Sabiamente nuestras madres y abuelas cuando había que enfrentar situaciones complejas decían, hay que dejar que el tiempo pase o darle tiempo al tiempo. Sin duda, frente a lo que viene, pareciera ser un sano consejo.
Asimismo, se hace necesario repasar algunos errores del pasado, uno importante es que el modelo dejó pegadas las ganancias en la élite y del chorreo nunca más se supo. Sin lugar a dudas, esta es una de las causas principales del malestar.
Antes de Chicago la desigualdad del país también era bien pronunciada, sin embargo ésta, como que no molestaba tanto.
Como mayoría manda, más aún si esta es inmensa, es posible concluir que juntocon echar por tierra el tema de la polarización, de sopetón se acabaron los miedos, como fórmula de hacer política anticipatoria, anunciando desastres por doquier, incluso con la pandemia. No hay un mejor ejemplo o muestra palpable del grado de desubicación, desconexión y concentración de la elite, que los resultados de las tres comunas ya famosas y, que a su vez, concentran muchos recursos e indicadores de desarrollo, como son las únicas capitalinas donde ganó el rechazo, Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea.
Una masiva concurrencia pese al confinamiento y temor al contagio, con santa paciencia hizo las filas para aspirar a cambiar el país, que sentían como de unos pocos por “un país de todos”. La gran manifestación del 25 de octubre del año pasado y el resultado del reciente Plebiscito, demuestran que el pueblo de Chile se adueñó de su República, de su Nueva República y que ésta deberá ser una construcción de todos.
El resultado era previsible, como lo señalaron los medios internacionales. Quién iba a defender la constitución de Pinochet, así puesto en duro y después de tantos años con todos los cambios que han ocurrido en la sociedad. Así como en su oportunidad lo fueron las reformas socioeconómicas que este gobierno impulsara las que hicieron destacar a Chile en el concierto latinoamericano, hoy lo será un masivo y motivante esfuerzo de un proceso constitucional con gran apoyo e involucramiento de la ciudadanía, lo que le permitirá definir, si todo se encamina por la senda correcta, una democracia remozada con la gente participando desde la base misma en la construcción de la “Nueva República”.
A veces es mejor guardar silencio y no celebrar tanto, darle tiempo al tiempo como se decía al inicio. El país en el fondo se puede dar por satisfecho con un triunfo inclusivo que logró recuperar el ardor y fervor de la juventud por la política, lo que parecía una batalla perdida no lo era, no estaban muertos, sólo andaban de carrete.
La guinda de la torta, la paridad de género única en el mundo en un proceso constitucional como este.
La política dominante en Chile siempre ha surgido desde la elite y de un acotado espacio territorial, es decir de la capital, incluso el Frente Amplio proviene de esta elite capitalina y quién sabe, lo más probable es que varios de sus dirigentes también viven o provienen de las tres comunas del rechazo.
Ya viene siendo hora que la política sea más telúrica y creada desde los territorios y desde estos diferentes espacios poder dar cabida a un país diverso y por ende tener una política más representativa de éste y su diversidad. El proceso constitucional obliga a reflexionar, accionar y asumir decididamente éste importante desafío.
Diego Benavente