propiciando la calma y confianza.
Marcar en un calendario el primer día de clases y recordarlo de vez en cuando, de tal manera que sea una fecha familiar, importante y esperada por todos.
Marcar el vestuario, útiles escolares, mochila, lonchera, entre otros, con el propósito de que los vayan reconociendo con anterioridad.
Hacer el recorrido a la escuela antes del ingreso, destacando lo bueno del trayecto y del colegio.
Potenciar o enseñar hábitos, idealmente dos o tres semanas antes de iniciar el período escolar. Ajustar los horarios de sueño considerando que este es fundamental para el crecimiento y desarrollo de habilidades. De igual forma, adecuar el horario de las comidas de manera que se asemejen a los períodos en que el niño o niña tendrá en la escuela.
Realizar actividades en las que deban seguir instrucciones cortas y precisas como poner la mesa, ordenar los cubiertos, recoger juguetes.
Conocer las barreras que impiden la participación de los niños en su entorno e identificar el contexto escolar más apropiado, que proporcione facilitadores para que logren los aprendizajes.
Solicitar una evaluación por parte del equipo especializado de la escuela para identificar las necesidades del niño o niña.
Pedir los apoyos necesarios para ser implementados en el aula y/o fuera de ella.
Mantener permanente comunicación con el profesor.
Seguir las indicaciones y sugerencias entregadas por los profesionales de la escuela.
Mantener informados a profesores y a profesionales especializados de los avances, dificultades y necesidades emergentes de su hija o hijo.