Palabras de saludo pronunciadas por Horacio Hernández Anguita, presidente de la Fundación Roberto
Hernández Cornejo, en el acto conmemorativo de los 40 años de la Biblioteca Pública Municipal de La Florida de Talca, realizado en el Salón de la Unidad Vecinal, el 18 de diciembre de 2024.
Estimados amigos y amigas presentes:
Con mucho agrado vengo a sumarme a la celebración de los 40 años de la Biblioteca Pública Nº 256 Municipal La Florida de Talca. Un conjunto de recuerdos aflora al rememorar el tiempo transcurrido, del que es testigo y actora, desde sus inicios, María Isabel Gavilán, alma vigorosa y entusiasta en la construcción de este espacio cultural, como servicio a los vecinos y la comunidad toda. Vaya pues aquí nuestro saludo.
Como Fundación Roberto Hernández Cornejo, a la que represento y presido, debo decir, que compartimos con este día de alegría, una feliz coincidencia: este 18 de diciembre, nace en Melipilla, Roberto Hernández Cornejo, mi abuelo. Nace él hace 147 años, él que es figura destacada de las letras nacionales, como periodista, en la historiográfica y su infatigable labor de bibliotecario y bibliófilo. Trabajó en la primera biblioteca pública del país, que fue creada el 27 de febrero de 1874, la Nº 1, de Valparaíso, hace 150 años.
Pues bien, mi abuelo Roberto se inició como “oficial primero” en octubre de 1917 y, desde abril de 1919, hasta 1953, fue el director y conservador de la Biblioteca que lleva el nombre de Santiago Severin, donante del edificio.
A propósito de coincidencias, antes de ingresar a esa muy querida biblioteca en Valparaíso, don Roberto, como fue conocido y apreciado en la ciudad puerto, escribió un artículo en el diario “La Unión”, cuyo título es “La Biblioteca Pública” con fecha – ¡fíjense en la fecha, otra coincidencia! -, 18 de diciembre de 1915, es decir, hace 109 años.
Escuchemos el encabezado de su reflexión:
Las Bibliotecas Públicas son en todas partes una de las instituciones más nobles del vivir contemporáneo y los gastos que demandan, proporcionan ciertamente utilidad general. Por la organización de las Bibliotecas Públicas, hasta coligen los viajeros el grado de cultura de los pueblos que visitan… Veamos. Estamos ante: 1. Una institución noble; 2. Que presta una utilidad general; que, por último, 3. Es indicadora del “grado de cultura de los pueblos”.
¿Qué celebramos, entonces, nosotros este día? En primer lugar, celebramos en esta Biblioteca Pública Municipal de La Florida, con la infinidad de lectores y usuarios en busca de libros a lo largo de estas 4 décadas, de trabajadores y cultores de expresiones literarias, artísticas o de saberes ancestrales del patrimonio local, celebramos, digo, a una de las instituciones más “nobles” y queridas de Talca. Sí, es una institución noble que ennoblece, porque abre horizontes, despierta imaginación, hace germinar el pensamiento y la creatividad. ¡Institución noble!
¡Qué legítimo orgullo debemos tener al celebrar, donde el recuerdo agradecido de personas es relevante, pues las instituciones se fundan en las personas!
En segundo lugar, esta institución noble, presta “una utilidad general” en el sentido de prestar un servicio al bien común, a la comunidad. No es el interés particular el que prima, sino el interés general por saber más, indagar la verdad del conocimiento, por aprender, compartir, apoyarse mutuamente, por acceder a las fuentes de autores y maestros, o a documentos, por medios digitales y tecnológicos, ello, para que nos hagan descubrir la amplitud del universo, nos adentren en los enigmas del mundo y de la historia, de los
oficios, de la belleza y el bien o las luchas por las causas de la justicia y vida equitativa ciudadana, la participación democrática y la conciencia viva de nuevas generaciones, las inquietudes religiosas. Es, sencillamente, de pura “utilidad general”, el acercar a los niños, las familias y ancianos, a los trabajadores y trabajadoras de toda condición, a las letras, la cultura, a las hermosas manifestaciones del sentir como las sencillas obras de artesanas y artesanos.
En fin, la utilidad general consiste en promover y poner en valor estas expresiones del espíritu humano, y llevarlo hacia sus más altas manifestaciones y realizaciones libres.
En tercer y último lugar, se nos dijo que, por las bibliotecas públicas, “se conoce el grado de cultura de los pueblos”. Eso nos plantea enormes desafíos que apelan a la conciencia ciudadana. ¿Son prioridad hoy por hoy las bibliotecas públicas en el país? ¿Se las reconoce y valora en su misión que se lleva a cabo en forma oculta y sin estridencias? ¿Se le asignan los recursos indispensables para labor tan noble? Considero que aquí estamos muy al debe.
Pues no se advierte en los conductores sociales, ni en la ciudadanía, un aprecio por esta institución noble. Falta mucho para descubrir “la utilidad general” que las bibliotecas procuran en razón del bien, la dignidad humana y la cultura. Estamos, todavía, lejos de elevar nuestra andadura de habitantes. ¿Por qué nuestro lenguaje cotidiano es pobre en vocabulario, trivial y en muchos casos procaz? ¿A qué se debe que, en la política, el espectáculo o la vida cotidiana, se haga recurra sin desparpajo al bajo nivel, con expresiones irreflexivas, precipitadas e insultos, donde la ramplonería campea y malogra lo delicado?
Acaso sea, estimados amigos, a que hemos perdido el sentido y valor de poner en la jerarquía que corresponde, lo que es la utilidad general…
Así pues, nos renovamos y animamos en este día de fiesta. Pues, hace 40 años, el 18 de diciembre de 1984, nació esta noble institución, que ha permanecido ininterrumpidamente, con grandes sacrificios y adversidades –¡que lo cuenten María Isabel, sus colaboradores y amigos! -, ha permanecido, digo, prestando un servicio invaluable: ser el semillero de cultura y grandeza de espíritu de hombres y mujeres en La Florida y comuna de Talca.
¡Gracias, querida María Isabel y todos quienes han sido protagonistas de esta sublime tarea!
Horacio Hernández Anguita
Fundación Roberto Hernández Cornejo