Cada 21 de mayo se conmemora en Chile el Día de las Glorias Navales y con esto los combates navales de Iquique y Punta Gruesa, ambos en 1879. Sin embargo, la memoria colectiva suele solo destacar, en la mayoría de los casos, la muerte del capitán de fragata y abogado Arturo Prat quien lideró la Corbeta Esmeralda, lo que también ha sido valorado por la historiografía como el acto heroico que despertó el sentimiento patriota para los cuatro años de la Guerra del Pacífico.
Expertos como el académico de la carrera Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Guillermo Ortiz Morán, resaltan también otros tantos aspectos que, bajo su análisis, permitirían recuperar la pertinencia y reconocimiento de la ciudadanía sobre lo ocurrido, y así reconstituir identidad.
Se trata no sólo de la anexión territorial para Chile, lo que hoy se conoce como Tarapacá y Antofagasta, sino también de la participación de jóvenes talquinos y curicanos en esta batalla.
“No debiésemos recordar esto como una derrota. Lo que se está conmemorando es un acto heroico que avivó a todos los jóvenes, incluidos a los del Maule, a defender Chile. Generó un ambiente nacionalista de querer participar en la guerra y defender las fronteras del país… En esta guerra, que en gran parte fue terrestre, Chile logró anexar parte de lo que hoy corresponde al norte del país y eso es sumamente importante porque esta zona ha permitido generar el sustento económico, la base económica de la nación. El sueldo de este país, en un momento posterior a la guerra fue el salitre, con todo su esplendor… Hoy en día es el cobre, principal sustento de nuestra economía”, comenta.
Para el comienzo de la guerra la contienda era desigual. Cerca de 2.500 hombres estaban vinculados al ejército de Chile, versus 8.000 de Perú. Tras la muerte de Prat, jóvenes de distintas ciudades, como Talca y Curicó, se sumaron al enrolamiento masivo.
“Ahí llegan las figuras de los batallones de Talca y de Curicó, el primero también compuesto por jóvenes estudiantes del Liceo de Hombres, hoy Liceo Abate Molina de Talca e incluso algunos profesores del mismo establecimiento, porque era un liceo que contemplaba la figura sólo de varones.
En esa época ellos sintieron que este acto heroico de Arturo Prat debiera también ser respaldado por los jóvenes de la época y defender su país, entonces hacia 1880 se comienza masivamente a establecer un desarrollo importante en esta guerra y el Batallón de Talca se traslada hacia la zona de Iquique”.
Maule heroico
Jóvenes estudiantes y profesores del hoy Liceo Abate Molina se unieron al Batallón Cívico de Talca en la Guerra del Pacífico, cuyo primer comandante fue José Silvestre Urizar, quien un 13 de enero de 1881 los lideró victoriosamente en la Batalla de Chorrillos.
“Estos jóvenes estudiaban y vivían en un contexto donde la exigencia académica era rigurosa… Para ellos no fue impedimento pensar en ir a una guerra por ser jóvenes”, relata el académico quien también destaca que en dichas batallas participó el Batallón de Curicó. En la actualidad se conmemora la participación de estos liceanos en la Guerra del Pacífico con calles y avenidas de la región bautizadas con los nombres de las batallas libradas, como ocurre en la ciudad de San Javier.
“Este no es el único hecho a resaltar en la historia de Chile desde Talca, ya que esta ciudad tiene mucha trascendencia en la proclamación de la Independencia de nuestra Patria en 1818, cuyo testimonio se encuentra en el Museo O’higginiano y de Bellas Artes de la ciudad…Es bueno rescatar esta historia, porque en el fondo genera identidad. Uno no espera que la historia esté escrita por aquellos vinculados a la capital, sino decir que acá también hubo participación y es parte de un patrimonio propio de la zona, en donde debemos destacar estas figuras”, explica Ortiz.
Identidad maulina
Si bien existe un álgido debate sobre el territorio anexado a Chile tras las Guerra del Pacífico, también relacionado con los reclamos limítrofes de Perú y la solicitud de una “salida soberana al mar” para Bolivia, llevados ante tribunales de La Haya, Ortiz subraya que algunas visiones sostienen que se trata de un territorio ganado en guerra, donde además murieron muchos soldados chilenos que dieron la vida por su patria.
Al consultarle por qué es importante contar esta historia desde contextos propios, el académico refiere que de esta manera es posible generar real identidad. “Es importante que los jóvenes se vayan interiorizando con las características de la ciudad y allí, con una educación escolar marcada en el rescate patrimonial, se pueda dar una transición de algunos años para que veamos a jóvenes de Talca reconociendo la importancia de su ciudad en términos históricos y no solo como una zona agrícola… Se debe trabajar en torno al patrimonio, revitalizarlo, así como en la formación ciudadana y cívica de los estudiantes. Así se podrá generar una identidad más contundente del talquino”.
Ortiz explica que es posible generar mayor identidad a partir de las recientes reestructuraciones del Plan Curricular que llaman a desarrollar contenidos de formación ciudadana. “Se debe poner énfasis con este tipo de enseñanza y contenido, donde se le aterrice la historia local a los estudiantes, con base en su entorno inmediato, porque esta misma Guerra del Pacífico la puede contar un profesor en Curicó y ahí anexar el relato heroico de la zona”, explica el académico, para quien es sumamente significativo revitalizar las características patrimoniales del entorno inmediato de los alumnos.