CAUQUENES.- En el Campo Experimental INIA Cauquenes se montó este ensayo de ecotipos de alfalfa donde se evalúa tolerancia a la sequía en diferentes ambientes, excesos de salinidad, tolerancia al pastoreo, además de estudios de rendimiento, desarrollo vegetativo, floración, altura de planta, crecimiento invernal, materia seca, sobrevivencia de plantas.
Son una serie de parámetros que entregarán una completa caracterización morfológica y agronómica de las alfalfas donde no sólo se evalúa aspectos relacionados con estrés hídrico, sino también tolerancia al frío y a la salinidad. Se evalúa variedades y ecotipos de alfalfas de corta dormancia, resistentes al pastoreo, resistentes al frío y a la salinidad del suelo.
Además de esta unidad demostrativa, algunas de estas alfalfas fueron establecidas en predios de los productores en la zona del secano interior de la región del Maule y del secano de precordillera de la región de Ñuble para su validación.
La iniciativa forma parte de los proyectos “Uso de cultivos naturales o ancestrales para el desarrollo de cultivares de alfalfas tolerantes al estrés hídrico y su extensión a agricultores de subsistencia en Kazakhstan, China y Chile” financiado por Global Crop Diversity Trust a través del Ministerio de Agricultura de Australia y “Estudio del potencial de germoplasma nativo de Alfalfa, para mejorar la tolerancia a estrés hídrico” financiado por Fondecyt.
El equipo de trabajo lo lidera el Dr. Carlos Ovalle Molina y lo integran Soledad Espinoza, Luis Inostroza, Viviana Barahona y Jorge Ivelic-Sáez, además de científicos de las Universidades de Talca como Alejandro del Pozo, la rizobióloga Macarena Gerding de la U. de Concepción e investigadores de Kazajstán, Mongolia Interior y Australia a través del Instituto de Investigación y Desarrollo de Australia.
La contribución del INIA a través de estos ensayos es evaluar líneas de alfalfa con antecedentes relativos de cultivos silvestres para la adaptación a entornos estresantes afectados por el cambio climático.
La iniciativa tiene como propósito evaluar y validar estas variedades resistentes que beneficien a los pequeños agricultores, quienes en su mayoría viven en entornos marginales de producción de alimentos.
También existen otro tipo de evaluaciones más específicas a cargo del equipo de la Universidad de Talca que lidera el Dr. Alejandro del Pozo. Por ejemplo, evaluaciones sobre la fisiología de las plantas, efecto del sol, cierre estomático, entre otros.
Además, se está desarrollando un trabajo con los microorganismos que están presentes en las raíces de las alfalfas, un rizobio y que es el responsable de captar Nitrógeno del aire e incorporarlo al suelo, mejorando progresivamente la fertilidad natural de éste. Esta línea se encuentra a cargo de Macarena Gerding, rizobióloga de la U. de Concepción.
Recordemos que previamente se hizo un proceso de colecta de materiales genéticos provenientes de diversos ecosistemas del mundo que presentan problemas severos de cambio climático y sequía. Estos lugares fueron Kazakhstan, Mongolia Interior, sur de Australia, China y norte de Chile.
Por ejemplo, las alfalfas que se colectaron en el altiplano, tienen la característica de soportar aguas pesadas y suelos con mayor cantidad de minerales. En el caso de la Patagonia, las plantas tienen la capacidad de soportar bajas temperaturas y en el caso de la localidad de Cauquenes y Valparaíso, los ecotipos de alfalfa soportan estrés hídrico.
Viviana Barahona, ingeniero agrónomo a cargo de la transferencia y extensión de esta iniciativa explica que estas mediciones se realizan directamente al aire libre, es decir, en el potrero.
INIA investiga este importante recurso forrajero como parte de un sistema pastoril, que junto a un sinnúmero de otras especies vienen a cumplir el mismo propósito: mejorar la pradera y otorgar una alternativa más al productor dedicado a la crianza de ganado.
Carlos Ovalle Molina, director de este proyecto afirma que; “con este tipo de ensayos se esperar realizar un aporte científico a los programas de mejoramiento de alfalfa para zonas con marcado déficit hídrico, y generar un impacto productivo en la cadena forrajera en zonas del secano Mediterráneo de nuestro país”.
Las primeras lluvias caídas favorecieron el rebrote de las alfalfas, lo que mantiene muy contento a los equipos técnicos. El gran plus que tiene la alfalfa, explica la ing. Agr. Viviana Barahona, “es que subsiste varios meses de sequía, y al recibir las lluvias de otoño e invierno, rebrota desde su corona, que es una estructura de reserva de la planta, produciendo gran cantidad de tallos y hojas”.
A pesar de las limitaciones para trabajar en campo, el programa del proyecto no se detiene y la idea es ampliar la base genética para continuar con otras introgresiones que permitan enfrentar los retos del futuro.
La unidad demostrativa establecida con 70 ecotipos de alfalfas actualmente recibe labores de mantención, fertilización y en la medida de lo posible, se continúa con las mediciones en terreno a cargo de los diferentes especialistas.