Una emocionante despedida recibió el querido médico cardiólogo Patricio Maragaño Lizama.
Tras una misa que repletó la Catedral de Talca el cortejo fúnebre con el cuerpo del destacado médico recibió cariñosos aplausos de los funcionarios hospitalarios en su paso por el recinto de 1 norte, camino a su incineración en Teno.
Muy similar al dolor de un golpe directo al corazón resultó la dura noticia de su muerte la medianoche de este domingo en la UCI del Hospital de Talca, donde se desempeñaba como jefe de Hemodinamia, área que impulsó con gran dedicación desde la llegada del primer y hasta ahora único angiógrafo en el Maule, en septiembre de 2006, irónicamente el mismo mes en que falleció a causa de una hemorragia subaracnoidea, una emergencia cerebral que se detecta con el equipo tecnológico que en los últimos 17 años le permitió al doctor Maragaño salvar miles de vidas.
Reconocido por su excelencia profesional, su calidad humana y un gran compromiso con el desarrollo de la salud pública regional.
LOS USUARIOS EN EL CENTRO
Su repentina partida doce días después de cumplir 57 años, impactó con fuerza a su familia, su esposa y tres hijos, dos de ellos médicos y una tercera que cursa igual carrera en la UCM, casa de estudios donde como docente al igual que como cardiólogo intervencional del centro asistencial de 1 norte, resaltan su extraordinaria vocación de servicio en la formación de nuevas generaciones y en la preocupación por los enfermos.
Oriundo de Fresia, titulado de la Universidad de Concepción, con un recordado paso por el Hospital Militar, se subespecializó en España y se mantuvo en constante capacitación, conocimientos que con empatía puso a disposición de mejorar la calidad de vida de los pacientes, priorizando siempre la atención hospitalaria por sobre los dividendos de la consulta particular. Muestra de su afán por estar a la vanguardia es el aprendizaje de la técnica TAVI obtenido recientemente en el Bío Bío.
Su entrega por hacer el bien a otros también se conoció con su activa participación en los operativos cardiológicos realizados en comunidades con menor acceso a ese tipo de prestaciones. Electroclub y ASENF contaron con sus significativos aportes.
LEGADO
Su intachable trayectoria de más de 30 años la dedicó con pasión y rigor a luchar contra las enfermedades cardiovasculares, primera causa de fallecimiento en Chile.
Su grupo de trabajo en la unidad de Hemodinamia del hospital de Talca se niega a aceptar la ausencia de su liderazgo. La enfermera Cristina Cerro, quien lo consideraba un hermano mayor, ante el enorme vacío que proyecta en la cardiología regional, prefiere creer que “está de viaje en su velero”. El técnico Víctor Luna, también amigo y compañero de mil batallas, como le decía Maragaño, se consuela con su influencia: “sus consejos como un papá, el profesionalismo con una sonrisa. Nos queda su enseñanza que siempre se puede dar más y ser mejor”.
En esa línea, su colega Luis Sepúlveda de la SOCHICAR lo define como un buen hombre y gran cardiólogo. “Ser buenos médicos y personas es la mejor manera de recordarlo”, se resigna.
No son pocas las personas que agradecen estar vivas gracias al rescate a tiempo de la eficiente y empática atención del doctor Maragaño, hombre amante del mar, el fútbol, la moto, los perros y el tabaco.
El Maule pierde a un gran funcionario público. Nos deja con el desafío de honrar su obra concretando pronto el proyecto para adquirir un nuevo angiógrafo, un anhelo del que estaba muy pendiente de su avance en el GORE, debido a la urgencia de dar respuesta a la creciente demanda de usuarios de su especialidad.
Por sus sobresalientes cualidades, merecidamente, este lunes miles de personas le brindaron un último adiós en agradecimiento a su inmenso legado que muchos aún no logran dimensionar.
Redacción:
Darwin Sobarzo F.
Periodista en temas de Salud